El Gobierno cree que se flexibilizará el déficit pero Rajoy no se lo pide a Merkel
El presidente busca en Berlín atraerse a la canciller con promesas de austeridad
Una de las facetas más desconocidas de Mariano Rajoy es su enorme capacidad de adaptación. Siempre trata de confundirse con el paisaje. Y ayer, en Berlín, en la cita internacional clave de una intensa semana en la que ha visitado tres países, el presidente se hizo pasar por un alemán más. Buscando en todo momento la complicidad con la canciller Merkel —la llamó “Ángela”, en castellano, varias veces—, Rajoy llegó a Berlín lleno de promesas para gustar a la ortodoxia alemana y no pidió prácticamente nada a cambio. Ni siquiera se animó, o al menos eso dijo en la rueda de prensa posterior, a reclamar a Merkel una mayor flexibilidad en los objetivos de déficit, que implican para España un recorte de 40.000 millones de euros en plena recesión, algo que el propio Gobierno asume como prácticamente imposible.
Frente a Merkel, Rajoy se olvidó de las precauciones que había expresado el día anterior en Lisboa sobre el cumplimiento del déficit. En Portugal, como un portugués más —también tienen problemas para cumplir—, el presidente habló de “negociar” con Bruselas. En Berlín esa palabra quedó desterrada. Merkel tampoco mostró ninguna flexibilidad.
Y sin embargo, mientras Rajoy se hacía el alemán en Alemania, y hablaba en el más puro estilo Merkel —“Voy a reducir el déficit porque creo en ello. Esto y las reformas no producen efecto en tres meses, este va a ser un año duro y difícil, pero quiero transmitir a los españoles que estamos trabajando para el futuro”—, en Madrid su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dejaba claro en qué está trabajando el Gobierno: en intentar que Bruselas asuma cuanto antes que el 4,4% en plena recesión debe ser revisado.
El Gobierno da por hecho que Bruselas terminará por aliviar la presión. Así lo explican fuentes del Ministerio de Hacienda y esa es la sensación que estuvo presente en la comparecencia de Montoro ante la Comisión de Hacienda. “Está claro” que Bruselas flexibilizará las previsiones sobre España, dijo Montoro, en referencia implícita a la exigencia de reducir hasta el 4,4% el déficit en 2012.
El jefe del Ejecutivo quiere construir la idea de que Merkel es su gran amiga
Mientras, en Berlín, Rajoy lograba esa imagen de complicidad con Merkel que buscaba. Todo el lenguaje gestual estaba pensado para eso. Ella defendió a ultranza la política de austeridad, pese a las previsiones de profunda recesión en España y otros países. Rajoy también las defendió, aunque además, presionado por los expertos que insisten en que estas recetas en plena crisis son un suicidio, habló de algunos estímulos.
Ambos vendieron como una propuesta española una idea que lanzaron Merkel y Sarkozy, la de utilizar fondos estructurales sobrantes —nadie aclara cuánto dinero implica eso— para impulsar el crecimiento. Rajoy propuso destinar ese dinero a programas de creación de empleo. Y Merkel le apoya.
Fuentes españolas insisten en que el ambiente en la reunión y el almuerzo en la cancillería, donde Rajoy fue recibido con honores, fue excelente. España, dicen, pide poco —sobre todo liquidez del BCE— y ofrece mucho —un líder alemanizado, una mayoría absoluta, la regla de oro ya incorporada a la Constitución y un país que asume las reformas, lo que no tiene Italia, de quien Rajoy se quiere alejar frente a Alemania—. Merkel se interesó por la figura de Soraya Sáenz de Santamaría, la mujer más poderosa del Gobierno, y Rajoy quiso recordar que la alemana visita a menudo Canarias, como él. El presidente quiere construir desde ya la imagen de que Merkel es su gran amiga en Europa, sea o no real esa relación.
Y aunque en privado ya trabaje con la expectativa de la flexibilidad con el déficit, en público Rajoy sigue negando esa idea que fue despreciada cuando en plena campaña la planteó el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba. Rajoy quiere vender firmeza.
Por eso recordó ante Merkel que hoy mismo el Consejo de Ministros estudiará la Ley de Estabilidad que establece los mecanismos para exigir disciplina en las cuentas de las comunidades autónomas.
Habrá medidas como un depósito para las Administraciones que incurran en desviaciones del déficit y que no será reintegrable si se reitera el incumplimiento. O el envío de comisiones que supervisen las cuentas. Pero a la vez, Montoro está tan seguro de que habrá flexibilidad con el déficit que ayer mismo avanzó que no habrá más subidas de impuestos y sí bajadas a las pymes y en el IRPF de las familias, este mismo trimestre.
Además, el ministro prometió que no subirá el IVA, algo que Rajoy no se ha atrevido a garantizar. Y que ayer, ante Merkel, ni siquiera apuntó.
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