Escasamente viable
Mariano Rajoy y Artur Mas son prisioneros de las decisiones que han tomado
A partir del sondeo de Metroscopia publicado en EL PAÍS el pasado domingo, Patxo Unzueta hacía este jueves (Duda Escocesa) unas reflexiones sobre la consulta programada para el 9 de noviembre por la Generalitat de Cataluña, subrayando que la opción preferida por los ciudadanos, mayor autonomía sin poner en cuestión la unidad del Estado (38%), al no figurar en las dos preguntas a las que se tendrá que dar respuesta, viciaría de alguna manera el resultado de la misma. La mayoría que se expresara en el referéndum, en el caso de que llegara a celebrarse, sería la expresión política desvirtuada de la sociedad catalana. Lo razonable, en su opinión, sería que se sometiera a referéndum no la secesión, sino un acuerdo entre el Gobierno de la nación y el de la Generalitat sobre una autonomía reforzada dentro de la Constitución, que podría plasmarse después en una reforma del Estatuto. De esta manera se podría suscitar la adhesión de una mayoría que fuera realmente expresiva del conjunto de la sociedad catalana.
Encuentro plenamente razonable la propuesta. El único problema es que no veo cómo puede llevarse a la práctica. Porque ya se ensayó con la reforma del Estatuto de autonomía de Cataluña. En el acuerdo sobre una autonomía reforzada dentro de la Constitución fue en lo que consistió la reforma del Estatuto de autonomía de 2006. Reforma que se hizo respetando tanto la Constitución como el Estatuto de autonomía. Se aprobó por el Parlamento catalán con una mayoría de más de dos tercios; se negoció el texto aprobado con la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, introduciéndose en el curso de la negociación importantísimas modificaciones; se aprobó el texto negociado por las Cortes Generales y se sometió a referéndum del pueblo de Cataluña con un resultado favorable superior al 75%.
Fue la negativa del PP a participar en la negociación de la reforma estatutaria y la posterior interposición de un recurso de anticonstitucionalidad la que condujo a que el acuerdo entre el Parlamento de Cataluña y las Cortes Generales aprobado en referéndum quedara hecho añicos. De esta manera se cerraba la vía de la autonomía reforzada dentro de la Constitución, abriéndose la puerta a la opción independentista, en la que estamos instalados desde el 28 de junio de 2010, en que se hizo pública la Sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010.
¿Es posible hacer abstracción de lo ocurrido entre 2006 y 2014 y poner en marcha de nuevo un proceso de negociación a fin de alcanzar una autonomía reforzada para Cataluña dentro de la Constitución? ¿Se atrevería alguien siquiera a proponerlo? Hemos llegado a una situación disparatada a la que nunca deberíamos haber llegado. Tengo la impresión de que tanto Mariano Rajoy como Artur Mas están arrepentidos de haber dado pasos que los han conducido, como escribía ayer Fernando Vallespín, a perder el liderazgo en este terreno. Ambos son prisioneros de las decisiones que han tomado. De ahí las escasas esperanzas en el resultado de su reunión del próximo miércoles.
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