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González sobre Aznar: “Si quiere, que vuelva, pero no como salvador”

Rajoy suaviza la tensión: “Los expresidentes quieren lo mejor para su país”

CARLOS E. CUÉ | ENVIADO ESPECIAL

En medio de la enorme polémica en el PP por las críticas de José María Aznar a su sucesor, Mariano Rajoy, el presidente ha encontrado un inesperado aliado: Felipe González, el expresidente socialista. La Moncloa ha confirmado este martes que Rajoy se reunió allí con González el mismo día en que Aznar, por la noche, dio una entrevista en Antena 3 donde criticó la política de Rajoy y dejó abierta la posibilidad de volver a la política.

González, que se encontraba este martes en París en una reunión organizada por el Instituto Berggruen para la Gobernanza, quiso contrastar su actitud de colaboración con la de Aznar, mentor del expresidente. Y lo hizo no solo con palabras, también con gestos. González se encontró con Rajoy en este acto en la facultad de Ciencias Políticas de París y le saludó de forma afectuosa.

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Desde la capital francesa, González no había querido confirmar ese encuentro, adelantado por Abc, pero sí lo había dejado caer y sobre todo había querido contrastar su actitud con la de Aznar. “No me corresponde a mí confirmar esa reunión, pero sí digo que, sea cual sea el color político, yo estoy disponible para colaborar”, explicó el expresidente, en claro contraste con Aznar.

En tono burlón, el expresidente no paró de lanzar pullas contra su antecesor. Su enemistad es conocida. González ironizó sobre la posibilidad de que Aznar vuelva a la política. “Si quiere volver, que vuelva. Si él cree que tiene que volver, tiene derecho. Ahora, lo que me inquietaría es que se sienta obligado a volver para salvar a la patria. Pero si es para competir como uno más…”, dijo con una sonrisa, dejando caer que podría presentarse por otro partido que no fuera el PP.

Las pullas siguieron: “Yo no califico la actitud de Aznar. Se puede discrepar del Gobierno, yo discrepo de muchas de las políticas que se hacen en España y en Europa. Pero se puede estar dispuesto a cooperar y ayudar, que es lo que conviene al país”.

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“Cada uno se atribuye el papel que quiere”, insistió González en referencia a Aznar. “Yo puse en circulación la idea del jarrón chino grande en un apartamento pequeño. Se le supone valor, pero estorba en cualquier sitio”.

González mostró en todo momento en su discurso en el acto una clara sintonía con Rajoy, al menos en el fondo y en la necesidad de cambios en Europa, y confió en que todos los países se pongan de acuerdo para desarrollar una línea de crédito de hasta 60.000 millones de euros para luchar contra el desempleo juvenil, uno de los asuntos centrales que se discutieron en el encuentro y que interesan a España.

Y mientras, Rajoy, desde el Palacio del Elíseo, trató de suavizar la polémica con Aznar, aunque este martes parecía evidente que estaba más cercano a González que a su mentor. Le preguntaron por el papel que en su opinión deben tener los expresidentes. Y Rajoy evitó las pullas. “Deben tener el papel que ellos deseen. Estoy convencido de que quieren lo mejor para su país, y si se les pide ayuda estoy convencido de que la prestarían”, dijo en tono amistoso, solo un día después de que Aznar insistiera en reclamarle “un proyecto que valga la pena” y que no defraude a quienes le dieron la mayoría absoluta.

Rajoy encontró en París el calor y el apoyo no solo de González, sino también del presidente francés, François Hollande, y de casi todos los intervinientes en unas jornadas centradas en buscar fórmulas para luchar contra el desempleo juvenil. Al presidente se le veía visiblemente cómodo, con un discurso europeísta, hablando de cuestiones que le interesan más que la batalla política española.

Hollande mostró una clara sintonía con el discurso de Rajoy y con sus urgencias para resolver la crisis de empleo que asuela a España y otros países. “No tenemos tiempo que perder, Europa ha superado una crisis financiera y ahora debemos resolver la grave crisis de desempleo”, insistió el francés al lado de Rajoy.

En España, Rajoy se encuentra con la batalla interna no solo marcada por Aznar, sino también por los barones autonómicos. Y sobre todo con unas encuestas demoledoras, que muestran que el Gobierno está sufriendo un enorme deterioro. Pero en Europa se encuentra con buenas palabras sobre el esfuerzo que ha hecho en sus reformas y recortes.

A pesar de la enorme tensión vivida dentro del PP en estos días, el presidente y su equipo siguen convencidos de que todo el asunto de Aznar o las críticas de Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, son solo ruido y poco a poco se irán despejando. El Gobierno está convencido de que tiene el tiempo políticamente a su favor y en algún momento empezarán a vislumbrarse datos positivos, como los que se esperan próximamente sobre los trabajadores registrados en la Seguridad Social en mayo, que van bastante bien según fuentes gubernamentales. Será entonces, y con tiempo aún para las próximas elecciones, cuando las encuestas empiecen a cambiar, confían en La Moncloa. Y cuando lleguen esos datos, el discurso de Aznar, dicen, quedará muy empequeñecido y la polémica, anulada. Es la confianza de Rajoy y los suyos: el tiempo acabará jugando a su favor, como ha sucedido otras veces. Siempre que no haya un nuevo empeoramiento o un segundo rescate a la banca, claro.

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