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Médicos Sin Fronteras abandona sus actividades en Marruecos

La ONG critica el recrudecimiento de la violencia en 2012 y la pasividad de Madrid y Rabat En un informe, denuncian las condiciones que soportan los inmigrantes en situación irregular

María Sosa Troya
Un inmigrante herido, cerca de la frontera con Melilla, en agosto de 2012.
Un inmigrante herido, cerca de la frontera con Melilla, en agosto de 2012. Samuel Sánchez

"Me golpearon con porras. Quería echar a correr, pero me pegaron y caí. Empezaron a golpearme de nuevo. Intenté protegerme la cabeza y me rompieron los brazos", cuenta Ibrahim, de 22 años. Es uno de los testimonios que la ONG Médicos Sin Fronteras recogió para elaborar un informe sobre los inmigrantes subsaharianos en situación irregular que esperan en Marruecos, que se ha convertido, fruto del endurecimiento de los controles fronterizos, ya no solo en un país de tránsito, sino en un destino forzado para quienes quieren llegar a Europa. La ONG denuncia el recrudecimiento de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad en 2012, especialmente en los últimos seis meses, y la pasividad de Madrid y de Rabat. Sergio Martín, que dirige las operaciones de la organización desde Barcelona, explica que se van del país, pero que otras asociacones asumirán el papel que ellos han desempeñado hasta ahora.

El año pasado, Médicos Sin Fronteras detectó un "marcado aumento de abusos, tratos vejatorios y actos de violencia contra los migrantes subsaharianos" de las autoridades marroquíes y, en menor medida, de las españolas, según el informe Violencia, vulnerabilidad y migración: atrapados a las puertas de Europa, que ha sido presentado este miércoles. El estudio señala que el personal de la ONG atendió en 2012 a más de 1.100 personas con heridas asociadas a la violencia en Oujda y en Nador, zonas orientales del país. Estas lesiones incluyen traumatismos importantes como fracturas de mandíbulas, brazos, manos, cráneos y piernas causados por violencia directa.

Martín estima que en Oujda y en Nador habrá entre 1.100 y 1.200 inmigrantes que viven en esta situación de vulnerabilidad. "No hablamos de una oleada constante de personas. Pero las condiciones en las que viven son muy duras. Hemos constatado un aumento de la violencia y de las redadas durante el día y durante la noche en los lugares donde viven, a la intemperie, sin agua... Incluso han llegado a quemar campamentos", explica.

La cooperación entre Marruecos y España en la lucha contra el crimen transfronterizo y la inmigración ilegal y el tráfico de drogas es la causa, según la ONG, de este aumento de la violencia. El informe expone que en los últimos 10 años la Unión Europea ha impuesto unas políticas fronterizas "más y más rigurosas" y unas políticas migratorias "cada vez más externalizadas". Entretanto, los inmigrantes viven en el bosque, en malas condiciones, y son víctimas de violencia tanto física, a manos de las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas, como sexual, a consecuencia de la trata de personas. Y es esto lo que preocupa a Martín: "Nosotros nos centramos en las consecuencias de esta situación, pero las causas siguen ahí. Ni el Gobierno marroquí, ni el español, ni el europeo pueden eludir las consecuencias de sus políticas".

"En el bosque vivimos en malas condiciones porque no tenemos nada para protegernos. Utilizamos lonas de plástico y árboles del bosque e intentamos construir mini tiendas... no tenemos nada que comer y enfermamos", explica Prince, de 32 años, otro de los inmigrantes entrevistados por Médicos Sin Fronteras para elaborar su informe. De las 10.500 consultas médicas llevadas a cabo por la ONG entre 2010 y 2012, casi la mitad de las patologías presentadas guardan relación con las condiciones vida de la población migrante. "Es gente que vive una situación de vulnerabilidad acumulada, que decide inmigrar, que ya tiene una situación precaria en sus zonas de origen, pero no es sencillo llegar hasta Marruecos. Hay bandas criminales o mafiosas que controlan el acceso al país y cobran por ello", relata Martín.

Uno de los mayores problemas reflejados en el informe es el de la violencia sexual que sufren las mujeres y niñas. La ONG se ve incapaz de calcular el número de inmigrantes afectadas, pero advierten de que se trata de una situación alarmante y de que las víctimas requieren de una atención especializada y de mayor protección y asistencia que no reciben por parte de las Administraciones.

"El objetivo de los inmigrantes es llegar a Europa. Pero se produce un efecto tapón y las condiciones en Marruecos son muy diferentes. No trabajamos en Melilla, pero sí tenemos algunos testimonios de migrantes que han logrado pasar la valla y dicen haber sido reconducidos a terrotorio marroquí, y otros que hablan de vejaciones por parte de la Guardia Civil", cuenta Martín. Mohamed, de 26 años, es uno de ellos: "Ponían sus botas en tu cara y te golpeaban por todas partes. Tenían porras negras y me electrocutaron en la espalda".

Médicos Sin Fronteras insta a España y a Marruecos a impedir los abusos de sus fuerzas de seguridad y a que respeten los acuerdos internacionales y nacionales en materia de derechos humanos. Aunque la ONG tenga pensado terminar de traspasar sus actividades a asociaciones locales antes de final de año, Martín insiste en que, si se produce una situación de emergencia, estarán preparados para volver.

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Sobre la firma

María Sosa Troya
Redactora de la sección de Sociedad de EL PAÍS. Cubre asuntos relacionados con servicios sociales, dependencia, infancia… Anteriormente trabajó en Internacional y en Última Hora. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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