El duque usó la sintonía entre su suegro y Calderón para buscar negocios en México
Urdangarin informó al empresario Calabuig sobre las "oportunidades de negocio en México"
Iñaki Urdangarin trató de aprovechar la sintonía entre el Rey y el expresidente de México Felipe Calderón para buscar negocios en aquel país. En marzo de 2008, dos años después de abandonar —al menos, sobre el papel— el instituto Nóos, el duque de Palma facilitó información sobre los proyectos a Enrique Calabuig, empresario de referencia de Aguas de Valencia con el que, según la investigación, planeó otras operaciones mercantiles en Marruecos, Libia o Portugal por aquellas mismas fechas.
El documento se titula Oportunidades de negocio en México y ha sido aportado al juez que investiga el caso Nóos por el exsocio de Urdangarin, Diego Torres. El texto fue elaborado tras las “primeras gestiones” del duque de Palma, que pidió información sobre diversos negocios a una consultora. Los datos que recabó permitían explorar tres vías de negocio: gestión del agua pública, proyectos de energía eólica y desarrollo turístico. La “puerta” para llevar esos negocios a buen fin “es el mismo presidente de México, Felipe Calderón, con quien la Casa del Rey tiene muy buenas relaciones desde su visita a España el año pasado”, señala el documento hecho con los datos ofrecidos por el duque. El informe añade que la ocasión es inmejorable: “Está previsto un nuevo encuentro con él en pocos meses en la Zarzuela”.
El almuerzo entre don Juan Carlos y Calderón se produjo, efectivamente, en junio de 2008. Al acto asistieron Urdangarin y la infanta Cristina, ambos imputados en el caso Nóos, de presunta corrupción. El informe subraya que deben fijarse contactos con la mano derecha de Calderón y otros altos cargos del Gobierno federal, del que dependen las inversiones.
Los documentos aportados por Torres sobre los negocios mexicanos —que incluyen fotografías de la visita de Calderón— ya obran en poder del juez de Palma, José Castro. Torres también remitió un escrito en el que acusa a la Infanta de haber “mentido” en su escrito de adhesión al recurso del fiscal contra su imputación. Y pone en entredicho que, como afirma en ese escrito, dimitiera de vocal en el Instituto Nóos en marzo de 2006. “No se acaba de entender el porqué, si tan inmaculado y anodino era su quehacer, resultaba innecesaria la dimisión”, sostiene el letrado de Torres, Manuel González Peeters. El abogado lamenta que “el sector Urdangarin, ahora esposa incluida”, aluda “de forma desafortunada y en repetidas ocasiones” a su cliente. Y denuncia que, “para ello, no dude en falsear la realidad”.
Hasta seis personas han declarado sobre el episodio internacional de Urdangarin y Aguas de Valencia. En concreto, sobre un contrato de 125.000 euros trimestrales que acabó en operaciones de ingresos en bancos suizos y reparto entre socios y comisionistas. Para determinar quién cobró los fondos e intentar esclarecer si el duque de Palma percibió 142.000 euros en el extranjero, han declarado su amigo el abogado y empresario José María Treviño; el asesor fiscal de este, Javier Jiménez Andrade; el empresario Álex Sanchez Mollinger; el publicista Miguel Zorio; la secretaria de Urdangarin, Julita Cuquerella, que entregó el contrato y la cuenta suiza de Alternative General Service, propiedad del hombre de paja Robert Cocks, que cobró el 5% de la partida. Calabuig y el propio Urdangarin han declarado también sobre el caso. Alguno de ellos hasta tres veces, sobre el mismo episodio. El publicista Miguel Zorío percibió 70.000 euros por preparar el encuentro inicial, al que asistió el exhombre fuerte del Banco de Valencia Domingo Parra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.