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La telaraña de Ponferrada

Gran parte de la ciudad aún defiende a Ismael Álvarez, el exregidor condenado por acoso Su apoyo dio el poder a los socialistas con gran escándalo político

Plaza del Ayuntamiento de Ponferrada, en una imagen tomada el pasado jueves.
Plaza del Ayuntamiento de Ponferrada, en una imagen tomada el pasado jueves. ana f. barredo

Los sábados por la mañana, el afilador pasea con su bicicleta mientras hace sonar la flauta. Quienes lo escuchan desde sus casas pueden coger los cuchillos y aguzarlos en la calle. Dicen en Ponferrada que la crisis ha hecho que se le vea con más frecuencia, aunque nunca se fue del todo. La ciudad, de 68.000 habitantes, se levanta sobre la confluencia de los ríos Sil y Boeza. Es la capital de El Bierzo, aunque para muchos El Bierzo, y sobre todo Ponferrada, son más gallegos que leoneses. No en vano, la urbe ejerce de capital de facto también de la comarca orensana de Valdeorras.

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Ponferrada es uno de esos lugares donde al forastero le parece que nunca pasa nada. La niebla llega en octubre y se instala varios meses mientras en verano el calor es pegajoso y asfixiante.

La mitad de los 150.000 habitantes de El Bierzo vive en Ponferrada. Para una buena parte del imaginario berciano, vivir en Ponferrada es una especie de ascenso social. Muchos mineros de los pueblos de la zona alta de la comarca se compraron pisos en Ponferrada desde mediados de los 90. El nivel adquisitivo fue alto. Hoy la crisis ha azotado con fuerza y la tasa de paro ronda el 30%.

La central térmica de Endesa, la carbonera Minero Siderúrgica y la acerística Roldán fueron el motor de desarrollo. Ponferrada fue una ciudad de obreros bien pagados. “Ahora ha pasado a ser una ciudad de servicios. La sociedad de El Bierzo se ha aburguesado. Hubo muchas ayudas al carbón y sueldos por encima de la media que han hecho que la gente se vuelva más conservadora”, apunta Adelina Rodríguez, profesora de Sociología en la Universidad de León.

300 socialistas de la ciudad escribieron a Rubalcaba para que parara la moción

En 1995, el partido socialista, que había gobernado desde 1979, perdió las elecciones municipales. Por primera vez, Ponferrada iba a tener un Gobierno conservador. La llegada del PP al poder coincidió con el inicio de la burbuja inmobiliaria. El electo Ismael Álvarez “cambió la ciudad”, como aún repiten cual mantra incluso los más distantes ideológicamente. Se proyectaron nuevas urbanizaciones, se asfaltaron calles, se construyeron avenidas y se inició el principio del fin de la montaña de carbón que dominaba una parte de la urbe. Ismael Álvarez y el PP tenían un proyecto: “Lavar la cara” de Ponferrada.

“A medida que las clases medias se asientan, la alfabetización de la población aumenta”, explica la catedrática de Sociología Ana Isabel Blanco. Y agrega: “También se produce una movilidad social ascendente. Cuando ese cambio ocurre en una ideología meritocrática, es el caldo de cultivo del conservadurismo. La memoria política aquí se pierde y se olvida quiénes fueron los que crearon el marco social y económico para que esa movilidad social pudiera producirse”.

Ismael Álvarez, hoy líder de un partido independiente, llegó a la alcaldía alardeando de sus orígenes humildes. A sus 62 años se presenta como “el hijo de la lechera de Dehesas”, su localidad natal. Ligó su persona a la explosión urbanística. Ponferrada era lo que era porque él estaba allí, venía a asegurar. Con aire rancio de adulador, labia fácil y tinte populista, Álvarez engominó el Ayuntamiento a su imagen y semejanza. Se rodeó, más que de compañeros de partido, de fieles devotos. Y se convirtió, también para sus rivales, en Ismael. A secas.

El padre de Nevenka apoyó al alcalde al que ahora Álvarez ha descabalgado

En 2002, tras ser condenado por acoso sexual, dejó la política. Un año antes, la que fue su concejal de Hacienda, Nevenka Fernández, de 26 años, había denunciado que era acosada por el alcalde que había camelado a la mayoría absoluta de Ponferrada. Ambos fueron pareja. Ella se cansó y él no admitió que una veinteañera pudiera negarle algo. Su partido de entonces (el PP) lo arropó sin fisuras. La víctima se fue de España. Y fuera ha hecho su vida.

El nombre de Nevenka ha reaparecido después de que el PSOE pactara una moción de censura con el grupo independiente que Álvarez lidera, pletórico, con 6.000 votos. El objetivo era echar de la alcaldía a Carlos López Riesco (PP), público enemigo de Álvarez. Cuando hace una década Álvarez dejó el Consistorio, la relación con su delfín López Riesco se enfrío. Hoy no se soportan. López Riesco y sus ediles han creado una telaraña de intereses personales en torno al Ayuntamiento.

Las empresas públicas, los organismos municipales y el Ayuntamiento están copados por familiares y amigos de los dirigentes populares. “Este es un vicio heredado de la época de Ismael. Creen que el Ayuntamiento es suyo y tejen a su antojo sin que pase nada”, asegura un edil que prefiere el anonimato. Los exsocialistas ahora en el poder (la dirección federal los obligó a dejar la formación) han pasado estos días a saludar a los empleados municipales. Pero aún no han entrado en el castillo templario emblema de la ciudad. “Buf… Aquello está copado por su gente y el ambiente es muy hostil. Poco a poco”.

A la derecha, en alto, Samuel Folgueral, tras ganar la moción de censura, el día 8.
A la derecha, en alto, Samuel Folgueral, tras ganar la moción de censura, el día 8.A. F. B.

Hay una especie de silencio colectivo. La gente es reacia a contar, a mencionar los desmanes municipales. “Mira, aquí, o entrabas en la rueda de esta gente [Álvarez y López Riesco] o no había nada que hacer. Y eso aún es hoy así. Las cosas no cambian tan rápido”, se queja el dueño de una pequeña constructora. Nadie precisa en qué consiste “la rueda”. Algunos dejan caer datos, cifras, conexiones políticas y empresariales. Como que la empresa Begar fue una de las mayores adjudicatarias de obra y servicios municipales hasta su entrada en concurso de acreedores en 2010. Su dueño era José Luis Ulibarri, implicado en la trama Gürtel, que investiga la financiación ilegal del PP. Ulibarri es, además, dueño del Diario de León, el periódico de referencia en la provincia, cuya línea editorial ha mostrado clara predilección por López Riesco.

En un sitio así se conoce todo el mundo. Y todo el mundo sabe aunque no quiera decir. Quien no ha estado de fiesta en alguno de los negocios que regenta el exalcalde Ismael Álvarez, ha sido compañero en la tuna de Carlos López Riesco. Algunos recuerdan que cuando ambos eran amigos, se comentaba que cada vez se parecían más también físicamente. “Pero uno llega a la gente y el otro no. Esto es como Ronaldo y Messi: hay uno que resulta cercano y otro que está endiosado”, resume un vecino de la zona.

El empresario Ulibarri, imputado en Gürtel, tiene gran peso en Ponferrada

López Riesco entró en política de la mano de Juvencio Fernández, un empresario pizarrero, padre de Nevenka Fernández. Riesco trabajaba para Fernández y este tenía buenas relaciones con Ismael Álvarez. Hombre conservador y dueño de un importante negocio, sus relaciones con el poder municipal eran fluidas. El caso Nevenka estalló cuando la pizarra comenzó su declive. Desde la denuncia de su hija, Juvencio Fernández rompió sus contactos políticos. Mantuvo, sin embargo, una estrecha relación con otro de los constructores fuertes, José Martínez Núñez, implicado junto al expresidente del CEOE Gerardo Díaz Ferrán, en una trama de presunto blanqueo de dinero.

Martínez Núñez, entonces omnipotente, tuvo un enfrentamiento muy sonado con el alcalde Ismael Álvarez, que llegó a echarlo de su despacho. Desde entonces, se la juraron mutuamente. Martínez Núñez quedó fuera del reparto del pastel que era el suelo de La Rosaleda, una urbanización proyectada a las afueras de Ponferrada. Años después, López Riesco resarció el daño causado por Álvarez y adjudicó varias obras importantes al grupo de Martínez Núñez, que también es propietario de La crónica de León, el segundo de los diarios provinciales.

El desarrollo urbanístico fue la principal bandera enarbolada por Ismael Álvarez, primero, y por Carlos López Riesco, después. El caso Nevenka precipitó la salida de la política de Álvarez, que había sido senador, y propició el ascenso de López Riesco, que ha llegado a ser diputado.

Álvarez quiso volver a la cosa pública en 2011. Y como López Riesco se negó a cederle su puesto, montó un partido político: Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP). Tuvo miles de votos, aunque pocos muestran a la prensa sin tapujos su cariño hacia él. Quien sí lo hace es el locutor ponferradino Luis del Olmo, estrella de la radio y amigo también de López Riesco. “Ismael tuvo muy mala suerte con algún medio de comunicación que se empeñó en quitarlo de en medio. Nunca me pareció justo lo que se dijo de él; parecía que iba violando por las esquinas y no es así”, dice Del Olmo. Durante el juicio por acoso, cientos de personas se manifestaron, capitaneadas por López Riesco, a favor de Álvarez. “Aquello era más bien en contra de Nevenka”, recuerda un vecino.

Ismael Álvarez, en el centro, tras apoyar la moción de censura.
Ismael Álvarez, en el centro, tras apoyar la moción de censura.A. F. B.

¿Ha olvidado Ponferrada que Álvarez es un condenado por acoso sexual? “Hay un pensamiento mayoritario que cree que Ismael fue acusado, lo probaron, cumplió su pena y ahí se acabó”, argumenta Adelina Rodríguez, profesora universitaria y excandidata de Izquierda Unida a la alcaldía de Ponferrada. “Y hay que tener en cuenta dónde estamos. Esto es una sociedad sexista y patriarcal. Aquí se considera que el acoso sexual, como el maltrato, son cosas privadas. Y mucha gente deja caer dudas sobre la mujer. La cuestionan con eso de ‘¡Ay!, vete saber lo que pasó entre ellos…”, sostiene.

Pese al revuelo periodístico generado, la reciente moción de censura contra el alcalde López Riesco no ha girado en Ponferrada sobre la condición de acosador de Álvarez. “Aquello ya pasó”, “no vamos a estar toda la vida con esto”, y, sobre todo, “Ismael cambió la cara de Ponferrada”, son las expresiones más repetidas. Desde la asociación progresista de mujeres bercianas, Jutta Nísar relata que no tiene “ningún comentario” que hacer. “No hemos tenido tiempo de debatirlo. Estamos preocupadas por pagar el alquiler”, esquiva.

El pasado día 8, los socialistas presentaron una moción de censura, con el apoyo del partido de Ismael Álvarez, y descabalgaron a López Riesco. Los socialistas exigieron que Álvarez, que ya ha dimitido, abandonara la política a cambio de pactar con él. Un miembro histórico de la ejecutiva municipal sostiene que el exalcalde tenía “derecho a resarcirse” y que por eso ni se plantearon que tuviera que dejar su acta de edil antes de que López Riesco estuviera fuera de la alcaldía.

Luis del Olmo defiende a Álvarez: “No me pareció justo lo que se dijo de él”

Días antes de la moción que convirtió en alcalde al socialista Samuel Folgueral, un grupo de 300 correligionarios de base de la ciudad de León envió correos electrónicos al líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, para protestar. “Era una cuestión de dignidad. El PSOE no puede aceptar los votos” de Álvarez, relata Susana Travesí. El PSOE lleva en Ponferrada años embarrado en luchas internas que han hecho que se estrelle en las elecciones municipales mientras llega a ser la opción más votada en las generales.

Ismael Álvarez, en cambio, mantiene en la calle el apoyo social que en 2011 le hizo volver al Consistorio. “Si este hombre se presenta otra vez, arrasa. Hay mucha gente que se deja embaucar”, sostiene la socióloga Rodríguez. Él, que cree injusto que se recuerde su condena como acosador, se deja querer: “Hombre, me voy ahora; pero también es verdad que yo ya me fui una vez. La gente me quiere, me quiere a mí. Y por eso me votan. Yo soy un tío del pueblo liso y llano”.

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