Rubalcaba no logra que Rajoy acepte someter a votación un segundo rescate
Una declaración a medios finlandeses, matizada por La Moncloa, irrita al PSOE
El pasado 19 de julio el Parlamento alemán votaba el primer rescate a España, mientras que el Congreso de los Diputados ya había cerrado sus puertas sin someter a debate y votación ni la petición de ayuda ni las condiciones impuestas en el memorándum firmado por el Gobierno. Solo hubo una comparecencia en comisión del ministro de Economía, Luis de Guindos, pero sin posibilidad de votación. La propia Angela Merkel ha comparecido en el Parlamento alemán para hablar del rescate a España. Pero esta semana se ha reabierto el Congreso sin que haya debate ni comparecencia del presidente del Gobierno y sin el compromiso de someter al pleno un hipotético nuevo rescate y sus condiciones.
Ayer, en la primera sesión de control al Gobierno del periodo de sesiones, el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, cambió sobre la marcha su pregunta a Mariano Rajoy para intentar infructuosamente arrancar un compromiso de someter a votación una nueva petición de ayuda, para no volver a caer “en el espectáculo bochornoso” y porque supondrá una nueva “cesión de soberanía”. Pero el presidente no se comprometió a nada. Ni aceptó si quiera dejar a salvo las pensiones.
“Yo de eso no sé absolutamente nada”, aseguró el presidente del Gobierno en el hemiciclo, cuando el líder de la oposición le alertó de que las pensiones no deben entrar entre las condiciones de la petición de ayuda.
Rubalcaba insistió en su tesis de que el Gobierno está retrasando la petición de rescate hasta después de las elecciones autonómicas gallegas y vascas del 21 de octubre, para que el PP no pague en las urnas ese coste político.
“Yo no sé aún cuáles son las condiciones y no sé si es necesario que España lo pida [el rescate]”, le respondió Rajoy, que en las últimas semanas ha mantenido reuniones sobre este asunto con la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, François Hollande, y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. La tesis del presidente es que aún no se ha decidido si será necesario ese rescate, si las medidas del Banco Central Europeo serán suficientes para rebajar el nivel de la deuda española. Pero, tras alegar ese desconocimiento, se difundió una entrevista de Rajoy en la prensa finlandesa. En ella el presidente del Gobierno da a entender que ya tiene decidida la petición de rescate, aunque descarte una intervención global. “Probablemente, al final tendremos que pedir ayuda [al BCE], pero primero hay que escuchar las opiniones de todos”, asegura en el mayor diario de Finlandia, el Helsingin Sanomat, y en el periódico económico Kauppalehti, según Efe.
Rubalcaba fue informado de estas declaraciones al salir del pleno y mostró ante los periodistas su profundo malestar con el presidente del Gobierno porque, según dijo, cuenta a los periódicos finlandeses lo que oculta al Congreso.
Sin embargo, La Moncloa se movilizó para aclarar que lo que el presidente del Gobierno dijo en la prensa finlandesa es lo que ha venido asegurando en España; es decir, que existe la posibilidad de pedir ese rescate, pero que aún no se ha decidido porque no se conocen las condiciones en que podría solicitarse.
El líder socialista, además, lamentó no recibir información del presidente del Gobierno. Este aseguró el lunes en Televisión Española que mantiene más contactos con el líder de la oposición de los que se conocen, pero ayer Rubalcaba aseguró que su última conversación se produjo el 7 de agosto, cuando el líder socialista viajó a Alemania e informó a Rajoy.
Hay una vía de comunicación entre el ministro de Economía, Luis de Guindos, y el responsable de economía del PSOE, Valeriano Gómez, pero no ha sido suficiente para que hoy los socialistas voten a favor de la convalidación del decreto de reforma del sistema financiero, el tercero desde que gobierna el PP.
El portavoz de Izquierda Unida, Cayo Lara, fue mucho más lejos que Rubalcaba y pidió a Rajoy que “convoque ya un referéndum y que el pueblo decida”. Su petición fue recibida solo con murmullos en la bancada derecha del hemiciclo. El presidente se limitó a insistir en su mantra de la necesidad de reducir el déficit y utilizó como escudo al presidente francés, que, según dijo, ha presentado un plan que “no se diferencia mucho de lo que estamos haciendo en España: reducir el déficit público y no endeudarnos”. Omitió que, a diferencia de lo que ocurre en España, el plan de Hollande deja a salvo del recorte la educación, la justicia y la seguridad y sube los impuestos directos de forma progresiva para los que más ganan y para las empresas que no reinviertan beneficios.
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