La falta de equidistancia
Lo que más irrita a los rivales de Bildu es que no hayan exigido a ETA su desaparición


Lo que más irrita a los rivales políticos de Bildu es que sus representantes en las instituciones no hayan tenido aún la “valentía” de pedir a ETA su desaparición, ni condenado los asesinatos de la banda, o que tampoco hayan tenido un gesto de aproximación a las víctimas. Eso es algo que no procede todavía, dicen los independentistas, que evitan cualquier crítica a los terroristas porque “no hacemos un relato revisionista” del pasado, afirma Martin Garitano. “No quieren saber nada de las familias de los cientos de muertos por ETA pero, en cambio, Bildu se empeña ahora en reivindicar la memoria histórica de las víctimas del franquismo”, le replica el edil socialista Ernesto Gasco.
Tampoco ha gustado que Garitano confraternizara con familiares de presos etarras o convocara a los medios para fotografiarse en el palacio foral con jóvenes procesados de la ilegalizada Segi. “No hubo convocatoria cuando recibió en su despacho a los representantes de los empresarios. Con estos no quería la foto”, le critican al diputado general de Gipuzkoa.
Bildu también se ha preocupado en este tiempo de dar mucha visibilidad al sufrimiento de los suyos, como ocurrió cuando denunció públicamente que sus alcaldes en Andoain y Lasarte-Oria, Ane Karrere y Pablo Barrio respectivamente, y el exregidor de Azpeitia Iñaki Errazkin, ahora brazo derecho de Garitano, han recibido cartas anónimas que contenían amenazas. Todos los partidos democráticos condenaron sin paliativos estos hechos, algo que no hicieron los radicales cuando las misivas de extorsión llevaban el sello de ETA.
Ahora que la banda criminal ha decidido poner fin a 43 años de violencia, Bildu se mantiene firme en su discurso de que ha llegado el momento de resolver el “conflicto” teniendo presente a las víctimas de las “dos partes”.
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