Mas se ausentará del acto inaugural del Foro Mediterráneo como protesta
Margallo sobre la intervención del presidente catalán: “El programa ya está cerrado”
Las pésimas relaciones entre el Gobierno y la Generalitat de Cataluña por el proceso soberanista saldrán este miércoles a relucir en un acto que, en principio, debía reunir a Mariano Rajoy y a Artur Mas bajo el mismo techo en Barcelona. El presidente catalán ha decidido mostrar públicamente su desacuerdo con el hecho de no poder intervenir en el acto de apertura de la Cumbre Económica del Mediterráneo Occidental que se celebra este miércoles en Barcelona. Mas asistirá a la cita, pero solo para “saludar” a los asistentes, entre ellos el propio Rajoy y diez ministros de Exteriores. El presidente catalán, en cambio, se ausentará de la sesión inaugural de la cumbre que presidirá Mariano Rajoy.
La Generalitat y el Gobierno argumentaron este martes sus razones a favor y en contra de que Mas pueda dirigirse a los asistentes del foro. El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, recordó que “este acontecimiento lleva mucho tiempo en preparación y hace mucho tiempo que se cerró un programa que yo entendía que con conocimiento y satisfacción de todas las partes interesadas”. Margallo dijo que hace unos días recibió una carta del consejero de la Presidencia catalán, Francesc Homs, en la que éste “pedía que se cursase una invitación” a Mas para asistir a la reunión, “cosa que se hizo inmediatamente”, dijo. “Posteriormente y por escrito, el lunes por la noche recibí otra carta en la que se planteaba por primera vez desde el punto de vista formal, una intervención” del presidente de Cataluña.
En este proceso ha habido varias conversaciones informales entre Margallo y Homs, pero desde el punto de vista formal, como explicó el ministro, la Generalitat solo pidió la intervención de Mas en el último momento, en la noche del lunes. La primera carta es del 15 de octubre, el pasado martes, y no se pide esa intervención. Homs le escribe a Margallo con tono muy educado: “El Gobierno de Cataluña ha sido un importante aliado de este Partenariado desde sus orígenes. El presidente de la Generalitat siempre ha estado presente en las inauguraciones de dichos encuentros. Dado que en esta ocasión no ha sido cursada ninguna comunicación al respecto, le quería trasladar que el presidente de la Generalitat cuenta con acompañar al presidente del Gobierno de España en la inauguración del Fórum y en la recepción de las autoridades asistentes, como en ocasiones anteriores”. El Gobierno entendió que estaba pidiendo asistir al acto, no hablar —“acompañar”— y gestionó la invitación.
Todo parece cambiar el viernes, precisamente después de que el jueves Mas plantara a la vicepresidenta Soraya Sáenz vicepresidenta en un acto con empresarios en Barcelona por un problema protocolario. Homs entonces empieza a reclamar que hable Mas, según su versión. Pero su carta formal no llega hasta el lunes por la noche. “Como continuación de las conversaciones telefónicas mantenidas”, escribe el conseller al ministro, “le agradezco su sensibilidad para hacer posible que el President pueda acudir a la inauguración. El propio president me ha transmitido que, debido a la coincidencia con el pleno del Parlament, haría una salutación de solo unos tres minutos. Esta intervención protocolaria es perfectamente asumible en un foro de estas características”. Homs pide a Margallo que “traslade a la presidencia del Gobierno la oportunidad que representa para todos un gesto de estas características”.
En la última carta, este martes, Margallo aclara que no es posible y menos tan tarde, y recuerda que el President aún no ha contestado a la invitación cursada. “En relación a la intervención del president en la sesión inaugural, que ahora me propone”, dice Margallo para recordar que ha habido un cambio de última hora de la Generalitat, “me ratifican que el programa se cerró hace tiempo. Se trata de un formato habitual en este tipo de reuniones formales en las que solo intervienen los representantes de los estados participantes”. “En todo caso”, remata Margallo tratando de suavizar, “la presencia del president acompañando al presidente del Gobierno será sin duda la mejor forma de transmitir una cálida bienvenida a países vecinos y amigos. Se trata de un gesto al que se ha sumado, muy oportunamente, la alcaldía de Barcelona con la organización de una recepción en la noche previa al inicio del mencionado foro”.
Las razones del ministro no han satisfecho al Gobierno catalán, que insiste en que la participación de Mas la daban por hecha desde el primer momento, aunque esto no se refleje en la primera carta. Los argumentos de la Generalitat hacen hincapié en que hay precedentes que justifican la participación del presidente catalán en el acto y en el hecho de que la institución ha participado activamente en la organización del foro desde el primer momento a través del Instituto Europeo del Mediterráneo, que preside Artur Mas. Homs aseguró que la decisión del Gobierno es “sorprendente” y “errónea”.
Fuentes del Gobierno catalán aseguraron que en ningún momento Mas pretendió utilizar este acto para publicitar el proceso soberanista. Además, la Generalitat está convencida de que es La Moncloa y no el ministerio de Exteriores quien ha decidido “vetar” a Mas en este acto. De hecho, Homs evitó criticar públicamente al ministro Margallo. “Su trato ha sido correcto en todo momento”, aseguró el consejero. Exteriores ha negado cualquier divergencia entre su línea de actuación y la de La Moncloa.
Para Homs el incidente era “innecesario” porque en el pasado otros presidentes autonómicos han intervenido al lado del presidente del Gobierno en actos internacionales. En este sentido, se remitió a la Cumbre Euromediterránea de Barcelona celebrada en 2005 o la reunión de ministros de Exteriores del pasado julio en Palma, donde habló el presidente de Baleares José Ramón Bauzá. Homs insistió, además, que el Palacio de Pedralbes, donde se celebra la cumbre de este miércoles, “es de la Generalitat” catalana.
El consejero hizo una lectura política más allá de la cumbre. “Nos podrán imponer cosas, pero no podrán imponer que el pueblo se calle”, dijo vinculando indirectamente esta crisis con el proceso soberanista.
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