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La policía libera a la pareja española secuestrada hace un mes en Colombia

Las víctimas estaban en poder de siete delincuentes con enlaces en España

Ángel Sánchez Fernández y María Concepción Marlaska llegan a Bogotá tras su liberación.
Ángel Sánchez Fernández y María Concepción Marlaska llegan a Bogotá tras su liberación. MAURICIO DUEÑAS CASTAÑEDA (EFE)

A media noche del viernes, en mitad del desierto colombiano y a solo unos 15 minutos de la frontera con Venezuela, la tragedia del secuestro terminó para los asturianos Ángel Sánchez Fernández y María Concepción Marlaska Sedano. Tras pasar 29 días en poder de una banda de delincuentes comunes, fueron rescatados por un grupo de policías colombianos vestidos de civil. Se encontraban en la ranchería Kalatain, un pequeño poblado de unas cuantas casas indígenas donde suelen vivir los wayuu, en zona rural de Maicao (La Guajira), uno de los extremos más al norte de Colombia, lleno de caminos de arena difíciles de seguir, si no es en compañía de los nativos.

Ángel y María Concepción, familiar del juez español Fernando Grande-Marlaska, estuvieron los cinco primeros días del secuestro atados. Los cambiaban continuamente de lugar, bebían agua de río que los delincuentes mandaban a buscar en burro, debido a las rústicas condiciones de la zona, y su alimentación se reducía a carne de chivo, animal que abunda en ese desierto, y arepa, una masa de harina de maíz.

En el momento de la liberación, los policías no tuvieron que disparar sus armas durante el rescate. Su principal objetivo era liberar a los españoles y así lo hicieron, en un operativo relámpago. Pero no pudieron detener a ninguno de los siete secuestradores, entre los que se encontraban indígenas wayuu y arihunas (como ellos llaman a los blancos). Todos ellos huyeron por el desierto, aunque las autoridades aseguran que los tienen identificados.

María Concepción y Ángel, de 43 y 49 años, respectivamente, llegaron ayer a la fría Bogotá en un avión de la policía vestidos como si aún estuvieran de vacaciones, que fue el motivo que los trajo a Colombia, pero protegidos con chalecos antibalas. Ella, de vestido largo rosa y sandalias, y Ángel en pantalón corto, bajaron las escalinatas del avión. Se cogieron de las manos. Ángel sonrió y levantó su dedo meñique para decirle a los periodistas que se encontraban bien. Inmediatamente fueron llevados en ambulancia al hospital de la Policía para un chequeo médico.

Los cambiaban continuamente de lugar, bebían agua de río que los delincuentes mandaban a buscar en burro

Desde España, Isidoro Sánchez, el hermano de Ángel, tras hablar con él por teléfóno, aseguró que “dentro de lo malo de la situación les han tratado relativamente bien”. Según le contó Ángel, “están bien, más delgados y cansados, pero bien”. Apuntó que aunque no sabe cuándo van a poder verles, “lo importante es que la pesadilla ha terminado y pronto estarán en casa”.

El general Humberto Guatibonza, director del Gaula de la Policía —unidad dedicada a combatir el secuestro— explicó que desde que se conoció del rapto, participaron en la investigación autoridades venezolanas y españolas. Dos agentes de la Sección de Secuestros y Extorsiones —entre ellos el jefe de la misma— han participado directamente en las pesquisas.

Según Guatibonza, para el operativo —que terminó con el rescate de los españoles— utilizaron la estrategia de ofrecer un pago, ya que la banda pedía medio millón de euros para no atentar contra sus vidas. Esto hizo que el grupo de delincuentes se dividiera en aquellos que querían entregarlos y terminar con el secuestro y otros no. De esta manera se logró infiltrar a dos agentes en la banda, lo que facilitó el rescate, aunque estos solo se comunicaban entre ellos en dialecto indígena wayuunaiki.

Los liberados han manifestado que se quedarán en Colombia para dar sus testimonios a las autoridades.

El secuestro se conoció el 17 de mayo cuando el coche que lapareja había alquilado en Bogotá, fue encontrado abandonado en una ranchería wayuu. Según Guatibonza, los delincuentes querían, en un primer momento, robar a la pareja pero cuando estucharon su acento extranjero, planearon rápidamente un secuestro, luego pidieron la autorización del jefe de la banda y terminaron llevándoselos. Ahora las investigaciones se centran en capturar a los autores del rapto. Se trata de una banda con conexiones más allá de las fronteras colombianas.

Aunque La Guajira, departamento donde ocurrió el secuestro, es líder en la producción de carbón, gas y sal de Colombia, se enfrenta a una débil presencia del Estado, lo que ha sido aprovechado por bandas criminales que trafican con drogas, contrabando de gasolina y extorsión. Según la policía colombiana, allí operan las bandas criminales de Los Urabeños y Los Rastrojos y hay presencia del Frente 59 de la guerrilla de las FARC.

Dos detenidos en Madrid tras la recogida del pago del rescate

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía recuperaron ayer el dinero del rescate pagado por la liberación de la pareja secuestrada—en torno a 100.000 euros— tras detener en Madrid a un español y a un ciudadano de origen sirio, según fuentes policiales. El dinero estaba en el domicilio de uno de los arrestados.

El dinero del rescate fue depositado el pasado viernes en un punto no concretado, próximo al Palacio de Hielo, en la calle de Silvano, en el distrito de Hortaleza, según fuentes de la investigación. Agentes de la Sección de Secuestros y Extorsiones presenciaron la recogida del dinero por parte de al menos dos personas. Estas quedaron desde entonces bajo control permanente.

Sobre las diez de la mañana de ayer, agentes de la Unidad central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) detuvieron en su domicilio de Paracuellos del Jarama a Juan José B. M., nacido el 29 de mayo de 1957 en Siete Iglesias de Trabancos (Valladolid). Una hora y media después, la policía arrestó en su casa del distrito de Fuencarral-El Pardo a Louay A., nacido en septiembre de 1984 en Siria (Damasco).

Juan José, empresario del sector del transporte, tiene dos antecedentes policiales: uno por presunto tráfico de drogas y otro por estafa. El Juzgado de lo Penal número 1 de Alcalá Henares le condenó, en sentencia de 7 de febrero de 1994, como autor de ese delito de estafa, a cinco meses de arresto mayor por hechos cometidos en 1990. Pero el Gobierno presidido por José María Aznar, le indultó en agosto de 1996.

El ciudadano de origen sirio no estaba fichado, aunque el Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac) estaba investigando algunas transferencias internacionales de dinero efectuadas por él, según fuentes de la investigación.

Los detenidos, que ayer se encontraban en las dependencias del complejo policial de Canillas, en Madrid, estaban en contacto con los secuestradores de los dos secuestrados. Ambos se conocían entre sí porque participaban en negocios de comercialización de camiones. El ciudadano de origen sirio es administrador único de una empresa que tiene como objeto la compraventa de vehículos industriales y maquinaria para la exportación e intermediación de comercio de importación/exportación.

La policía registro ayer los domicilios de ambos detenidos y una nave sita en la carretera de Torres de la Alameda a Loeches (Madrid).

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