“Los paraísos fiscales me enfurecieron”
El exfiscal Anticorrupción se presenta a las primarias por el joven partido de izquierdas Podemos
Pregunta. Nació usted en una época muy distinta a la actual.
Respuesta. Crecí en El Palo, que entonces era una barriada de Málaga. Era una sociedad empobrecida sin servicios ni ayudas; había gente que vivía aun en cuevas. El descubrimiento de la pobreza me lleva a preguntarme: ¿qué alternativas hay para superar esto?
P. ¿Dónde estudió Derecho?
R. Mis padres no pudieron costear mis estudios en otra ciudad. Fui alumno libre y cada junio iba a Granada a examinarme.
P. ¿En qué momento descubre el compromiso social?
R. Mientras estudiaba conocí a un famoso teólogo que hoy no recuerda nadie, José María González Ruiz. En Málaga cumplía una labor fundamental con los jóvenes que tenían dificultades para abrirse camino. Él me descubrió lo que significaba ser creyente, que entonces lo era.
P. ¿Ya no lo es?
R. No. Durante un tiempo mi mujer y yo participamos en grupos cristianos progresistas. Hasta que llegó un punto en que perdí la fe, no pudimos seguir creyendo...
Perfil
Carlos Jiménez Villarejo nació en Málaga hace 78 años. De familia humilde fue militante comunista. Siendo fiscal se querelló contra Jordi Pujol por el escándalo de Banca Catalana, finalmente sobreseído. Durante sus años como Fiscal Anticorrupción se midió con los bajos fondos del poder. Ahora se presenta a las primarias al Europarlamento de Podemos, un partido de izquierdas que defiende una democracia representativa.
P. ¿Ya no cree en Dios?
R. No lo sé, yo creo que no. Soy agnóstico, mantengo un distanciamiento total con la fe y con la Iglesia Católica.
P. Militó en un partido comunista.
R. En el Partido Socialista Unificado de Cataluña, pero no nos identificamos con el comunismo soviético. Creí en un eurocomunismo con derechos y libertades.
P. Sufrió un castigo en los últimos años del franquismo.
R. Me marcó descubrir la tortura impune, que empecé a ver de cerca en los juzgados. La gota que colma el vaso es cuando pido el procesamiento del jefe de la policía política en Manresa (Barcelona). Me trasladan forzosamente a Huesca.
P. Cuando salta el escándalo Gürtel o los papeles de Bárcenas, ¿siente añoranza de sus años como fiscal anticorrupción?
R. No, aunque me produce una gran satisfacción ver que ahora hay más capacidad y mejor respuesta en la lucha contra la corrupción. En la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca, por ejemplo, trabajan estupendamente.
P. Procesó a Mario Conde...
R. A Luis Roldán, a Jesús Gil... Y descubro la delincuencia financiera, que coloca capitales obtenidos ilícitamente fuera del alcance de las autoridades. Los paraísos fiscales me enfurecieron.
P. ¿Recuerda algún caso en particular?
R. En 2000 cuando descrubrí que el Banco Bilbao Vizcaya tenía en la isla de Jersey una filial con centenares de cuentas cuyo titular no estaba acreditado. No logramos que nos dieran sus nombres.
P. ¿Ve más intención ahora que entonces en acabar con los paraísos fiscales?
R. No. Soy muy escéptico.
P. Usted fue uno de los primeros fiscales que obligó a declarar a un político, Jordi Pujol.
R. Sí, y nunca me perdonó. Al final, cuando estaba a punto de irme como fiscal jefe, me saludó. Pero con la boca pequeña.
P. Con 78 años se presenta a las primarias de candidatos al Parlamento Europeo de un joven partido de izquierdas, Podemos.
R. Es una forma de mantener mi compromiso político. Podemos representa una nueva forma de hacer política. Es una iniciativa ciudadana que reclama una democracia representativa de la que nadie se acuerda nunca.
P. ¿Y cuál sería su objetivo si lograra escaño?
R. Recuperar el espíritu fundacional de la Unión Europea que ha caído en manos del poder oligárquico que ha originado las desigualdades más graves.
P. ¿No hubiese sido más interesante presentar un único candidato por todos los partidos de izquierdas?
R. Mucho más provechoso y el resultado hubiese sido más contundente. Ha habido diálogo con Izquierda Unida pero se ha frustrado. Las estructuras de los partidos son muy burocráticas, en IU también.
P. ¿De dónde se siente usted?
R. Catalán y español. La solución al problema catalán es un modelo de estado federal con Cataluña integrada. Y, si puede ser, una España republicana, pero eso ya es más complicado. Me opondría a una segregación, me parecería insolidario y una traición a los pueblos de España.
P. Su hermano José, que fue magistrado del Supremo, decía antes de fallecer que la muerte no le producía terror. ¿A usted?
R. A mí sí, me inquieta el vacío, la nada que se va a hacer tras la muerte.
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