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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Debilidades y atrevimientos

Rajoy intenta escaquearse, como si el país funcionara con una especie de piloto automático

En el empeño admirable del Gobierno de Mariano Rajoy por eximirse de cualquier responsabilidad y de presentar sus medidas como resultado de necesidades ineluctables, ha surgido el argumento de la realidad. El señor presidente declara que se ha topado con el obstáculo infranqueable de la realidad que se interpone para cumplir sus alegres promesas electorales. Nueve meses han sido precisos antes de hacer semejante descubrimiento. El presidente, al decidir recortes en sanidad, en educación, en prestaciones a los parados, en retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes, en subidas del IRPF, del Impuesto del Valor Añadido y de otras cargas impositivas a los más desfavorecidos, ha señalado su desacuerdo. Dice carecer de alternativa e intenta así escaquearse, como si el país funcionara conforme a un mecanismo de piloto automático que haría innecesaria toda la maquinaria gubernamental.

Se trata de una falacia. Cualquiera de los 27 reales decretos leyes que configuran la trayectoria del Gobierno desde su investidura el pasado 28 de diciembre habría sido susceptible de otras redacciones diferentes. Los sacrificios hubieran podido tener otra distribución; los excesos, otro tratamiento; los abusadores hubieran podido ser excluidos del partido mientras se sustancian sus responsabilidades judiciales; los interlocutores de Bruselas, Francfort, Berlín, París, Roma, Helsinki y Viena recibir señales claras en lugar de botes de humo y nieblas galaicas, que nos han restado credibilidad y nos han dejado a la luna de Valencia. Y así sucesivamente. La realidad a que nos ha conducido Mariano Rajoy son los hombres de negro, que imponen los dictados de la UE, para dar tiempo a un nuevo descubrimiento: el de la sociedad de consumo sin consumidores y —¡oh sorpresa!— desciende la recaudación fiscal y aumenta el déficit que queríamos reducir.

Mientras, sin que nos hayan aclarado qué tiene que ver la velocidad de la crisis con el tocino de la información y los preceptos de la Santa Madre Iglesia, se produce en una brillante maniobra la ocupación de RTVE, uncida de nuevo al yugo del servicio doméstico del Gobierno, y se presenta como de máxima urgencia la reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, porque hay que garantizar el nacimiento de los fetos malformados, se entiende que para dejarlos después sin las atenciones de la ley de dependencia, una vez desprovista de fondos. De manera que si la realidad descubierta por Rajoy es infranqueable, al menos nos quedará el consuelo de que RTVE nos la va a dosificar según mejor nos convenga. Además, el cardenal Antonio María Rouco Varela se apuntará un tanto decisivo porque en adelante las que aborten, además de ganarse limpiamente la eternidad del infierno, quedarán entregadas al Código Penal, que tiene la virtud de la inmediatez y de la visibilidad. De propina, la sentencia del Tribunal Supremo, que confirmaba la legalidad de la retirada de las subvenciones a los colegios que aplican la separación de sexos, será sorteada con la reforma de la ley anunciada por el solícito ministro de Educación.

En estas estábamos cuando, en el profundo agosto, comparece la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría el viernes 24, tras el Consejo de Ministros, flanqueada por las titulares de Empleo, Fátima Báñez, y de Fomento, Ana Pastor. La primera, para explicar de forma ininteligible cómo quedará en adelante el subsidio de los 400 euros asignado a quienes han perdido otros derechos. Nos quedamos sin saber a santo de qué el parado conminado a regresar al domicilio paterno perderá el derecho a esa percepción, todo es un embrollo casuístico en medio del desconcierto general. El segundo turno fue para anticipar la ley del desahucio exprés, que en diez días dejará en la calle a quienes no hayan pagado los alquileres. Resulta muy interesante la discriminación que se hará a favor de los arrendatarios que hayan pasado el contrato por el Registro de la Propiedad, porque de vez en cuando hay que mirar por el sufrido cuerpo de los registradores.

De la prima de riesgo casi triplicada gracias a las buenas artes de Rajoy y sus colaboradores en permanente disputa, del sistema eléctrico que discuten Industria y Hacienda con toda lógica según la vicepresidenta, del rescate de Bankia, de la procesión de las autonomías haciendo cola de peticionarios, del embrollo del etarra Bolinaga que encrespa las filas del PP, del ministro del Interior reclamado por el juez Bermúdez, del islote copado por los subsaharianos, de Cristina Kirchner, de Evo Morales y de otros atrevimientos, sólo decir que son arrebatos provocados por la propia debilidad. Atentos a la venida de la Canciller Merkel, porque de ir a Washington ya no se habla.

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