España se suma a la lucha contra las redes de la pesca fantasma
Cuando el material de pesca se abandona en el agua continúa capturando pescado sin que nadie se ocupe de recogerlo. Además, esta es, según Ocean Conservancy, la contaminación plástica marina más perjudicial
Algunas personas nacen con un vínculo fuerte con el océano. El mar es un destino frecuente de vacaciones. Las casas que tienen vista sobre el mar suelen tener más valor. El mar sirve de inspiración a los artistas: es un tema que aparece en las pinturas de Sorolla, las historias de Cervantes y los poemas de Lorca.
Sin embargo, la importancia del océano no es solo su estética o su uso metafórico. Está en el corazón de la sostenibilidad y la supervivencia de nuestro planeta. Es un recurso precioso y, juntos, debemos cuidarlo.
Cuando uno vive en un país como España, con casi 5.000 kilómetros de costa, esta conexión intrínseca entre la vida y el mar es mucho más obvia. Aun así, pocas personas se dan cuenta de cuantos elementos de la vida cotidiana están vinculados al mar: el océano produce la mayoría de nuestro oxígeno y contiene 97% del agua del globo terrestre, el 40% de la población humana vive cerca de la costa, y un porcentaje importante y creciente de la alimentación global proviene del mar.
Como el país con más pesca de la Unión Europea (UE), España tiene un papel bastante importante en la conservación y la sostenibilidad del mar. Según la Comisión Europea, el país tiene la industria pesquera más grande con respecto al peso de captura y número de personas empleadas en el sector, y es también el segundo que más consume pescado y marisco per cápita en toda la UE.
Por lo tanto, se recibe como buena noticia que, durante la conferencia internacional Our Ocean en Palau, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica del Gobierno de España, Teresa Ribera, anunciase que España es el primer país mediterráneo en adherirse como miembro a la Global Ghost Gear Initiative (GGGI) (Iniciativa Global contra las Redes Fantasma).
La GGGI es la única alianza internacional e intersectorial dedicada a la prevención y eliminación de redes y otro equipo fantasma en el océano, vías acuáticas y otros cuerpos de agua.
La GGGI es la única alianza internacional e intersectorial dedicada a la prevención y eliminación de redes y otro equipo fantasma en el océano, vías acuáticas y otros cuerpos de agua. Una “red fantasma” es el término internacional para cualquier equipo de pesca que se pierda, se abandone, o sea descartado intencionada o inintencionadamente en el mar. Está además impulsada por la organización americana sin ánimo de lucro Ocean Conservancy. En este momento, participan en colaboración 20 países miembros y más de 100 otros actores relevantes del mundo académico, la industria pesquera, ONG, organismos internacionales y del sector privado para hacer frente a este problema de envergadura internacional.
Cuando el material de pesca se abandona en el mar, ocurre un fenómeno llamado pesca fantasma, en el cual, dicho material continúa pescando sin que nadie se ocupe de sacar la captura. Según estudios científicos de Ocean Conservancy, las redes y otro equipo fantasma son la contaminación plástica más perjudicial en el medio ambiente marino. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las poblaciones de peces analizadas están en claro declive. Además, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), este tipo de capturas son responsables de la disminución de hasta el 30% de ciertas poblaciones de pez y dañan gravemente el entorno.
Además, las redes fantasmas son responsables en gran medida de la crisis de plástico en el océano. Se estima que 11 millones de toneladas métricas de este material entran en el océano cada año. De acuerdo con estudios científicos recientes, el de las redes y otro equipo fantasma representan hasta el 70% de los macro plásticos flotantes en los vórtices oceánicos.
Las redes fantasmas no son solamente un problema medioambiental, sino que también representan una pérdida financiera importante para los pescadores. Por ejemplo, una pesquería de cangrejo en la provincia de la Columbia Británica en Canadá reportó que el extravío de equipo les cuesta 650.000 dólares canadienses (475.000 euros) al año, sin hablar ya del efecto financiero de tener una población de mariscos reducida a causa del equipo fantasma.
Por su papel como líder en la industria pesquera europea, esta colaboración entre España y la GGGI va a tener un gran impacto en la sostenibilidad y la conservación del océano. La Subdirección General para la Protección del Mar va a dirigir la implementación del compromiso con la iniciativa GGGI que incluye el reconocimiento de los daños de las redes fantasmas, la evaluación de sus impactos y una disminución significativa de basura marina. Como miembro, el gobierno de España trabajará estrechamente con el equipo de la iniciativa y sus juntas regionales, como la Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico del Nordeste (OSPAR), para poner objetivos nacionales y regionales para el reciclaje y el ciclo de vida de los desechos en la industria (EPR, por sus siglas en inglés).
Por su papel como líder en la industria pesquera europea, esta colaboración entre España y la GGGI va a tener un gran impacto en la sostenibilidad y la conservación del océano
Hasta ahora, los miembros de la GGGI como el Instituto de Investigación Ambiental Italiano (ISPRA), Save the Med, Healthy Seas, OceanCare, y otros, ya están trabajando en la región mediterránea para enfrentarse al problema de las redes fantasma. Además, la GGGI ha financiado proyectos como el Mediterranean Clean Up de Enaleia en Grecia e Italia, que se enfoca en la prevención y recolección de redes fantasma y otra basura marina.
Aun así, las redes y otro equipo fantasma es un problema amplio y transfronterizo, que afecta a todos. Para un asunto de este tamaño, se necesitan soluciones ambiciosas e igualmente grandes. Como directora de la GGGI, espero que España sea el primero de muchos países y otros colaboradores adicionales en la región mediterránea que se sumen a la lucha para la protección del océano. Juntos, podemos asegurar un futuro y un océano más sostenible en beneficio de todos.
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