El futuro sostenible es el único posible

En el contexto actual, tan cambiante, urge la imperiosa necesidad de sumarse a los esfuerzos de la Agenda 2030, que representa una oportunidad para brindar espacios dignos y habitables para todas las personas. La pandemia de coronavirus ha generado una reflexión profunda sobre el valor de la vida y ha revelado la importancia de reconectarnos con la naturaleza.

Uno de los grandes compromisos acordados en 2015 por los Estados miembros de la ONU fue darle a las naciones una perspectiva de sostenibilidad. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nacen de la necesidad de resolver las problemáticas acentuadas en diversas regiones del planeta. Uno de los mayores desafíos en la implementación de los Objetivos de la Agenda 2030, ha sido pasar de la comprensión y la contextualización teórica, a la ejecución de estrategias concretas y perdurables. No debemos ver este plan como una lista de buenas intenciones, sino como una manera distinta de ser y hacer, en donde todo lo que hagamos repare los daños ocasionados a nuestro entorno, y apunte a construir sociedades sanas, pacíficas, prósperas y sostenibles.

Según el informe más reciente de los ODS 2021, tras la emergencia sanitaria, se han detenido años de progreso en varios temas fundamentales para el bienestar

Según el informe más reciente de los ODS 2021, tras la emergencia sanitaria, se han detenido años de progreso en varios temas fundamentales para el bienestar humano. En un esfuerzo por aterrizar la Agenda 2030, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha identificado un punto importante: la llamada localización, que se trata del proceso de aplicarla en cada contexto territorial específico y adaptándola a cada reto concreto. Para ello, dice este organismo, es necesario “involucrar herramientas y estrategias que efectivamente traduzcan los ODS y sus metas en resultados tangibles en el ámbito local”.

Las localidades deben convertirse en aspiraciones para vivir, en donde se construyan puentes de ideas que sirvan de inspiración para todos. Si bien es una ruta global, cada región debe ejecutar planes que conduzcan al desarrollo, de acuerdo a su vocación y necesidades específicas. Imaginemos el futuro de los niños, niñas y adolescentes. Uno en el que lo que hagamos se traduzca en un ejemplo para los demás. Si promovemos juntos la paz, la justicia y las alianzas positivas entre los distintos actores sociales, estoy seguro de que alcanzaremos grandes resultados.

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