Los dos principales partidos apuestan por cambiar el sistema tributario tras la crisis
Las deducciones y desgravaciones del sistema tributario español superan los 38.000 millones
Entre las vergüenzas que la crisis ha destapado en España está la fragilidad del sistema tributario. El modelo fiscal es ineficaz y recauda mucho menos que los de los países de nuestro entorno (los ingresos tributarios de España ascienden al 31,4% del PIB, ocho puntos menos que en los países de la zona euro).
A esto se añade que el fraude fiscal también es más alto que en los países más desarrollados. Esta merma de recursos públicos agrava el problema del déficit y la deuda y repercute en la actividad económica.
España cuenta con un sistema tributario cuajado de desgravaciones, deducciones y exenciones. Los beneficios fiscales en todos los impuestos superan los 38.000 millones: uno de cada cinco euros que tendrían que ingresar en las arcas públicas se escapa por alguno de los agujeros de las deducciones, que convierten al sistema fiscal español en una especie de queso gruyere.
Con el fin de evitar esta sangría, el Gobierno del PP prepara una reforma del modelo tributario. Ha creado una comisión de expertos para que diseñen el nuevo sistema y lo presenten en el primer trimestre del próximo año. El presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ya avanzó este verano que entonces podrá anunciar las primeras bajadas de impuestos para que entren en vigor en 2015, año electoral.
El grupo de expertos, liderado por Manuel Lagares, que también dirigió el equipo que diseñó la reforma de las pensiones, planea ensanchar las bases imponibles de los tributos (eliminar deducciones) y bajar los impuestos de la renta y de sociedades. La idea que estudia el Gobierno pasa por reducir tramos en el IRPF, bajar los tipos marginales y subir el mínimo exento. En el impuesto de sociedades plantea bajar el tipo máximo del 30% a cambio de suprimir desgravaciones.
A primera vista, las tesis del Gobierno tienen ciertas similitudes con las propuestas tributarias que el PSOE presentará en su Conferencia Política. Pero hay varias diferencias. La primera es que los socialistas harán público su plan este fin de semana, mientras que sobre el del Ejecutivo de Rajoy solo hay una difusa declaración de intenciones. De esta forma, los socialistas toman la delantera con una propuesta fiscal que incluye una bajada de impuestos para las rentas más bajas.
La otra gran diferencia entre ambas posiciones es que el PSOE asegura que su objetivo es que todos los contribuyentes tributen por lo que realmente ganan, haciendo aflorar los grandes patrimonios con un impuesto único sobre la riqueza. Los trabajadores asalariados con rentas medias y medias-bajas aportan en la actualidad la mayor parte de la recaudación en España. Los socialistas pretenden paliar esa situación unificando IRPF y Patrimonio para gravar más las rentas del capital y “que paguen más quienes más cobran, poseen o heredan”.
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