Rajoy no ve aún maduro el rescate
El presidente negocia con Merkel en Bucarest y prepara el colchón a su decisión El líder del PP, duro ante la canciller: “Los acuerdos se cumplen, somos serios” Quiere que se avance en la unión bancaria y se aclare bien el mecanismo del BCE
Mariano Rajoy es conocido, entre otras muchas cosas, por su aversión al riesgo. Y esa característica está llegando al extremo con la decisión clave de su mandato: pedir o no un rescate suave para España, y cuándo hacerlo. Todos a su alrededor, prensa nacional y extranjera, analistas y dirigentes políticos claves, se preguntan qué hará. Y él multiplica las reuniones, los debates internos en el Gobierno, las negociaciones. Pero no se decide. En su entorno explican que aún no ve maduro el terreno, el agua de esa peligrosa piscina a la que se va a tirar, esto es: pedir el rescate. Y el presidente negocia para tener esas garantías.
En ese contexto, Rajoy pasó ayer casi todo el día en Bucarest, la capital rumana, dentro de un descomunal palacio que ordenó construir el dictador Ceausescu. El presidente acudió a una reunión del Partido Popular Europeo (PPE) con el rescate en todas las cabezas. Mientras los mercados daban ya por tomada la decisión, tanto que la prima se fue muy por debajo de lo 400 y la Bolsa vivió una jornada de euforia, Rajoy se reunía con Angela Merkel durante más de media hora. Según su equipo, no hablaron del rescate. Sea o no cierto —es difícil imaginar que no traten un asunto central que afecta a los dos—, diversas fuentes del Gobierno coinciden en que Rajoy está de momento en la otra batalla, también con Merkel: la de negociar todo lo demás, lo que rodea al rescate, el colchón.
Fuentes del Ejecutivo aseguran que Rajoy tiene miedo de precipitarse. Con la prima de riesgo algo más controlada —aunque las empresas siguen con enormes problemas de financiación y presionan al presidente para que pida ya el rescate—, Rajoy teme que, si no se avanza en la unión bancaria y otras cuestiones clave y, sobre todo, si no se aclara bien el mecanismo del BCE y se ofrecen garantías a España de que no va a quedar fuera de los mercados, se corre el peligro de que sea mucho peor el remedio que la enfermedad. El efecto del rescate, señalan, podría durar solo unos meses, como sucedió con las enormes inyecciones de liquidez (conocidas como LTR) de principios de este año: cuando se acabaron, la prima volvió a dispararse. El Gobierno español busca así ese colchón seguro y la garantía de que el rescate serviría para bajar la prima hasta los 200 puntos.
Por eso Rajoy y Merkel, que en sus reuniones hablan siempre cada uno en su idioma con traductores, se concentraron en cuestiones relativas a la cumbre europea que arranca hoy en Bruselas, según fuentes españolas. Al Gobierno español le preocupa muchísimo que la cita pueda concluir con un notable fracaso, sin avances sobre lo pactado en junio. Creen que eso sí haría hundirse a los mercados y podría volver a poner a España en la tesitura de tener que pedir el rescate de forma precipitada, sin negociar bien las garantías y sin minimizar las condiciones. Rajoy, que también se vio ayer con otro de los grandes protagonistas de la crisis del euro, el presidente griego, Antonis Samaras, antes de cenar con todos los líderes del PPE, buscó con Merkel algún avance para la cumbre de hoy.
La Moncloa ve riesgo de que el efecto de la ayuda dure solo unos meses
Rajoy, que arrastra fama de resistente, ha logrado aguantar la presión y llega a las elecciones gallegas y vascas del domingo sin haber pedido el rescate, una decisión muy dura y de indudable coste electoral. Así podrá ir el viernes al cierre de la campaña en Vigo a apoyar a Alberto Núñez Feijóo, después de la cumbre de Bruselas, con la tranquilidad de no haber asumido aún ese trago y su coste político.
Aunque dijo a la salida de la reunión con Merkel que había ido “bien, sin problemas”, lo cierto es que diversas fuentes coinciden en que las posiciones siguen distanciadas. El Gobierno asegura que poco a poco Alemania va cediendo a la presión de los demás, pero admite que aún está lejos el acuerdo real. De hecho, al margen de la reunión, en los discursos públicos en la cumbre del PPE se vieron claramente esas diferencias. A pocos metros de la canciller, que tenía los auriculares puestos para escuchar la traducción, Rajoy le lanzó varios mensajes directos y duros. Su obsesión: que se cumplan los acuerdos de la cumbre de junio. “Cualquier duda pone en peligro nuestra estabilidad. Los acuerdos que se alcanzan se cumplen, somos una familia política seria, no damos bandazos. Si no, los ciudadanos nos darán la espalda. Millones de europeos esperan de nosotros una sola voz, la voz de Europa, no 17 ni 27”.
Al Gobierno le preocupa un fracaso en la cumbre europea de hoy
Pero además ayer Rajoy incorporó un nuevo mensaje, que repiten ahora varios países del sur: “Debemos acompasar la consolidación fiscal con medidas de crecimiento y creación de empleo de la UE si no queremos que los ajustes fracasen”. La respuesta de Merkel, que habló poco después, mostró las claras diferencias de discurso. Mientras él apuntaba medidas keynesianas de estímulo del crecimiento en el seno de la UE y pedía “solidaridad” entre los miembros, ella se aferró al dogma liberal: “Hablamos de crecimiento, pero eso no se puede establecer en una directiva europea. Eso está relacionado con la libertad para los que tienen una idea empresarial. Solo los empresarios crearán empleo, por eso hay que reducir la burocracia, dar más libertad”.
Antes de viajar a Bruselas, Rajoy acudirá hoy de nuevo al plenario del congreso del PPE, en el Palacio del Parlamento de Bucarest, para votar como secretario general de este partido a Antonio López Istúriz, uno de los pocos españoles en cargos de relevancia política europea. López Istúriz ocupa el puesto desde 2002 y será reelegido hoy sin problemas.
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