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Rabat pierde su principal instrumento de control de la inmigración marroquí

Una dirección islamista sustituye a otra entregada a Marruecos al frente de la asociación musulmana más dinámica de España

Rabat ha perdido el que ha sido hasta ahora su principal instrumento para controlar mezquitas e influir sobre los cerca de 800.000 inmigrantes marroquíes en España, la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI) que encabezaba hasta ahora el ceutí Mohamed Hamed Ali.

El Ministerio de Justicia decidió inscribir, el 27 de abril, en el registro de entidades religiosas a una nueva directiva de la FEERI que preside Mounir Benjelloun, de origen marroquí, descrito en informes oficiales españoles como afín a Justicia y Espiritualidad, el gran movimiento islamista ilegal pero a veces tolerado en Marruecos. Benjelloun niega pertenecer a esa corriente.

La FEERI es, según señaló en mayo de 2011 el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), “la principal herramienta de control” de la inmigración marroquí en España. Recordaba además que Mohamed Hamed Ali propugna la “devolución” de Ceuta y Melilla a Marruecos porque considera que son colonias. Por esa razón fue declarado “persona non grata” por el pleno de la Asamblea de Ceuta.

La Federación, proseguía el informe del servicio secreto español desvelado por EL PAÍS, distribuye sus fondos “no solo entre sus miembros, sino entre aquellas asociaciones que se muestran dispuestas a seguir las directrices de Rabat”. En un informe conjunto elaborado hace tres años los ministerios de Interior y Justicia señalaban que Marruecos regenta 998 mezquitas registradas en España a las que se añaden cientos de oratorios.

Con su decisión de inscribir a la nueva cúpula y dar de baja a la anterior Justicia pone fin, al menos provisionalmente, a una batalla que empezó en 2009 por el poder en la FEERI, una de las dos organizaciones históricas de los musulmanes en España.

La FEERI celebró, en noviembre de 2009, una asamblea en Fuenlabrada (Madrid) que acabó con una intervención policial para separar a los participantes. Tres meses después Benjelloun convocó, en Murcia, la comunidad donde reside, una nueva asamblea que eligió a un nuevo consejo de gobierno cuya legitimidad no fue reconocida por el ala promarroquí.

Ambas ramas continuaron su pelea en los tribunales hasta que en noviembre la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca archivó una denuncia de Mohamed Ahmed Ali contra la directiva elegida en Murcia. Tras consultar con la abogacía del Estado, Justicia optó por “proceder a la anotación” de la nueva cúpula “como representantes legales” de la FEERI. Entre sus siete miembros hay una mujer y dos españoles conversos.

“Este cambio pone fin al periodo de mayor obscurantismo que ha sufrido esta Federación”, se alegra Benjelloun en un comunicado. La dirección desbancada de la FEERI rehusó hacer comentarios hasta conocer todos los aspectos legales de la decisión contra la que puede interponer recurso por la vía del contencioso administrativo.

Mohamed Hamed Ali refutó, en una carta enviada a este periódico en agosto pasado, varias acusaciones del CNI. No negó, sin embargo, que la FEERI estuviera, en parte, financiada por Marruecos pero precisó que esos fondos “se dedican íntegramente a la promoción de la libertad religiosa y a la integración” de los marroquíes.

“Hemos financiado la defensa jurídica de las vulneraciones de la libertad religiosa (hiyab en la escuela, en el DNI)”, añade en su misiva. La FEERI ha sido, con diferencia, la asociación musulmana más activa en ese ámbito.

La FEERI también se ha alineado con Rabat en momentos de tensión bilateral como, por ejemplo, en 2009 durante la crisis suscitada por la expulsión a Lanzarote de la activista saharaui Aminatu Haidar. Llegó a poner en duda, entonces, que los argelinos, que apoyan a los independentistas saharauis, fuesen buenos musulmanes. Benjelloun, por su parte, mantuvo una actitud neutral.

Curiosamente, el Ministerio de Justicia objetó, en 2009, la obtención de la nacionalidad española por Benjelloun que la había solicitado. Argumentó que desarrollaba “actividades irregulares o radicalizados” (sic) y que estaba vinculado a Justicia y Espiritualidad “cuyo objetivo es la instauración en Marruecos de un régimen islámico”. La obtuvo al año siguiente.

En su informe conjunto Interior y Justicia tachaban a Justicia y Espiritualidad de corriente no violenta, pero “integrista” porque “predica un Islam riguroso y sectario que favorece la radicalización de sus miembros y dificulta la integración de los musulmanes en la sociedad española”.

Benjelloun niega tajante ser un radical. En su entorno se recuerda que ha sido en más de una ocasión invitado a debates en la embajada de Estados Unidos en Madrid. Aunque está implantada en buena parte de España, Justicia y Espiritualidad tiene mayor presencia en Murcia, parte de Andalucía y Ceuta.

La representación legal de los musulmanes ante las autoridades españolas la ostentaban, hasta noviembre pasado, la FEERI y la Unión de Comunidades Islámicas de España. Hace seis meses otras doce asociaciones musulmanas, más pequeñas que las fundadoras, ingresaron en la Comisión Islámica de España y se han convertido así en interlocutores reconocidos.

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