Los políticos dudan de lograr el consenso mínimo para reformar la Constitución
Rajoy advierte de que para reformar la Ley Fundamental tiene que haber un “objetivo claro” Los socialistas denuncian que el PP “la vulnera” con otras leyes
Cuando el 6 de diciembre del próximo año se celebre el 35º aniversario de la Constitución, con toda probabilidad no se habrá dado paso alguno para su modificación en ninguno de sus artículos, capítulos y títulos. Esa es la previsión de experimentados políticos de distintos partidos, incluidos el PSOE y el PP. Y no porque no estimen la conveniencia de algunas modificaciones, sino porque no se dan las condiciones necesarias para llevarlas a cabo. La fundamental: el consenso que se dio en 1978.
El clima en el que este jueves se celebró el 34º aniversario de la aprobación en referéndum de la Constitución estuvo impregnado de pesimismo por la hondura de la crisis económica y por las llamadas al diálogo para afrontar una de las etapas más difíciles de la historia de España desde el fin de la dictadura.
Los presidentes del Congreso y del Senado, Jesús Posada y Pío García-Escudero, fueron los encargados de levantar la bandera del diálogo, aunque hubo matices diferenciales entre uno y otro, ambos del PP. García-Escudero se preguntó sobre el grado de vigencia de la Constitución, para responderse que era pleno, aunque esta evidencia no excluye que se reforme, porque su “versatilidad” lo permite. No tiene dudas el presidente del Senado sobre la necesidad de abordar, por fin, el cambio de la Cámara territorial, planteada “casi desde el momento en el que nació”. Una ponencia para ese fin trabaja desde hace varios meses con discreción y sin meterse aún en los temas más espinosos. Pero en el ambiente político de este jueves planeaba la pregunta de si los males que aquejan a la vida social, política, económica e institucional del país pueden tener alivio con un cambio constitucional. “Los valores que inspiraron la Constitución de 1978 deben guiar la salida de la crisis económica”, dijo Posada, presidente del Congreso, muy unido a Mariano Rajoy. “En esta etapa de dificultades, no es momento para plantear aventuras secesionistas”, remató.
Esta advertencia no quiere afirmar ni negar ninguna posibilidad de retoques en el futuro, según apostilló después el presidente del Congreso. Pero ahora no puede haber cambios si ni siquiera hay diálogo, fue lo que explicó en charla informal con los periodistas, formato en el que continuó toda la recepción con las autoridades.
"Cambiar la Constitución, ¿para qué?", se preguntó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Tampoco dijo ni que sí ni que no; ni siquiera apuntó qué parte de la Ley Fundamental está más necesitada de ser remozada. Pero sí ve tres condiciones para abordar un posible cambio: definir con claridad el objetivo de la reforma; máximo consenso para abordarla y que el momento sea oportuno. No se ha escuchado al Gobierno, en su año de andadura, abogar por una reforma, así que caben pocas especulaciones al respecto. ¿Estaría dispuesto el PP a pactar con el PSOE el cambio constitucional para que las mujeres pudieran acceder a la Corona? Esta fue una de las propuestas del anterior presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, junto a otras sobre las que no debería haber controversia, pero que no llegaron a parte alguna. No quiso este jueves Rajoy dar ni un paso más, salvo para decir que la Ley Fundamental “está plenamente vigente”.
No lo duda casi nadie, ni siquiera los que hablan con naturalidad de cambiarla en algunos aspectos. El afecto a la Constitución de 1978 es evidente, por más que ahora se cuestione en cuanto a su ordenamiento territorial y estructura de Estado. Pero en este aniversario de la Constitución no había interlocutores para defender un sistema diferente por la ausencia deliberada de los partidos nacionalistas en este acto. No estuvo presente ningún representante de CiU, lo que es una novedad; ni tampoco del PNV, que sí son habituales.
Cambiar la Constitución para garantizar “más igualdad, más libertad y más justicia”, sí, dice la presidenta de UPyD, Rosa Díez, pero solo para eso.
Por tanto, las objeciones que este jueves se pusieron no se dirigieron a pedir cambios constitucionales, sino respeto a la Ley Fundamental. El presidente de Andalucía y del PSOE, José Antonio Griñán, fue al grano: “No hay que cambiar la Constitución, sino respetarla, y el PP no la respeta porque la está cambiando a través de sus leyes”. Y puso un ejemplo. La reforma laboral, “al acabar con los convenios colectivos y arrumbar el papel de los sindicatos, incumple con los derechos laborales y con el papel que la Constitución otorga a las centrales sindicales”, lanzó. Los cambios en el sistema educativo y sanitario también vulneran, según Griñán, la igualdad de oportunidades que consagra la Constitución. En suma, entiende que la Constitución se incumple en espíritu y letra.
Este hilo argumental lo sostiene con fuerza el coordinador general de IU, Cayo Lara, que para dejar en evidencia que “nada tenía que celebrar”, acudió a la puerta del Senado, hizo unas declaraciones y se fue antes de que empezara el acto. “No se puede rendir homenaje a una Constitución que se está violando cada día por unos con el consentimiento de otros”.
PP y PSOE sí se pusieron de acuerdo en agosto de 2011 para cambiar en horas la Constitución con la obligación del déficit cero.
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