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empotrados en la crisis

Resistencia en el Raval Sud

Mismos pacientes, menos personal... la sanidad pública catalana padece los recortes impuestos por la Generalitat. Los trabajadores denuncian la presión

Ana Pantaleoni
Jaume Morató, en el centro de la imagen, junto a algunos pacientes y un médico en el ambulatorio Raval Sud, en Barcelona. / joan sánchez
Jaume Morató, en el centro de la imagen, junto a algunos pacientes y un médico en el ambulatorio Raval Sud, en Barcelona. / joan sánchez

Sanidad pública de calidad para todos. En catalán, pero también en urdu. El cartel escrito a mano y con colores cuelga de la puerta de entrada del Centro de Atención Primaria (CAP) Raval Sud, en Barcelona.

A mitad de la escalera, un enorme corcho repleto de papeles y uno que sobresale: Información de los recortes. En el vestíbulo, Araceli, la guarda de seguridad, señala el despacho del director del equipo médico, Jaume Morató, uno de esos profesionales que lleva el combate en la sangre y años reivindicando más medios para la asistencia primaria. Ahora le sobran los motivos. De camino al despacho hay dibujadas muchas tijeras.

Cataluña se ha convertido en una comunidad pionera en los recortes: la primera en parar quirófanos, suprimir camas, cerrar ambulatorios por la noche y dar fiestas a los hospitales. La misión del consejero de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz, no tiene precedentes: reducir en 850 millones el gasto sanitario.

“Este es un ambulatorio difícil”, dice Morató. “Hay menos sustitutos por vacaciones y por bajas, las jubilaciones se cubren en un 50%, hemos perdido enfermeras. Lo que no sabemos es qué pasará el próximo año. Cuesta no encontrar mal humor”.

Las cifras

A. P.

La “reorganización” de la atención primaria en Cataluña ha causado el cierre de las urgencias de atención nocturna en 58 ambulatorios.

Los ocho grandes hospitales que gestiona el Instituto Catalán de la Salud (ICS), como el Vall d’Hebron, se quedarán sin operaciones ni consultas durante cinco días (a elegir) hasta Navidad.

La Generalitat planteó recortar media paga extra de Navidad a los 41.000 empleados del ICS.

Los ERE llegan a los hospitales. Unos 1.400 empleados de los 3.835 del hospital Sant Pau de Barcelona están afectados por un ERE temporal. La mayoría sufrirá una suspensión de 15 días.

Los médicos convocan paros para el martes y miércoles de la semana que viene.

Jawad Husain es el mediador que ayuda a superar la barrera idiomática. Muchos pacientes solo hablan en urdu. Mientras atiende, hoy le toca estar un rato en el mostrador. Este joven de 23 años explica que los pacientes le preguntan por los recortes. Mete baza en la conversación una mujer llamada Lola, que se acaba de jubilar del Instituto Catalán de la Salud (ICS). Dice que hasta el verano el paciente no lo ha notado mucho, “pero ahora llegan gripes y bronquitis, y veremos qué hace la gente con las urgencias de los ambulatorios cerradas”.

El equipo de Raval Sud lo forman 24 médicos, 24 enfermeras y 20 administrativos. El 70% de la población a la que atienden es inmigrante; de ellos, el 59% procede de India, Pakistán y Bangladesh. La esperanza de vida es siete años menor en el Raval que en el resto de Cataluña.

Para conocer mejor a este equipo basta con buscar en Internet el lipdub (un vídeo musical en el que los que cantan sincronizan labios y movimientos con una canción conocida) que grabaron en abril. Celebraron sus 20 años de existencia al son de la canción Resistiré. Son los mismos que cada miércoles se reúnen a las dos de la tarde con cacerolas y pitos para protestar por la política sanitaria.

“Lo que hay es mucha crispación. Si los hospitales cierran quirófanos y el personal se reduce es evidente que la lista de espera aumentará”, dice Morató. “Es muy fácil recortar desde los despachos”, señala la enfermera Lola García. “Los recortes en enfermería nos han afectado en amortizaciones de plazas, en no suplir las bajas laborales...”, explica García, quien se queja de la supresión del complemento de docencia, unos 200 euros. Morató lo lamenta: “Nunca consultan, de eso nos hemos quejado siempre. Todos estamos de acuerdo en que la educación y la sanidad deben ser las últimas cosas que se toquen, aunque también ha permitido ordenar y reducir estructuras paralelas”.

La esperanza de vida en el Raval es siete años menor que en el resto de Cataluña

¿Y la calidad? “La calidad ha bajado, pero quiero aclarar que lleva bajando desde hace años”, afirma Morató, quien confía en que no habrá más recortes en 2012. Rafa, el administrativo de la cuarta planta, dice que hay problemas en pediatría por falta de personal. “Los recortes afectan a los pacientes porque tienen que esperar más, pero también al material. Pides y te traen lo que pueden”.

Carol González, trabajadora social del equipo de atención primaria de Raval Sud, acaba de llegar de hacer domicilios. Ella vive estos recortes a través de las personas de las que se ocupa. “Hay gente que ha dejado de tener ingresos. Situaciones dramáticas. Entre los que han dejado de recibir la Renta Mínima de Inserción (conocida como PIRMI) y los que ya no pueden prorrogar el subsidio de paro, tenemos muchísima gente sin ningún tipo de ingreso económico. Nosotros lo que hacemos es contener situaciones, dar apoyo y orientar”. La Generalitat aprobó en septiembre un decreto que endurecía las condiciones para recibir el PIRMI. “Hay mucha gente que lo ha dejado de percibir. Las peticiones no se están concediendo. Es gente que no puede pagarse una medicación”.

A las puertas del ambulatorio, en la calle Drassanes, tres jubilados se despiden. Son Paco, María y Pepe. “De momento, los medicamentos no faltan y nos atienden bien. Pero, ¿qué va a hacer la gente si quitan al personal?, pues sublevarse”.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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