La financiación de Cataluña desata las tensiones internas del PP
Los barones dan portazo al intento de Sánchez Camacho de buscar una salida
Siempre que se pregunta a algún ministro qué puede hacer Mariano Rajoy para salir de la crisis catalana, la respuesta es similar: no tiene mucho margen, los barones se le lanzarían al cuello con cualquier movimiento. Hasta ahora era una suposición, una hipótesis. Ayer se convirtió casi en una certeza. La contundencia con la que se pronunciaron varios barones autonómicos para rechazar la propuesta de Alicia Sánchez Camacho, líder del PP catalán, que plantea una financiación singular para Cataluña para frenar la ola independentista, muestra la tensión interna que genera en el PP este asunto. Sánchez Camacho, que había acudido a Madrid con la intención de reforzar su imagen como interlocutora natural entre La Moncloa y la Generalitat, se llevó un sonoro portazo de sus compañeros a su propuesta estrella, que ella ya ha defendido en otras ocasiones.
Varios dirigentes populares se mostraban preocupados tras la jornada de ayer, en la que creen que el PP se ha dado un tiro en el pie al mostrar su división interna y sobre todo al debilitar tanto a una de las claves de la estrategia: Alicia Sánchez Camacho, su referente en Cataluña.
No estaba previsto que las cosas salieran así, pero algunos admitían que entre el PP catalán y la dirección nacional hubo muy poca gestión política —nadie habló por ejemplo con los barones autonómicos para que suavizaran su reacción— y todo se complicó. Los populares se esforzarán ahora por minimizar la polémica y tratar de argumentar, como hizo María Dolores de Cospedal, que la de Sánchez Camacho es una propuesta más dentro de las muchas que hay para reformar el sistema de financiación.
La estrategia salió mal. El hecho de que Sánchez Camacho no saliera en la rueda de prensa con Cospedal, algo que no estaba anunciado pero sí entraba dentro de la lógica, ya que había acudido por primera vez a una reunión del Comité de Dirección, generó la sensación de una gran tensión entre la catalana y la dirección nacional. Sin embargo, fuentes del PP explican que Sánchez Camacho se fue corriendo al terminar la reunión porque había quedado en La Moncloa con Mariano Rajoy para hablar de la crisis catalana. El presidente ha planteado alguna vez la reforma de la financiación como salida a medio plazo, pero antes confía en que Mas rectifique y renuncie a la consulta.
La senadora, una apuesta personal del presidente para suceder a Josep Piqué en 2008 tras la destitución de Daniel Sirera, lleva meses acudiendo a La Moncloa y hablando con ministros para intentar convencerles de que la reforma de la financiación que propone, con límites a la solidaridad y ayudas finalistas —un sistema que podría beneficiar a otras comunidades como Madrid o Baleares— es la única salida posible sin tocar la Constitución ni aceptar ningún tipo de consulta.
Castilla y León, Extremadura y Valencia también rechazan el plan
El Gobierno y el propio presidente escuchan las propuestas de Sánchez Camacho y de otros barones pero sin dar una respuesta clara. De hecho el Ejecutivo aún no se ha puesto en serio a la reforma de la financiación: empezará en 2014. Varios dirigentes del PP y miembros del Gobierno consultados creen que ahí está el error de Sánchez Camacho: adelantarse. “Una reforma del sistema de financiación hay que hacerla con dinero en la caja, y ahora no lo hay. Este es un debate para 2014-2015”, resume uno de ellos.
Algún dirigente asume que la salida a la crisis catalana pasa por una reforma profunda del sistema de financiación beneficiosa para Cataluña y otras autonomías, como Madrid, aunque no con esos límites a la solidaridad. Sin embargo, no creen que sea el momento de debatirlo y menos como respuesta al independentismo: “Estamos dando la razón a los que dicen ‘España nos roba”.
Mientras, los que defienden la opción del PP catalán creen que esta solución o algo parecido acabará imponiéndose como única salida posible, y no entienden la agresividad sobre todo de algunos barones. La propuesta recibió ayer el apoyo de un ministro catalán y muy cercano a Rajoy, Jorge Fernández: “Yo estoy de acuerdo con el principio de ordinalidad [que una comunidad no pierda puestos en el ránking de la más ricas después de aportar su parte a los fondos de solidaridad] es razonable que la solidaridad tenga un límite y unas condiciones”. Esta posición muestra que incluso en el Gobierno hay debate.
Sánchez Camacho, según algunos de los presentes en la reunión en la calle Génova, trasladó una gran preocupación con la situación catalana. Ella intenta convencer a sus compañeros de que hay que hacer algo o la ola independentista lo sepultará todo.
La reunión no se centró en la financiación, de hecho ese tema no estaba en la agenda. Esa es una cuestión que ella discute, como otros barones, directamente con el Gobierno. La cita estaba organizada como una reunión estratégica para fijar el mensaje del PP sobre Cataluña, analizar encuestas, ver cómo reforzar el partido en esa comunidad, preparar una campaña que hoy se rematará en otra reunión en la sede nacional, y ahondar en la idea de invitar al PSC, Ciutadans y Unió a sumarse a una estrategia conjunta frente al independentismo. Pero la financiación lo trastocó todo.
El portazo de varios barones a la propuesta de Sánchez Camacho fue sonoro. Pero también Cospedal, de forma un poco más suave —tiene la obligación de proteger a su referente en Cataluña— dejó claro el no de la dirección nacional. La secretaria general dijo que la revisión de ese sistema “aún está en fase de análisis” y habrá “voces todos los días y todas bien intencionadas”. Pero no habrá modelo singular. “La financiación tratará de igual manera a los españoles con independencia de cuál sea la parte del territorio donde vivan”, insistió.
Cospedal hablaba presionada tras leer que varios barones amagaban con una rebelión después de ver la iniciativa de Sánchez Camacho en la primera página de EL PAÍS y escuchar cómo la defendía a primera hora en Hoy por Hoy de la Cadena SER.
Cospedal insistió: “La revisión del sistema aún está en fase de análisis”
El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, encabezó la reacción airada. Ante la hipótesis de que ese plan salga adelante, González advirtió de que estaría dispuesto a preguntar en una consulta a los madrileños “qué régimen de financiación quieren si alguien tiene la tentación de dar un régimen fiscal a la carta”. A esa negativa se sumaron el valenciano Alberto Fabra, el extremeño José Antonio Monago y la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, incidiendo en el rechazo a la modificación del sistema de solidaridad. El consejero de Presidencia de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, calificó de “barbaridad” la limitación de la solidaridad y lamentó que se haya abierto “un concurso de ideas para proponer la más original” cuando “el problema se resuelve sentándose a dialogar”.
La dirección del PP en Cataluña encajó con una sorpresa mayúscula el portazo de Cospedal, informa Àngels Piñol. Pese a que los barones siempre lo han criticado (Monago, Alberto Núñez Feijóo o Ignacio González), la cúpula popular en Cataluña esperaba un gesto de complicidad de la secretaria general o una declaración vaga para no poner de entrada al PPC contra las cuerdas. Ni mucho menos una reacción tan fulminante. El carpetazo deja al modelo sin aparente recorrido al no gozar de simpatías ni dentro de Cataluña —incluso la patronal lo considera insuficiente— y fuera de ella. El PPC incluso está reclamando la publicación de las balanzas fiscales para mostrar las “mentiras” de CiU. La situación de Sánchez-Camacho no se presenta fácil: el PPC considera que la financiación, la bandera enarbolada históricamente por Convergència, era su único resquicio para diluir la deriva soberanista.
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