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República Democrática del Congo
Tribuna
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Niños atrapados por el conflicto en el este de la República Democrática del Congo: “Mi hermana pequeña y yo estábamos en el salón cuando cayó una bomba”

Un responsable de Unicef describe cómo desde finales de enero, con la escalada de violencia, el repunte de casos de abuso sexual, reclutamiento infantil y los ataques a escuelas y hospitales han mermado la seguridad de la infancia congoleña

República Democrática del Congo
Familias que habían estado viviendo en campamentos de desplazados en los alrededores de Goma buscan refugio de camino a la aldea de Shasha, en la provincia de Kivu Norte, República Democrática del Congo el 14 de febrero de 2025.Jospin Benekire (UNICEF)

En la unidad de neonatología del Hospital General de Referencia de Virunga, Faraja, de 18 días de edad, permanece en cuidados intensivos con una orejita vendada por una bala perdida que atravesó su incubadora durante los recientes combates en Goma, en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Su madre, Amani, está a su lado. “Había dos bebés en la incubadora”, recuerda. “Pero la bala alcanzó a mi hijo. Sigue recibiendo cuidados, pero temo que esto pueda volver a ocurrir. Necesitamos paz”.

La historia de Faraja es solo una de las muchas que ponen de manifiesto la grave situación que se vive en el este del país, donde la rápida expansión del conflicto ha sumido a la región en un nivel de violencia y graves violaciones contra la infancia que no se veían desde hace muchos años.

Desde principios de 2025, la situación en el este de la RDC se ha deteriorado rápidamente, con importantes ciudades estratégicas como Goma y Bukavu capturadas por el grupo armado M23. Esto ha provocado desplazamientos internos masivos : alrededor de un millón de personas se han desplazado en un mes, algunas para huir de los combates y otras por el cierre de los campamentos de desplazados existentes.

Unicef está profundamente preocupada por el aumento significativo de las denuncias de violaciones graves contra los niños. El número de incidentes se ha triplicado desde diciembre, a raíz de la última escalada de violencia que comenzó el 24 de enero de 2025.

Durante este periodo, los datos revelan que los casos de violencia sexual han aumentado más de dos veces y media, los secuestros se han multiplicado seis veces, los asesinatos y mutilaciones hasta siete veces y los ataques a escuelas y hospitales se han multiplicado por 12.

Los servicios sanitarios, gravemente afectados

En los combates de Goma, entre el 26 y el 30 de enero, casi 3.000 personas buscaron asistencia médica, muchas de ellas niños. El Gobierno congoleño calcula que hasta ahora han muerto unas 7.000 personas. El Hospital General de Referencia de Virunga, apoyado por Unicef, se ha visto desbordado por los casos de violencia sexual y lesiones. Entre ellos, al menos 45 niños supervivientes de violencia sexual y 70 niños menores de cinco años heridos que fueron remitidos al hospital para recibir atención especializada.

Cynthia, una niña de 14 años, y su hermana pequeña resultaron heridas por la explosión de una bomba. “Mi hermana pequeña y yo estábamos en el salón cuando cayó una bomba”, relata Cynthia. “Me hice daño en la mano y mi hermana pequeña en el pie. Los jóvenes de nuestro barrio nos ayudaron a llegar hasta aquí”. Ambas hermanas están recibiendo atención médica y apoyo psicosocial gratuitos gracias a Unicef.

Familias desplazadas en los alrededores de Goma de camino a la aldea de Shasha, en la provincia de Kivu Norte, RD del Congo el 14 de febrero de 2025.
Familias desplazadas en los alrededores de Goma de camino a la aldea de Shasha, en la provincia de Kivu Norte, RD del Congo el 14 de febrero de 2025.Jospin Benekire (UNICEF)

El conflicto ha afectado gravemente a los servicios sanitarios de la región. “Ha aumentado el número de heridos por armas de fuego”, explica el doctor Tchukudji Bahati Béat, jefe de personal del Hospital General de Referencia de Virunga. “En la unidad de maternidad aumentaron los casos de amenaza de parto prematuro y los nacimientos prematuros. Había mujeres que querían llegar a tiempo para dar a luz. Dado el estado en que se encontraba la ciudad, fue difícil, pero pudimos salvarlas, llegaron justo a tiempo”.

Las escuelas, espacios seguros cruciales para la infancia

El sistema educativo también se ha visto gravemente afectado. Se cerraron más de 2.500 escuelas y espacios de aprendizaje en Kivu Norte y Kivu Sur, lo que privó de educación a 795.000 niños.

“Mi mayor deseo es que mis hijos puedan ir a la escuela y crecer para ser grandes personas”, explica Ruth Musumba, madre de tres hijos, a quien conocimos en el hospital de Virunga. “Una bomba cayó en nuestra casa e hirió a los niños. Los llevé al hospital. Cuando llegamos, había médicos, pero no medicinas suficientes. Los niños no pudieron ser tratados hasta dos días después. Hoy vivo con miedo. Tengo miedo de las balas, de las bombas, tengo miedo de salir fuera”. “Pido al resto del mundo que rece por nosotros, porque vivimos en condiciones muy difíciles. Hemos perdido las ganas de vivir en el Congo debido a las guerras”.

Aunque las escuelas de Goma reabrieron el 10 de febrero de 2025, asistieron pocos alumnos, y los padres expresaron su temor de que la situación en materia de seguridad siguiera siendo demasiado peligrosa.

En tiempos de crisis, las escuelas desempeñan un papel crucial a la hora de mantener la estabilidad y proporcionar un espacio seguro que proteja a los niños del posible reclutamiento por parte de grupos armados y de la violencia sexual. Las escuelas también ofrecen a los niños que han sufrido traumas acceso a apoyo psicosocial. “Incluso en tu propia casa, ya no te sientes seguro”, explica Cassien, estudiante de segundo de secundaria en Goma. “He visto y oído las balas”.

Una bomba cayó en nuestra casa e hirió a los niños. Los llevé al hospital. Cuando llegamos, había médicos, pero no medicinas suficientes. Los niños no pudieron ser tratados hasta dos días después
Ruth Musumba, mujer congoleña afectada por la violencia

Cassien ha vuelto a la escuela, aunque la asistencia en la provincia de Kivu Norte es solo la mitad de los niveles de 2024, ya que muchas familias han huido. Al regresar a la escuela, los estudiantes reanudan las clases en medio de un reguero de cristales rotos, un autobús escolar dañado, agujeros de bala y cicatrices de impactos de misiles.

“Lo que viví fue horrible”, cuenta Lesly, que estudia en la misma escuela. “Tuve que ver cosas que nunca antes había visto: violaciones, robos, saqueos... fue horrible. Vi a mis amigos perder a sus padres, a sus seres queridos, a gente que les importaba. Es doloroso”. “Cuando estás estudiando, te preguntas si algún día podrás volver a vivir en paz”, añade.

Unicef está trabajando con socios locales para evaluar la magnitud de los daños, así como para reabrir las escuelas en la ciudad de Goma y en el territorio de Nyiragongo. Alrededor de 152 escuelas se vieron directamente afectadas por los combates, incluidas 68 que ahora acogen a familias desplazadas, 45 que han sufrido saqueos y 35 que han sido dañadas por proyectiles y balas, según el Grupo Sectorial de Educación. La respuesta a la crisis también incluirá la creación de espacios temporales de aprendizaje y protección, la distribución de materiales de enseñanza y aprendizaje a profesores y alumnos, y la organización de oportunidades de aprendizaje a domicilio y a distancia para los niños desplazados.

“El daño que puedo ver aquí es devastador”, dice Cassien mientras mira alrededor de su escuela. “Pero ante todo estoy muy contento de ver que mis compañeros han sobrevivido... es algo que no me hubiera atrevido a esperar. Con todo lo que he visto, pensaba que tal vez algunos de mis compañeros podrían morir en cualquier momento, pero verlos a todos vivos y en buen estado de salud nos da esperanza y nos da la fuerza para seguir adelante, por nosotros mismos, por nuestros amigos y por nuestra comunidad.”

En todo el mundo, los niños en conflictos prolongados tienen tres veces más probabilidades de morir por enfermedades relacionadas con el agua que por la violencia. Restablecer los servicios esenciales debe ser una prioridad, o correremos el riesgo de perder aún más vidas
Jean Francois Basse, representante en funciones de Unicef en la República Democrática del Congo

Varias escuelas y espacios de aprendizaje construidos por Unicef se encuentran ahora desiertos tras el rápido cierre de los campamentos para desplazados alrededor de la ciudad, que antes albergaban a unas 700.000 personas, principalmente niños.

El acceso a agua limpia, una prioridad urgente

Durante los combates en Goma, acceder a agua potable fue un reto, debido a la rotura de los cables que abastecen de electricidad a la ciudad, incluidos los que operan las bombas de agua. Las actuales epidemias de cólera y mpox, especialmente concentradas en los campamentos de desplazados, hacen que el acceso a agua limpia sea una prioridad urgente.

“El agua potable es un salvavidas. Con las continuas epidemias de cólera y mpox en el este de la RDC, los niños y las familias necesitan agua potable ahora más que nunca para evitar una crisis sanitaria más profunda”, explica Jean Francois Basse, Representante en funciones de Unicef en la RDC. “En todo el mundo, los niños en conflictos prolongados tienen tres veces más probabilidades de morir por enfermedades relacionadas con el agua que por la violencia. Restablecer los servicios esenciales debe ser una prioridad, o correremos el riesgo de perder aún más vidas”.

“Estamos observando señales preocupantes de un aumento en los casos de cólera, estrechamente ligado al incremento de los desplazamientos y a que la gente dependa de agua no potable. Aunque recopilar datos es difícil en estas circunstancias estamos extremadamente preocupados por una explosión de casos, con la principal temporada de lluvias acercándose”, explica Basse.

En los últimos 10 años, el cólera ha causado la muerte de 5.539 personas en la RDC, un país donde solo el 43% de la población tiene acceso a un servicio básico de agua y solo el 15% tiene acceso a servicios básicos de saneamiento.

La situación en el este de la RDC sigue siendo crítica. Miles de niños vulnerables en campamentos de desplazados han sido obligados a huir en múltiples ocasiones, y cientos de niños han sido separados de sus familias, lo que los expone a un mayor riesgo de secuestro, reclutamiento y violencia sexual.

Unicef hace un llamamiento a todas las partes en conflicto para que garanticen la protección de los niños y las infraestructuras civiles, que se abstengan de utilizar explosivos en zonas pobladas y pongan fin a todas las formas de violencia sexual y reclutamiento infantil. Mientras el conflicto continúa, las historias de Faraja, Cynthia, Ruth, Cassien, Lesly y de innumerables niños y familias son un recordatorio conmovedor de la urgente necesidad de paz y estabilidad en el este de la RDC.

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