Las recusaciones moderan el tribunal

El cambio de magistrados por efecto de la recusación de Garzón ha configurado un tribunal más moderado, sobre todo a partir de la salida de escena del magistrado Adolfo Prego, patrono de honor de la fundación Defensa de la Nación Española (Denaes) y artífice de la admisión de la querella de Manos Limpias, y del presidente de la Sala Penal, Juan Saavedra.

El presidente del tribunal actual, Carlos Granados, de la asociación centrista Francisco de Vitoria, fue fiscal general del Estado con el último Gobierno de Felipe González. Progresista moderado, es el único juez de la Sala Penal que no ha participado en ninguna de las causas abiertas a Garzón.

Andrés Martínez Arrieta, el ponente encargado de redactar la sentencia, es otro progresista moderado de la asociación Francisco de Vitoria. Rechazó de plano la recusación por Garzón del instructor Luciano Varela, pero no se le considera desfavorable al acusado. Como magistrado de perfil técnico, puede resultar decisivo en la resolución de las cuestiones previas.

Perfecto Andrés Ibáñez, progresista de Jueces para la Democracia, es antifranquista y anti-Garzón a partes iguales. Publicó un artículo en el que criticó a Garzón por escuchar “entre bambalinas” mientras le tenía en el banquillo de los acusados para juzgarle por las escuchas a los implicados en la red Gürtel. Recusado por Garzón y apartado de aquel tribunal, también ha sido recusado, sin éxito, por Manos Limpias para juzgar la causa del franquismo.

José Manuel Maza, ponente del tribunal recusado de las escuchas, es del sector más conservador y contrario a Garzón.

Miguel Colmenero, Julián Sánchez Melgar y José Ramón Soriano son del sector conservador, pero sin especial significación en este proceso.