Interior releva al jefe de los antidisturbios de Madrid por los fallos del 22-M
Cosidó admite que hubo problemas de coordinación y comunicación durante la manifestación "Se constató una escalada de violencia a la que nunca nos habíamos enfrentado" “La información no llegó y se produjo un número intolerable de agentes heridos”
Poco más de tres meses ha estado en su puesto el responsable de los antidisturbios de Madrid, Javier Virseda. El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha decidido que este jefe de las Unidades de Intervención Policial (UIP) es quien debe asumir toda la responsabilidad por “los fallos de coordinación, comunicación y ejecución” que se cometieron en los disturbios del 22 de marzo en Madrid. Esos fallos, según Cosidó, provocaron que se produjese “un número de heridos inaceptable”.
Un mes después de esos hechos, que terminaron con 101 heridos —67 policías y 34 manifestantes— al final de la Marcha por la Dignidad, el responsable de la policía se reservó para su comparecencia en el Congreso el anuncio del relevo policial junto a la promesa de reestructuración de todo el operativo de fuerzas policiales antidisturbios con material de protección más consistente que el actual.
“Una violencia que nunca antes hubo”
El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, quiso escenificar la violencia contra la policía, “que hasta el momento nunca antes había tenido lugar”, mostrando las consecuencias. “Los diversos puntos de sutura en la cabeza de varios funcionarios, las contusiones, las fracturas entre nuestros policías, los daños en un gran número de vehículos policiales, las roturas de cascos, chalecos y escudos hablan por sí solas de la agresividad de los integrantes de estos grupos marginales”, señaló Cosido. Ante los parlamentarios de la comisión de Interior, el director general de la policía fue mostrando los daños ocasionados por esas agresiones. “Este”, dijo mostrando un casco de policía antidisturbios, “tiene una visera de protección de más de 4 milímetros, y hace falta una piedra o un adoquín de mucho tamaño para romper esa protección, pueden observar que siendo una cobertura especialmente diseñada para aguantar todo tipo de golpes sufrió numerosos desperfectos. Hay que imaginarse que aquí está la cabeza de un policía”.
Luego sacó un escudo con el que se protegen los antidisturbios para que los parlamentarios vieran “la brutalidad que tuvieron que sufrir los policías esa noche”. Y para terminar mostró un chaleco. “Y también aquí”, explicó, “podrán observar cómo con objetos punzantes son capaces no de perforar, pues es un chaleco especialmente preparado, pero sí de romper la protección del chaleco por la espalda con objetos absolutamente cortantes y contundentes. Si no fuera por la calidad de este chaleco hubiéramos tenido probablemente que lamentar algún daño mayor en nuestros policías”.
La destitución significa muy poco para la oposición, que no considera adecuado el relevo de Virseda cuando por encima de él figuran el comisario general de Seguridad Ciudadana, Florentino Villabona, y el jefe de las Unidades de Intervención Policial de toda España, José Miguel Ruiz Igusquiza, cuyas destituciones habían pedido los sindicatos policiales. Virseda mostró su sorpresa al no comprender el porqué de su destitución, según su entorno.
Durante casi cuatro horas, el director general narró su versión de los hechos, de los que se dedujo que no hay razones para tomar “medidas disciplinarias”. “No hubo fallo en el diseño del operativo, pero sí hubo algunos fallos de coordinación y comunicación en el transcurso de los acontecimientos que impidieron que llegaran a la policía las informaciones adecuadas”, señaló Cosidó, que destacó la extremada violencia, “sin precedentes”, de cientos de manifestantes, “con tácticas de guerrilla urbana”, junto a miles y miles de ciudadanos “pacíficos”, según precisó.
Si el director general no encontró precedentes en la violencia empleada por los ultras, tampoco los hay en el imponente despliegue policial, según informó el propio director general: 1.700 agentes. El problema fue que los agentes no estaban en el lugar adecuado ni se les llamó para que fueran donde hacían falta. “Hubo fallos de comunicación en el transcurso de los violentos altercados, que impidieron trasladar las decisiones de forma cohesionada, de manera que un grupo de policías quedó aislado y hubo un número de heridos inaceptable”. Sin embargo, cientos de policías distribuidos por otras zonas no tuvieron nada que hacer porque la marcha fue pacífica.
Una reordenación de los operativos policiales y la compra por valor de medio millón de euros de equipos de protección, son otras de las consecuencias de estos incidentes. Se han encargado 300 escudos más resistentes y 800 cascos, junto a chalecos antitrauma y espinilleras. Los violentos se ensañaron en golpear a los policías en las piernas, sin protección, según Cosidó.
Una de las preguntas que estuvo presente en la comisión del Congreso fue por qué la policía apenas había utilizado material antidisturbios si se compara con otras situaciones de mucha menor violencia. “Hubiera sido contraproducente, porque se hubieran podido causar daños a manifestantes pacíficos”, argumentó el director general. El material utilizado se limitó a 174 salvas de fogueo, 126 pelotas de goma y tres botes de humo. En los planes de Cosidó está la creación de un grupo de intervención inmediata que acuda en auxilio de otros policías cuando estén en situación de peligro, como ocurrió el 22-M
La oposición apoya a la policía y ataca al Gobierno
Fallos en la planificación, ejecución y comunicación del plan para hacer frente a los problemas que se pudieran producir en esa gran concentración, fueron denunciados por la oposición, a la que le pareció del todo insuficiente la destitución de un mando medio policial. La policía tuvo el apoyo de la oposición, que condenó sin paliativos a los violentos, aunque pidió que las fuerzas de seguridad extremen el trato con los ciudadanos que se manifiestan pacíficamente.
Antonio Trevín (PSOE). "El director general habla mucho de orden público y poco de derechos y libertades". Además de los fallos de ejecución y comunicación, el socialista criticó al Gobierno por los errores de planificación. "Falló la inteligencia", señaló. Se interesó Trevín por los dos manifestantes pacíficos que perdieron uno un testículo y otro un ojo, y sacó otro asunto: "El ascenso de hace unos días del jefe de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de Madrid a Jefe Superior de Policía en Ceuta, mandando el mensaje equivocado de que el 22-M lo hizo bien".
Ricardo Sixto (Izquierda Plural). "Lo que de verdad necesitan las Unidades de Intervención Policial es el cambio de los mandos". Si no se produce, su grupo pedirá la dimisión de Cosidó.
Toni Cantó (UPyD)."¿Ese señor (Javier Virseda) actuó por su cuenta? ¿La única responsabilidad es la cabeza que nos ha puesto usted en bandeja?", preguntó el diputado de UPyD. Para él, la responsabilidad más directa es la de sus dos superiores; uno de ellos, responsable de incidentes por cargas policiales, para muchos excesivas, de otras manifestaciones.
Emilio Olabarria (PNV). "Cuando usted era portavoz de Interior en la oposición, pedía la dimisión del ministro y de los mandos como usted por muchos menos", le dijo a Cosidó el diputado del PNV.
Feliu Guillaumes (CiU). "Si se considera violentos a los independentistas porque llevan esteladas, yo soy violento", dijo este diputado. Cosidó, al mencionar a los grupos antisistema, había introducido a "independentistas con esteladas".
Joan Tardà (ERC). "Algunos policías son gentuza que odia a los catalanes", dijo Tardà al dejar su testimonio de que policías han insultado en ocasiones a manifestantes catalanes. Cosidó le recriminó y Tardà apostilló que eran "algunos, solo algunos".
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