Marruecos promociona sus reformas como el mejor referente del Magreb
Mohamed VI exporta su modelo en una larga gira por países subsaharianos
El rey Mohamed VI de Marruecos está en campaña. No electoral pero sí de imagen y estratégica. Peculiar, compleja y en varios frentes, sobre todo internacionales, pero campaña. En España, mientras, se extiende la sensación de que el vecino del sur colabora poco para evitar el problema de la inmigración que se focaliza sobre Ceuta y Melilla, pero las autoridades ponen el acento público en animar el mensaje de que la cooperación es máxima y eficaz para intentar frenar el asunto en origen. Y esa será la clave que se repetirá en el orden del día de la primera comisión mixta bilateral que se celebrará el 26 de marzo en Tánger entre ambos Ministerios del Interior.
En España, el ministro Jorge Fernández se ha puesto deberes para esa cita: impulsar el acuerdo mutuo firmado en 1992 —y nunca ejecutado— que incluye en su artículo 11 la readmisión inmediata de los irregulares. No quiere llamarle “devolución en caliente”.
En Marruecos es difícil encontrar un cargo de máximo nivel que se pronuncie sobre el problema de fondo que está sucediendo este año en su frontera norte. Tampoco hay muchas oportunidades para preguntar. Los medios, cuando recogen alguna noticia al respecto, ni la destacan demasiado ni le dan un enfoque marroquí, excepto para resaltar que se han frenado más pateras que nunca. Sobre la tragedia ocurrida hace un mes en Ceuta, con la muerte de 15 inmigrantes, algunos de cuyos cuerpos aparecieron en su orilla, no se ha ofrecido explicación sobre el comportamiento de los gendarmes locales. Tampoco existe una gran presión demandando esa versión en contra de lo que sucede en España.
A la regularización en marcha se suma el primer retorno voluntario pagado
Lo que sí están promocionando bastante las autoridades en Marruecos han sido dos medidas inéditas sobre inmigración que se han puesto en marcha en estos dos primeros meses de 2014. Una comenzó el pasado 1 de enero y es la primera regularización de inmigrantes irregulares en un país africano. Otra se conoció este viernes y tiene que ver con la primera ocasión en la que se financiará desde un país de este continente el retorno a sus naciones de origen de algunos de esos inmigrantes irregulares. Según el convenio firmado con la Organización Internacional de Migraciones (OIM), el billete de regreso a su casa se le proporcionará a unos 1.000 inmigrantes: ayuda administrativa o médica, visa y asesoramiento en el aeropuerto. Se calcula que este programa de retorno voluntario supondrá unos 2.600 euros por persona, que financiarán España, Bélgica, Holanda y Suiza. El criterio de selección lo hará la OIM, según su gravedad.
La regularización especial tiene de plazo para ejecutarse hasta finales de año, exige unos requisitos muy duros y presenta algunas lagunas sin resolver, como la escolarización de sus hijos. Pero ha provocado ya reacciones interesantes. Ya son 12.034 personas las que han solicitado su aplicación, aunque se están concediendo a cuentagotas. Y desde el Gobierno marroquí se está usando para promocionar su marca como un país diferente del Magreb, más moderno y moderado, que realiza “esfuerzos inusuales”.
Lo hizo así hace unas semanas el ministro para la Emigración, Anis Birou, cuando lanzó esta idea como un proceso para dar a los inmigrantes “los mismos derechos y deberes que a los marroquíes, para ayudarles a integrarse en la sociedad”. Y fue Birou el que avanzó la cifra de que podrían existir unos 40.000 inmigrantes irregulares esperando esa oportunidad. Pero el ministro reclamó también más implicación de la Unión Europea para desincentivar la travesía de la muerte hacia el Mediterráneo.
Este pasado viernes, en Génova, en una reunión del consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la ministra delegada para Asuntos Exteriores, Mbarka Bouaida, llegó a calificar como “pioneras y valientes” esas políticas migratorias de Marruecos y demandó a la ONU que corone la inmigración como asunto central en la agenda a discutir en 2015.
Todo este plan ha coincidido en el tiempo con el mayor viaje realizado nunca por el monarca alauí, Mohamed VI, por el continente africano. El rey empezó el periplo el 18 de febrero y en tres etapas lo ha terminado esta semana tras pasar por Malí, Costa de Marfil, Gabón y Guinea. Ha firmado más de 40 acuerdos y ha promocionado un modelo, y no solo económico. También político, fundamentalmente religioso, con un islam posible y moderado, y con un objetivo geoestratégico.
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