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Blogs / Educación
Escuelas en red
Coordinado por Rodrigo J. García

“A mí, mi novio me controla lo normal”

Alumnas que han madurado sus ideas sobre las relaciones de pareja se organizan, piden ayuda a sus profesores y diseñan y despliegan una campaña contra el machismo

Mi novio
Joseba García Plazuelo

En un autobús, estudiantes recostados en sus asientos trataban de descansar. Algunos escuchaban música y miraban la pantalla del móvil, otros conversaban en pequeños grupos. Había hecho mella el cansancio natural de toda excursión, la fatiga de varios días fuera de casa junto a la alegría de haberlo pasado bien.

Lola Alberdi Causse, por entonces profesora de Geografía e Historia y directora del Instituto Público de Educación Secundaria Obligatoria (IESO) Sierra la Mesta, conversaba con varias alumnas de segundo curso de la ESO.

—Bueno, chicas, y ¿qué vais a hacer este fin de semana?, pregunta Alberdi.

—Profe, este finde tenemos una fiesta en casa de Marisa (nombre ficticio). Sus padres no están…, responde una alumna.

—Pero, ¿cómo? ¡Aún os queda energía para fiestas! ¡Yo estoy agotada! ¿Y quiénes vais a ir?, se extraña Alberdi.

—¡Iremos todas las amigas!, contesta otra estudiante.

—A última hora seguro que falta la Yoli (nombre ficticio), su novio la tiene súper controlada..., lamenta una tercera.

—¡Oye que, a mí, mi novio me controla lo normal!”, estalla Yoli, visiblemente enojada.

Vigilancia y sumisión.
Vigilancia y sumisión.Joseba García Plazuelo

El diálogo hizo saltar todas las alarmas. El asombro dejó paralizada a la profesora. ¿Cómo era posible que una chica adolescente se perdiera una fiesta con sus mejores amigas por evitar el enfado de su novio? Qué quería decir exactamente la frase “¿a mí, mi novio me controla lo normal?”, se cuestionó. Algo no funcionaba.

Entonces, se puso manos a la obra, y decidió diseñar una secuencia de aprendizaje de indagación crítica, aprovechando la participación de sus alumnas en un programa, iniciado recientemente en el instituto, denominado Desafío 2.0.

Dependiente de la pareja

El instituto Sierra la Mesta, que está situado en el entorno rural del municipio de Santa Amalia, en Badajoz, escolariza estudiantes con referencias culturales y aspiraciones académicas muy heterogéneas. El equipo educativo había tomado conciencia de esa singularidad y buscó alternativas a la rutina de encerrar el currículo en un libro de texto. Esto es lo que pretendía el programa Desafío 2.0, galardonado con el Premio Joaquín Sama a la Innovación Educativa en 2017, al abordar temáticas de indagación conectadas con los intereses de los estudiantes.

Una de cada tres jóvenes considera aceptable que su pareja la controle

Esta iniciativa de enriquecimiento curricular, en la que participaba alumnado interesado en profundizar en determinados aprendizajes, se desarrollaba en horario de tarde y en modalidad online. Contó con la dedicación, también voluntaria, de un equipo de profesores que se planteaban otras formas de enseñar y aprender, dirigidas al fomento del estudio riguroso y creativo en estudiantes y docentes, y que utilizaban la metodología de proyectos de investigación y resolución de problemas, en grupos cooperativos.

En esta ocasión, el núcleo temático del desafío iba a ser distinto: aprovecharían el diálogo inicial y plantearían a los estudiantes la pregunta “¿crees que vives en un ambiente machista?”.

Estudiantes del IES Mercedes Labrador de Fuengirola (Málaga) trabajan en el proyecto “Mi novio me controla lo normal”.
Estudiantes del IES Mercedes Labrador de Fuengirola (Málaga) trabajan en el proyecto “Mi novio me controla lo normal”.Juan Francisco Casado

Así, en el curso 2015-2016, Alberdi diseñó este proyecto pedagógico en colaboración con Luis Antonio López Risco, profesor de matemáticas. Pretenden que los estudiantes investiguen, se informen y tomen conciencia de los comportamientos machistas, escasamente o nada reflexionados, considerados “naturales” en su ambiente. Tratan de romper —desde lo educativo— con la “representación androcéntrica de la reproducción social que, tradicionalmente, ha venido invistiendo de autoridad el poder socio-sexual ejercido por el modelo normativo de lo humano (varón) en el ámbito familiar y doméstico” (¿Qué dice el último Informe sobre víctimas mortales por violencia de género?).

La directora de la Fundación ANAR, Diana Díaz, abunda en la pertinencia de esta tarea al advertir la presencia entre adolescentes de expresiones como “para él la confianza es que le muestre el móvil; yo lo entiendo porque tiene mucho miedo a perderme”. Al tiempo, las cifras oficiales del momento avisaban de que una de cada tres jóvenes considera aceptable que su pareja la controle.

Al principio, el proyecto fue muy sencillo. Una secuencia de indagación, reflexión, elaboración y aplicación de una encuesta sobre las manifestaciones machistas en su entorno. El trabajo culminaba en un pequeño informe, con un resumen de datos, gráficas, interpretaciones y una conclusión valorativa.

Pero el proyecto no se acaba en este primer ensayo. Da paso a otra experiencia educativa mucho más relevante que incorpora a todo el instituto. Dos cursos más tarde, en el 2017-18, las alumnas de la conversación inicial han madurado sus ideas sobre las relaciones de pareja, hasta el punto de tomar la iniciativa. Se organizan, piden ayuda a sus profesores y diseñan y despliegan una campaña contra el machismo. “El resto de los estudiantes tenía que abrir los ojos como antes lo habían hecho ellas mismas”, comenta Alberdi.

Para él la confianza es que le muestre el móvil. Yo lo entiendo porque tiene mucho miedo a perderme
Una adolescente, sobre su novio

La campaña del 8 de marzo de 2018 fue todo un éxito. Las chicas replicaban las actividades que habían hecho en el proyecto inicial, pero iban más allá: diseñaron actividades propias, imprimiéndoles su sello personal.

Alberdi quedó impresionada, y decidió darle forma didáctica a la experiencia y transformarla en un recurso educativo abierto (REA), accesible a todo el profesorado. Así, en el curso 2018-2019 publica la secuencia “Mi novio me controla lo normal” en el repositorio del Centro Nacional de Desarrollo Curricular en Sistemas no Propietarios del Ministerio de Educación y Formación Profesional.

Portada de la web “Mi novio me controla lo normal”. Acceso en: https://tinyurl.com/29twh2y8
Portada de la web “Mi novio me controla lo normal”. Acceso en: https://tinyurl.com/29twh2y8Lola Alberdi

Igualdad de género

La experiencia se traslada, entonces, a un recurso profesional que alterna la práctica investigativa y el diálogo colectivo sobre la igualdad de género. Los usuarios utilizan un diario personal como herramienta didáctica donde escriben las preocupaciones, interpretaciones y propuestas de avance no solo racionales, sino emocionales y de comportamiento que surgían en el transcurso de la secuencia didáctica.

En el texto introductorio se formula este enunciado: “Miraremos a nuestro alrededor para ver cómo se comporta la gente y comprobaremos si existen o no conductas machistas en las personas que conocemos. Analizaremos los medios de comunicación, algunas películas, música y otros aspectos de nuestra vida cotidiana. Llevaremos a cabo una investigación sobre el tema para finalmente concebir una acción que contribuya a mejorar el mundo”.

No es fácil admitir ser machista, pero al bucear en su interior se llevan alguna sorpresa

“Antes de empezar, ¡saltemos!”, comienza la secuencia, y se plantean algunos tópicos sobre la idoneidad de ciertas tareas y comportamientos culturalmente asignados a hombres y mujeres, como por ejemplo: “Las mujeres están más capacitadas que los hombres para cuidar de los bebés”, “las mujeres son muy emocionales por lo que sus emociones siempre terminan controlando sus vidas”, “los hombres en cambio son más racionales que las mujeres”, etcétera. Cada estudiante se manifiesta de acuerdo o no, brincando a izquierda o derecha. Mas tarde, debaten las distintas opciones declaradas y anotan las consideraciones. Al final, escriben sus reflexiones en su diario de aprendizaje (uno individual y otro colectivo).

No es fácil admitir ser machista, pero al bucear en su interior, los estudiantes se llevan alguna sorpresa. Esta es la premisa de partida que someten a reflexión individual y colectiva. Se les muestra el siguiente diálogo entre Yoli y Víctor, su novio (nombres ficticios), y de Yoli con sus amigas, sobre una salida de fin de semana.

Conversaciones de Yolanda con sus amigas y con Víctor.
Conversaciones de Yolanda con sus amigas y con Víctor.Lola Alberdi

Después de contestar a un cuestionario, que suscita el debate, reflexionan sobre las ideas dominantes sobre el amor y la amistad. “¿Qué piensas de las amigas de Yolanda?, ¿Quieren que Yolanda salga y vuelva a ser como era antes de empezar a salir con Víctor?, ¿Pablo y Rubén quieren ligar con Yolanda?, ¿Es normal que Víctor se sienta mal y pida a Yolanda que deje de salir con ellos?, ¿Yolanda debería tener más cuidado y atender la relación si realmente le quiere?”, se preguntan unas a otras.

Luego, analizan algunos vídeos para recapacitar sobre la vigencia de comportamientos considerados normales entre adolescentes y que generan un alto impacto. La estereotipada imagen de la mujer (“hacer las cosas como una niña”), o los micromachismos (que están ahí, aunque no queramos verlos). Se comentan, siguiendo una rutina de pensamiento, con la que cuestionar los esquemas mentales y discursivos del modelo androcéntrico, que resultan de las asimilación acrítica de relaciones asimétricas de poder.

¿Es normal que Víctor se sienta mal y pida a Yolanda que deje de salir con ellos?

Entonces, establecido un marco conceptual sobre el machismo, se organizan en equipos cooperativos para investigar en su entorno. Utilizan el método científico para elaborar una respuesta justificada y racional. Parten de una hipótesis previa (mi entorno es machista, o no lo es) que deben aceptar o refutar, recogiendo información de otras experiencias similares. Seleccionan la población diana, confeccionan una encuesta —dicotómica para los más pequeños y de escala Likert para los mayores— en un formulario online, lo envían por correo electrónico y lo insertan en el blog de clase; al final elaboran un informe de resultados y conclusiones.

“¡Muévete y cambia el mundo!”, dicen. El mundo cambia con el ejemplo. Es importante terminar el proyecto con una acción que involucre al centro y al entorno, tal y como hicieron las alumnas, aquel 8 de marzo. Piensan colectivamente en cómo desplegar una campaña de concienciación en el instituto y en el barrio, recordando acciones anteriores.

Difusión

El valor educativo de un proyecto de sensibilización aumenta cuando se diseña como recurso abierto, de uso libre por los profesionales de la enseñanza. Con este propósito se incorpora en varios repositorios públicos: el CEDEC, la web de publicaciones del Ministerio de Educación y Formación Profesional y la plataforma eScholarium de la Junta de Extremadura.

Es difícil seguir el rastro a un recurso publicado en abierto y en plataformas sin perfil de usuario. No obstante, tenemos constancia de su utilización en institutos como Las Lagunas de Mijas (Málaga), Marqués de Santillana de Colmenar Viejo (Madrid), Mercedes Labrador de Fuengirola (Málaga), entre otros. También en el Ayuntamiento de Rafelbunyol (Valencia), en concreto en 12 cursos de primero y segundo de la ESO. Fue seleccionado como referencia en el curso de formación de recursos educativos abiertos organizado por el Centro de Profesores de Palma de Mallorca.

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