Los días clave de la catástrofe

El petrolero Prestige, cargado con 77.000 toneladas de fueloil de baja calidad, navega a unas 28 millas del cabo Finisterre, en Galicia y detecta una relevante vía de agua en medio de una tormenta. El mar inunda el tanque de lastre, en el lateral del petrolero, lo que provoca que el buque quede escorado. Se produce el primer vertido. Las autoridades niegan al petrolero el permiso de atraque en ningún puerto español. Se evacua a los ocupantes, menos al capitán, al primer oficial y al jefe de máquinas, que se quedan para intentar salvar la carga.

Se intentó trasladar el fuel a otro barco, antes de dejarse enganchar en varias ocasiones por los remolcadores que acudieron a ayudar al barco. Vecinos de la población cercana de Muxía vieron el gran petrolero a tan solo 3 millas de la costa, escoltado por 3 remolcadores y otras 3 naves de salvamento. En ese momento, se calcula que la mancha es ya de  200 metros de ancho y alcanza 37 Kilómetros.

Se despliegan las primeras barreras de contención porque empiezan a aparecer las primeras manchas en la costa. El Gobierno ordena que se remolque el barco el barco hacia aguas abiertas.

El Prestige se parte en dos en mitad de un temporal. El Gobierno, que había afirmado anteriormente que no había "destrozos para el medio ambiente" admite que la situación "no es buena". El vertido ha alcanzado ya unos 50 Kilómetros. Se prohíbe la pesca y el marisqueo en la zona.

Se hunde el barco a 3.600 metros bajo el mar provocando una gran mancha de fuel de unas 10.000 toneladas. A esto se le conoce como "la segunda marea negra”. Ha ocurrido a unas 137 millas de Corrubedo y 133 millas de Finisterre. La cantidad de petróleo vertido al mar con el hundimiento se desconoce.

La gran mancha de la "segunda marea negra" está a unos 50 Kilómetros de la costa. La Xunta de Galicia avisa a la población de que deben "prepararse para lo peor”. La marea negra amenaza ya a más de una decena de espacios naturales.

La segunda marea negra lleva a la costa mientras Santiago de Compostela fue escenario de la manifestación más numerosa en la historia de Galicia. Más de 200.000 personas piden que no se repita “nunca máis” un desastre similar.

En el "puente" de diciembre empieza la afluencia masiva de voluntarios (se calcula que llegan más de 7.000) para colaborar en la limpieza del petróleo. Diversas redes de voluntariado trabajan en colaboración con cofradías de pescadores, distribuyen las tareas y atienden a los cooperantes. Además, unos 2.000 soldados se desplazan a la zona y  la empresa pública TRAGSA  contra a unas 1.300 personas para la limpieza de playas.

La "tercera marea negra" llega a la Costa da Morte y deja las playas negras con capas de un metro de grosor. Muchos lugares ya limpiados vuelven a mancharse. También siguen apareciendo manchas en la costa de Asturias. Empieza el sellado de las grietas del barco hundido, que son de entre 10 centímetros y tres metros. Se tardará casi un mes en completar la operación.