Lección de amnesia
Zapatero recibió en 2010 duras críticas de Rajoy por hacer recortes sociales y subir impuestos
“El Gobierno quiere trasladar a todos los grupos parlamentarios y a la ciudadanía que estamos en una situación muy difícil que exige medidas de esfuerzo serio como las que hoy he planteado [sobre la reducción del déficit]; que sería una profunda irresponsabilidad no hacerlo”. “Estamos plenamente convencidos de que este es el rumbo, el camino para que cuanto antes pasemos esta grave crisis económica, recuperemos la confianza en la economía, en nuestro país”. Estas frases no son de Mariano Rajoy, sino del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Las pronunció en su discurso en el Congreso el 12 de mayo de 2010. Comparecía de forma urgente para informar sobre las medidas que había adoptado su Gobierno y tras una reunión extraordinaria del Eurogrupo en relación con el rescate de Grecia. Se había iniciado, según el líder socialista, “la recuperación” de la economía española, pero seguían siendo necesarios duros ajustes. Su planteamiento fue similar al que hoy defiende Rajoy para explicar el Plan Nacional de Reformas.
"Se ha iniciado la recuperación"
Zapatero pedía esfuerzos a los ciudadanos, pero se mostraba optimista, como ahora Rajoy, sobre la salida de la crisis. “Señorías, soy consciente de que muchos ciudadanos no entenderán que precisamente cuando el Gobierno les está anunciado que se ha iniciado ya la recuperación de nuestra economía y estamos empezando, como muestran las cifras del primer trimestre, a salir de la crisis, precisamente ahora les pida más esfuerzo, les solicite más compromiso y les anuncie a determinados sectores esfuerzos muy considerables. Es ahora cuando más lo necesitamos”.
El escenario
Rajoy a Zapatero: "Lo único que hemos oído es que no descarta subir impuestos. Va por muy mal camino presidente"
La crisis había provocado la destrucción, durante el mandato de Zapatero, de dos millones de puestos de trabajo. El entonces presidente diagnosticaba así las amenazas sobre la economía española: “En nuestro caso se llaman 11,2% de déficit y 20% de desempleo”. Su receta fue el programa de estabilidad para alcanzar un 3% de déficit en 2013 a través de “un gran esfuerzo de austeridad”, aunque fracasó en su cálculo estrepitosamente. La Comisión Europea piensa que España tendrá un déficit del 6,5% este año.
Recortes de gasto
El discurso del presidente socialista pivotaba en esa austeridad, con reducciones de gasto público de 7.500 millones combinado con medidas como el plan de racionalización de gasto farmacéutico de otros 1.500 millones, la reducción de oferta de empleo público en 13.000 plazas y un plan de lucha contra el fraude. “El programa supone en definitiva un esfuerzo, un gran esfuerzo de austeridad”. También incluía una subida de impuestos para las rentas de capital y del IVA. Además planteaba tres reformas: la laboral, que se estaba negociando con sindicatos y empresarios, la revisión de las pensiones y la del sistema financiero centrada en la ley de cajas.
“No hay que ser severos”
“Hay quien dice que la respuesta ha sido lenta”, decía Rodríguez Zapatero en relación con el rescate de Grecia, “pero me parece que no se debería ser tan severo a la hora de juzgar una reacción ante circunstancias que carecen por completo de precedente, que son siempre difíciles de evaluar y que conciernen y comprometen a nada menos que a dieciséis países, por ceñirme a los de la zona euro, con distintos fundamentos económicos y sensibilidades diversas ante la crisis común”. La crisis era una cuestión extraordinaria y el Gobierno defendía su “coherencia”, a la hora de articular políticas para “evitar la mayor caída de la actividad y por supuesto asegurar la cohesión social”.
Voto de confianza
“La situación es difícil y sería insensato ocultarlo, pero puedo asegurarles a todos que el Gobierno no desfallecerá y estamos seguros y convencidos de que lograremos salir adelante, volver a la recuperación económica, a la estabilidad, a la generación de empleo y a los logros que con tanto esfuerzo ha logrado la sociedad española en estos últimos treinta años”, decía Zapatero.
La réplica de Rajoy
Mariano Rajoy reprochaba al presidente del Gobierno en 2010 muchas cosas, como “tardar en descubrir la crisis y en descubrir que gobernar es algo más que gastar dinero y dejar que engorde el déficit”. Le afeaba gobernar “al dictado de Europa”, ser un presidente tutelado. “Lo ha aprendido a regañadientes, se lo han impuesto como a un escolar indolente y le han fijado plazos y revisiones como a un moroso especialista en dar largas (…) Nuestro Gobierno se ha comprometido a recortar el gasto y ha aceptado que la Comisión Europea vigile sus pasos”, decía Rajoy, antes de subrayar que a Zapatero “no se le puede dejar solo”.
Los pactos y los recortes sociales
Rajoy aleccionaba al Gobierno: “En La Moncloa le advertí que íbamos por mal camino, que íbamos a generar problemas graves en España y en Europa, que el tiempo se agotaba, que le iban a imponer los deberes desde fuera. Me ofrecí para prestarle ayuda y buscar una solución española; no hizo caso”. Criticaba duramente que el Gobierno socialista hiciese “un gran recorte de derechos sociales”. “Con esa propuesta que hace aquí, se demuestra la impostura con la que ustedes actúan cuando acusan al Partido Popular de hacer recortes de derechos sociales. Jamás el Partido Popular ha planteado lo que usted está planteando aquí”, aseguraba el líder del PP entre aplausos de sus filas.
El problema está en las comunidades
Tanto Rajoy como antes Zapatero coincidían en que uno de los problemas del gasto público estaba en las comunidades autónomas. “Señor Rajoy, por supuesto que estamos abiertos al diálogo para la reducción del gasto público de todas las administraciones, pero le pido que no ignore la responsabilidad colectiva dado que el 20% es el gasto del Gobierno central y el 35% es el gasto del conjunto de las administraciones”, decía el entonces presidente.
Recortes y crecimiento
“Estamos en la recuperación”, decía Zapatero. Para justificar sus palabras apelaba, como ahora Rajoy, al auge de las exportaciones, y a una reducción del déficit que iba a costar a España “alguna décima de crecimiento”, pero era “imprescindible” porque se necesitaba “equilibrar más rápido las cuentas públicas”. De lo contrario, pronosticaba, el coste de financiación de las empresas podía llegar “a unos niveles muy preocupantes para la estabilidad económica y especialmente fiscal del sector público”. Por eso planteaba “un recorte duro”.
“Va a pasar a la historia”
Durante su segundo turno de réplica Rajoy le dijo a Zapatero lo siguiente: "Lo primero que quiero decirle es que un gobernante tiene que asumir sus responsabilidades. Señor presidente del Gobierno: el mayor recorte de derechos sociales de la democracia es el que nos trae usted hoy aquí, a esta Cámara; por eso también va a pasar a la historia”.
Rajoy a Zapatero: “No suba los impuestos”
Rajoy advertía a Zapatero de que iba por el mal camino. “No le vamos a dar un cheque en blanco, señor presidente, de ninguna de las maneras, por sus antecedentes,por sus políticas, por sus improvisaciones, por sus rectificaciones, por su responsabilidad, por su falta de credibilidad y por su demagogia; porque decir ahora aquí que tienen que pagar el déficit los que tienen más, cuando lo que trae es para pensionistas y empleados públicos, es pura demagogia. Y habrá que hacer una reforma fiscal, pero no para subir los impuestos, señor presidente del Gobierno”.
Sobre la posibilidad de un pacto para salir de la crisis, el entonces jefe de la oposición se mostraba “dispuesto a hablar de un recorte justo, equitativo y que afecte a todos, pero no de esto. Señor presidente del Gobierno, le digo una cosa, España sigue necesitando un plan completo —¡llevamos meses diciéndolo y repitiéndolo!— donde se recojan las reformas estructurales como la laboral, que lleva dos años y medio empantanada sin que usted haga nada. Y de la reforma fiscal lo único que hemos oído es que usted no descarta subir los impuestos. Lo acabamos de oír ahora. Va usted por muy mal camino, señor presidente”. Tras escuchar a su líder, los diputados del PP aplaudieron a rabiar, puestos en pie.
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