La policía desarticula una ‘oficina’ de sicarios colombianos en Madrid
La red pretendía cometer asesinatos selectivos vinculados a ajustes de cuentas entre narcos
Si había luz verde para actuar, los sicarios recibían la siguiente consigna: “Enviadle flores”. Tras escuchar esta frase, un grupo de sicarios colombianos que actuaba en España desde hace varios años sabía lo que tenía que hacer: ajustar cuentas a alguien, siguiendo el encargo de una tercera persona. La organización ha sido desarticulada en la operación Aquiles por la Brigada central de Crimen Organizado, que ha detenido a siete de sus integrantes, presuntamente dirigidos por Luis David G. Q., El Conejo. Otro de los arrestados es su supuesto lugarteniente, Sergio M., El Monstruo, reclamado por Colombia por asesinato.
La policía ha decomisado a los arrestados cinco fusiles, entre ellos dos Kaláshnikov, pistolas con silenciador, un rifle con mira telescópica, un revólver 357 Magnum, un lanzagranadas y dos escopetas. El arsenal fue mostrado ayer a la prensa por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y el director de la Policía, Ignacio Cosidó.
Los detenidos están acusados de formar una oficina de cobros que operaba en España como brazo ejecutor de los cárteles colombianos de la droga con la misión de dar palizas o perpetrar secuestros o asesinatos contra aquellos individuos que no pagaban la mercancía. Estos temibles cobradores de morosos podrían percibir hasta el 50% de lo adeudado por la víctima.
Los investigadores hallaron la pista de este grupo hace 16 meses, al descubrir que algunos de ellos solían reunirse en un restaurante colombiano de la calle de Carmen Martín Gaite de Leganés (Madrid). En esa misma calle estaba el piso donde el 3 de abril de 2004 se suicidaron los miembros de la célula islamista implicada en los atentados del 11-M.
El supuesto jefe de la banda, según la policía, estaba ahora inmerso en una guerra contra otra organización similar en Colombia, a la que él culpaba del asesinato de su hermano. A tal fin, según la policía, ordenó vigilar a personas del clan rival e incluso atenta contra una mujer residente en Santiago de Cali.
Recientemente la banda había aceptado el encargo de ajustar las cuentas a un español que estaba en régimen abierto en un centro penitenciario de Madrid, tras cumplir condena por narcotráfico. Además, el grupo criminal estaba iniciando una alianza con un gángster mexicano al que tenían previsto entregar un arsenal para atacar a unos traficantes deudores en Valencia.
El jefe del clan fue relacionado en su día con el atraco a un furgón blindado en la calle de Boltaña, en el distrito madrileño de San Blas, en septiembre de 2000. En el asalto murió uno de los integrantes de la banda, Jussef Yamil Morales, de 23 años, por disparos de los vigilantes
La policía también liga a algunos de los detenidos con la banda del ácido, un grupo mafioso que solía disolver los cadáveres de sus víctimas en ácido corrosivo.
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