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Las instituciones del Estado ordenan el protocolo para homenajear a Suárez

El último parte señala que la situación del expresidente se mantiene en las últimas horas

Francesco Manetto
Laura Suárez, hija del expresidente, a su llegada a la clínica Cemtro.
Laura Suárez, hija del expresidente, a su llegada a la clínica Cemtro.JuanJo Martin (EFE)

La vida de Adolfo Suárez “se apaga lentamente”, afirmó ayer Pedro Guillén, fundador de la clínica Cemtro de Madrid, donde permanece ingresado desde el pasado lunes el expresidente del Gobierno. “El paciente ha sufrido un empeoramiento neurológico progresivo que se mantiene en las últimas horas”, informó un parte médico emitido anoche, cuando todos seguían pendientes del “desenlace inminente” anunciado el viernes por Adolfo Suárez Illana, hijo del que fue uno de los arquitectos de la democracia española. Una situación que congela sus últimas horas en una instantánea que mezcla intimidad, tristeza y agotamiento.

La imagen a la vista de todos recogía la espera de los familiares, las visitas de algunos allegados y una enorme expectación mediática. Lo que no se ve es la cocina del Estado, en la que desde primera hora de ayer se planeaba el dispositivo para homenajear al exjefe del Ejecutivo, de 81 años: unos preparativos para los que solo hay un precedente en la despedida del expresidente Leopoldo Calvo Sotelo, en 2008.

Por la mañana, se celebró en el Congreso de los Diputados una reunión para establecer el protocolo de los actos. Fuentes parlamentarias confirmaron que la Cámara baja se está organizando para acoger la capilla ardiente de Adolfo Suárez una vez que se produzca su fallecimiento, siempre que la familia del expresidente del Gobierno (1976-1981) así lo solicite. En cualquier caso, las instituciones implicadas, esto es, el Parlamento, La Moncloa y La Zarzuela, ya se están preparando para honrar a Suárez.

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Tal y como sucedió tras el fallecimiento de Calvo Sotelo, está previsto que el Gobierno decrete luto nacional y se está disponiendo una recepción de Estado en el Congreso, donde se instalaría durante un tiempo aún sin determinar el féretro de Suárez una vez abandonada la clínica y, si la familia lo desea, tras el paso por su domicilio. Las autoridades, encabezadas por el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, y el presidente del Senado, Pío García-Escudero, serían recibidas por Jesús Posada y, debido a la estrecha relación del Adolfo Suárez con don Juan Carlos y el papel que ambos desempeñaron durante la Transición, es posible que el Rey acuda a la capilla ardiente desde el primer momento. También está previsto que participen representantes del poder judicial, como los presidentes del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos y el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Supremo, Carlos Lesmes. Este dispositivo contempla, tras la visita de las autoridades, el acceso del público al Congreso de los Diputados para rendir homenaje al expresidente. Los actos de homenaje terminarían, al cabo de unos días, o incluso de una semana —en función de lo que disponga la familia—, con la celebración de un funeral de Estado en la catedral de la Almudena, en Madrid.

“Estamos en manos de Dios”. Así, sin poder ofrecer más detalles, describía la situación Fermín Urbiola, portavoz de los Suárez Illana, a última hora de la tarde. El estado del expresidente, que se precipitó drásticamente la madrugada del viernes, empeoró progresivamente a lo largo del día, “tal y como se anunció ayer [por el viernes] respecto a la evolución y pronóstico de la situación clínica”, se recoge en el parte médico firmado por la responsable de los servicios de medicina interna, la doctora Isabel de la Azuela.

Suárez recibió, tanto el viernes como ayer, la visita de su confesor habitual, el cardenal Antonio Cañizares. También acudió a la clínica el padre Ángel, de Mensajeros por La Paz, quien destacó ante los periodistas el clima de serenidad con el que los familiares viven estos momentos. Adolfo Suárez Illana anunció el viernes que el “desenlace" era "inminente", después de que el expresidente ingresara el pasado lunes en la clínica Cemtro de Madrid con un problema respiratorio relacionado con la enfermedad de Alzheimer que padece desde hace años y por la que perdió la facultad de reconocer incluso a sus allegados. Respetando el deseo que manifestó en su día Suárez, su hijo comunicó la situación tanto a don Juan Carlos como al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. También precisó que se le han "administrado los Santos Sacramentos y está en paz”. Mientras España se preparaba para despedir a Suárez, anoche seguía la espera.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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