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INMACULADA GARCÍA ARIAS | PARADA DE LARGA DURACIÓN

"La reforma laboral es una aberración"

"A partir de los 40 estás muerto", relata esta madrileña en el paro desde 2007

Francesco Manetto
Inmaculada García.
Inmaculada García.BERNARDO PÉREZ

Contar la historia de Inmaculada García Arias significa condensar cuatro años hilando palabras como despido, paro, facturas, banco, hipoteca, cursos, oposiciones, burocracia, frustración o esperanza. Una combinación que remite a un campo semántico despiadado, el de la crisis, que marca los días de esta madrileña de 47 años desde que el Gobierno regional abandonara, en 2007, la gestión del Parque Warner y los nuevos responsables decidieran externalizar el servicio de limpieza en el que trabajaba.

García, que vive en San Martín de la Vega, al sur de Madrid, perdió su puesto de trabajo pero no se desanimó. Estudió escaparatismo, preparó y se presentó sin éxito a unas oposiciones convocadas por Metro y trató de formarse como cuidadora de ancianos, aunque la oficina de empleo no logró encontrarle ningún curso "por no dar el perfil", relata.

Pese a las dificultades, García, que cuenta con un título de puericultura, consigue hablar con la serenidad y la experiencia propia de quien está convencido de haber hecho todo lo que está en sus manos y que ahora va a tener que convivir con una reforma laboral que califica de "aberración". Cree que el encadenamiento de contratos temporales aprobado por el Ejecutivo la última semana de agosto no la ayudará y, además, supone un retroceso social.

"A partir de los 40, desde un punto de vista laboral estás muerto. Nadie te coge y los gastos se van acumulando. Antes que nada, hay que pagar la hipoteca". Hasta ahora, y después de que se le acabara la prestación por desempleo, ha podido hacer frente a las facturas gracias al salario de su marido, vigilante desde hace 15 años: "1.200 euros con los que no llegamos, ni siquiera sumando las horas extras". 

Además de inquietud por su situación Inmaculada García tiene que sobrellevar la preocupación por el futuro de su hijo mayor, de 20 años, que se asoma ahora al mercado del trabajo y para el que todo o casi son "incertidumbres". En cualquier caso, no era la primera vez que ella se quedaba sin empleo. Cuando se casó, relata, trabajaba en el departamento de merchandising de la juguetera Fisher Price. Tras la compra de la empresa por Mattel "nos echaron todos a la calle", recuerda. Pero entonces aún no se hablaba de crisis y consiguió salir adelante. 

Hoy las circunstancias han cambiado, y cada día, cada plan de ajuste, cada recorte supone para García una frustración. La de alguien que ve cómo el Estado de bienestar se le escapa de las manos. "Y eso con lo que estábamos consiguiendo. Avanzamos mucho y nos acercamos paso a paso a países como Alemania. Pero no podía ser. Parecía que teníamos algo y entonces empezamos a desmontarlo con medidas como el encadenamiento indefinido de contratos temporales". 

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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