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Unidos por la desesperación

Los 21 ediles de Barbate se plantan para exigir ayudas a su pueblo

El alcalde socialista de Barbate (Cádiz), Rafael Quirós, en la playa de Zahora del municipio.
El alcalde socialista de Barbate (Cádiz), Rafael Quirós, en la playa de Zahora del municipio. EDUARDO RUIZ

Primero se movilizaron los trabajadores, ahora lo hacen los políticos. La situación de asfixia financiera que atraviesa el Ayuntamiento de Barbate (Cádiz) ha llevado a su corporación a unir fuerzas, más allá de diferencias partidistas, y plantarse para exigir ayuda al resto de Administraciones. La actividad política está paralizada, el pleno ordinario previsto para esta semana no se ha celebrado. El único objetivo de sus 21 ediles es encontrar una salida a la quiebra de las arcas municipales, el único debate que acoge el Consistorio es el que tiene ahora ocupados a los grupos en la redacción de un documento consensuado para llevarlo a sus portavoces en el Parlamento andaluz.

El alcalde, el socialista Rafael Quirós, se ha cansado de pedir "sensibilidad" a la Junta y al Gobierno central: "Yo ya hablo de humanidad". Los últimos meses, desde que resultó elegido en las pasadas elecciones, le han supuesto un calvario. Antes se quejaba de que tenía que invertir la mayor parte de su tiempo como alcalde en ir de puerta en puerta en busca de dinero para las nóminas. Pero las puertas ya no se abren. Los más de 300 trabajadores de la plantilla municipal, que desde hace año y medio sufrían retrasos en sus salarios, ahora, directamente, no cobran. "Esta situación no tiene ningún sentido. Si nos lo dicen antes de las elecciones, no nos presentamos y ya está. Si hay que irse, nos vamos y le dejamos el Ayuntamiento a la Administración que corresponda. Pero, por favor, que garantice el futuro del pueblo y el pago de las nóminas de sus funcionarios", se desahoga Quirós.

La desesperación que trasmiten sus palabras se percibe también en el discurso de la oposición. Con un matiz, eso sí: se ponen del lado del alcalde para hacer presión, pero a un paso de distancia para dejar claro que no asumen responsabilidad alguna. Incluso el plante que han acordado por unanimidad tiene grados según quién lo cuente. Para el portavoz del PP, José Manuel Martínez, la paralización debe ser una herramienta de presión ante las Administraciones del PSOE: "Que le diga a su gente que va a haber un desgobierno, que estamos dispuestos a ponernos en huelga. Pero si no va a servir para nada, tampoco estamos dispuestos a traicionar a un montón de ciudadanos. Si él no puede, que se vaya y venga otro".

En el otro extremo se sitúa el único representante de IU en el Consistorio, Pedro Rubio: "Lo que iba a ser una dimisión en bloque se ha ido suavizando. Al final nos van a tomar por el pito del sereno, y los trabajadores seguirán sin cobrar".

"Si hay que irse, nos vamos y dejamos el Ayuntamiento", afirma el alcalde

A día de hoy, el Ayuntamiento debe tres nóminas a su plantilla, razón por la que el portavoz del PA en Barbate, Miguel Molina, considera que esta actuación conjunta llega demasiado tarde. "Pero al menos hemos conseguido el consenso, que no es poco", se consuela. "Le estamos diciendo al alcalde que vamos a dejar a un lado las críticas, que estaremos con él si necesita hacerse oír. Siempre que él se comprometa a arreglar la situación, claro, y a asumir que llegamos a este punto por la gestión del equipo de Gobierno", aclara Molina.

Los concejales son conscientes de que es difícil medir los resultados de su gesto. En los próximos días tienen previsto llevar al Parlamento una carta, redactada entre todos, para pedir a sus grupos que se impliquen también en esta lucha. Pero incluso si logran la complicidad de sus representantes en Sevilla, no será más que eso, otro gesto más.

Tras un verano movido, con encierros de los sindicatos, huelga de funcionarios, y manifestaciones casi a diario, la protesta se ha tornado silenciosa. Todo parado, menos el coche del alcalde, que sigue con su ruta a la búsqueda de fondos. La última parada, una cita en Madrid, hace cuatro días, para tratar de renegociar la deuda que el Consistorio tiene con la Seguridad Social. Sin mucho resultado: los números municipales siguen igual, solo aumentan los de su cuentakilómetros.

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