El exjefe de la torre de control afirma que “era factible salvar” al ‘Prestige’
El marino gallego ha alabado la decisión de Mangouras y otros dos mandos del petrolero de quedarse a bordo tras el accidente
Evitar la gigantesca marea negra que asoló hace una década 1.600 kilómetros de costa de Galicia, del Cantábrico y del Atlántico francés no era misión imposible. En las horas siguientes al accidente sufrido por el Prestige frente a Fisterra y en medio de un fuerte temporal, “era factible salvar” el barco y su carga, unas 77.000 toneladas de fuel. Pero todo se complicó con la “política” de la autoridad marítima coruñesa, cuya pauta de actuación era siempre enviar lo más lejos posible de la costa a cualquier barco averiado o en problemas. No es una opinión de alguien perteneciente al entramado del viejo petrolero que provocó la tragedia. Es, en resumen, el muy crítico parecer de uno de los principales actores de Salvamento Marítimo de Fomento, el entonces jefe de la Torre de Control de Finisterre, José Pose.
Con su declaración como testigo se reanudó este martes en A Coruña el macrojuicio del Prestige por el que desfilarán en los próximos meses casi un centenar de autoridades y participantes en la gestión de la catástrofe medioambiental. Pose, en la actualidad ya jubilado, dejó mal parados a sus superiores de la época, entre ellos al exdirector de Marina Mercante, José Luis López-Sors, sentado en el banquillo de los acusados, así como el excapitán Marítimo de A Coruña Ángel del Real que le sucedió luego como testigo en esta vista oral y en la que defendió la teoría contraria: “el acierto” de haber alejado el barco mar adentro.
No fue la única nota discordante con la versión oficial en la declaración de Pose: también exculpó, en medio de alabanzas, a Apostolos Mangouras, el anciano capitán del barco que se enfrenta a peticiones de 12 años de cárcel como principal responsable de la marea negra y acusado de un delito de desobediencia a las autoridades españolas.
“Fue una bendición que él y otros tripulantes se quedaran a bordo para colaborar” con Salvamento, aseveró el exresponsable de la Torre de Control que coordinó estas tareas. Y aseguró además que no era “extraordinario” que el capitán tardase tres horas en contactar con su armador y aceptar el remolque. Este “no era gratis” como sostuvo López-Sors. Para Pose, el capitán y sus dos mandos “se arriesgaron bastante” al quedarse a bordo y era “peligroso” intentar el remolque al estar el barco fuertemente escorado.
Lo que no ayudó, por el contrario, a Salvamento fue la decisión de Fomento de alejar todo lo posible el barco, continuó Pose. “Me extrañó que se siguiese alejando demasiado de la costa, para los salvadores complicaba y ralentizaba mucho” los trabajos de rescate. En respuesta a preguntas de la fiscalía, que carga la responsabilidad sobre Mangouras con la esperanza de que el seguro londinense del petrolero pague la multimillonaria factura de la catástrofe, Pose criticó sin reservas la decisión de Fomento de alejar mar adentro al buque herido. “Al principio, había opción de salvar al barco, era factible”, aseguró.
No obstante, Pose reconoció, a preguntas de la defensa de Mangouras, que el alejamiento respondía a la habitual “pauta de actuación” de la Capitanía de A Coruña: “Todo barco averiado o con problema, mejor fuera” de las aguas españolas, era lo que “manifestaba siempre en reuniones la autoridad competente”, declaró Pose. Del Real, que abandonó la Capitanía de A Coruña un mes después de accidentarse el Prestige, en plena marea negra, se atuvo por su parte a la versión oficial de Fomento: era “sumamente arriesgado”, afirmó, llevar el barco a un lugar de abrigo, como el puerto de A Coruña.
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