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Kenia ataca a Al Shabab, que amenaza con atentados

Kenia culpa a Al Shabab del rapto de las dos cooperantes españolas en el campo de refugiados de Dadaab

Por segundo día, tropas del tierra del ejército keniano, apoyadas por tanques, helicópteros y aviones de guerra, continúan su lucha contra la milicia islamista Al Shabab en territorio somalí.

El objetivo declarado del ejército keniano, que colabora en el terreno con milicias somalíes leales al gobierno de Mogadiscio, es alejar a los milicianos de Al Shabab al menos a 100 kilómetros de la frontera entre Kenia y Somalia.

Kenia culpa a Al Shabab del rapto de las dos cooperantes españolas en el campo de refugiados de Dadaab, así como de los secuestros de una ciudadana francesa y otra británica y el asesinato del marido de ésta en el archipiélago de Lamu, una zona turística de Kenia cercana a la frontera con Somalia.

Sin embargo, las cuatro rehenes siguen en paradero desconocido y las autoridades kenianas aún no han declarado públicamente tener conocimiento de que las españolas se encuentren en territorio somalí.

La milicia islamista, que ha negado en todo momento cualquier implicación en estos secuestros, también ha desplazado sus tropas en el sur de Somalia en dirección a la frontera con Kenia, donde se encontrarán con el ejército keniano.

Vuestro ataque significa que vuestros rascacielos (en Nairobi) serán destruidos, vuestro turismo desaparecerá. Os vamos a infligir el mismo daño que vosotros nos estáis causando”.

“Tropas kenianas han entrado 100 kilómetros en Somalia y sus aviones han bombardeado muchos lugares y han matado a residentes”, dijo a los periodistas al sur de Mogadiscio Sheikh Ali Mohamud Rage, portavoz de Al Shabab, a quien citan medios locales.

“Vuestro ataque significa que vuestros rascacielos (en Nairobi) serán destruidos, vuestro turismo desaparecerá. Os vamos a infligir el mismo daño que vosotros nos estáis causando”.

“Sólo tenéis que ver lo que ocurrió a otros agresores como Museveni (Yoweri Museveni, presidente de Uganda) y su país cuando nos invadieron”, añadió Rage refiriéndose al atentado en Kampala que el pasado julio causó la muerte de 76 personas que veían la final del Mundial de Fútbol en un restaurante.

El lunes, el ejército keniano reconoció haber perdido un helicóptero que se habría estrellado en la frontera causando la muerte a cinco soldados, aunque fuentes militares señalaron que se trató de un accidente y que no fue derribado por Al Shabab.

Según informaciones desde el terreno, las tropas kenianas y las milicias somalíes leales al gobierno habrían tomado las ciudades de Dohbley y Qoqani, cercanas a la frontera, y se estarían aproximando a la ciudad de Afmadow más hacia el interior.

Combo de fotografías facilitadas por Médicos Sin Fronteras (MSF) de la madrileña Blanca Thiebaut (d), de 30 años, y la catalana Montserrat Serra, de 40, las dos cooperantes de MSF que fueron secuestradas en Dadaab, Kenia.
Combo de fotografías facilitadas por Médicos Sin Fronteras (MSF) de la madrileña Blanca Thiebaut (d), de 30 años, y la catalana Montserrat Serra, de 40, las dos cooperantes de MSF que fueron secuestradas en Dadaab, Kenia.EFE
Ali Mohamud Rage, portavoz de de la milicia.
Ali Mohamud Rage, portavoz de de la milicia.Farah Abdi Warsameh (AP)

Por su parte, los milicianos de Al Shabab también se estarían dirigiendo a Afmadow para enfrentarse a los kenianos, según testigos citados por medios locales en la ciudad portuaria de Kismayo, actual bastión de Al Shabab.

“La gente de Kenia debe entender que la impetuosa decisión de sus tropas de cruzar la frontera y entrar en Somalia no estará exenta de repercusiones severas”, insistió Al Shabab en un comunicado enviado a medios internacionales como El PAÍS.

En Nairobi, ya hay quien teme posibles ataques suicidas o la colocación de bombas por parte de la milicia islamista. La capital keniana cuenta con una importante presencia de ciudadanos somalíes y, de hecho, el barrio de Eastleigh en Nairobi se conoce como “la pequeña Mogadiscio”.

“Pero a la comunidad somalí en Nairobi, en Dadaab y en otros lugares de Kenia no le interesa la posibilidad de ataques por Al Shabab, veo más probable que los somalíes en Kenia denuncien a sospechosos de pertenecer a la milicia a que los apoyen”, señaló a El PAÍS un consejero del gobierno somalí que pidió permanecer en el anonimato.

“La apertura de un nuevo frente en el sur podría complicar las cosas para Al Shabab, pero la cuestión es si el ejército keniano será capaz de mantener la ofensiva y qué podría hacer para evitar que Al Shabab vuelva a ocupar esa zona cuando se retiren las tropas kenianas”, añadió esta fuente.

En el pasado, Al Shabab ya atacó las embajadas de Estados Unidos en Nairobi y en Dar es Salam en Tanzania en 1998, y más adelante dos objetivos israelíes en 2002 en la ciudad costera de Mombasa, en Kenia.

Desmentido de Kenia

El gobierno somalí sigue negando tener información sobre la presencia de tropas kenianas en su territorio. “Agradecemos su apoyo logístico y que entrenen a nuestras tropas, pero es que aunque nos pidieran colaborar en el terreno, no necesitamos que el ejército keniano entre en Somalia”, dijo a El PAÍS desde Mogadiscio Abdirahman Omar Osman, portavoz del gobierno somalí.

“Somalia es un territorio soberano y si tropas de otro país cruzan nuestra frontera, entonces se trataría de una invasión”, afirmó el embajador somalí en Nairobi, Mohamed Ali Nur, quien añadió que ése no es el caso ahora mismo y que las relaciones entre los gobiernos de Kenia y Somalia son muy buenas.

Sin embargo, Abdulahi Ousman Agey, teniente coronel en el ejército somalí, dio una versión diferente a la de su gobierno y dio la bienvenida a las tropas kenianas. “Por lo que sé, sí es cierto que el ejército keniano ha cruzado la frontera y su ayuda nos viene bien para luchar contra Al Shabab”, señaló por teléfono desde su posición a las afueras de Mogadiscio.

“El propio gobierno somalí está formado por diferentes facciones con diferentes opiniones y sólo tiene presencia en la capital”, explicó el consejero. “Seguramente no tienen todo el conocimiento de lo que ocurre cerca de la frontera y además prefieren esperar a ver si la gente en la zona está contenta con la intervención keniana antes de admitir la existencia o apoyar esta intervención desde Mogadiscio”.

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