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Aitor Zabalgogeazkoa, de Médicos Sin Fronteras: “El alto el fuego ha servido para eliminar a Gaza de las prioridades y de las primeras páginas”

El Coordinador de Emergencias de la organización humanitaria asegura que Israel no está dejando entrar ayuda humanitaria indispensable, desde aparatos para hacer ecografías hasta piezas para arreglar un generador. Considera que la prioridad es dar refugio y agua a una población muy debilitada

Aitor Zabalgogeazkoa MSF

A los hospitales de Gaza ya no llegan diariamente decenas de heridos en los bombardeos, pero el sistema sanitario sigue hecho pedazos y colapsado mientras emergen nuevos problemas de salud debido a la falta de cuidados o a las “horripilantes” condiciones de vida, alerta Aitor Zabalgogeazkoa (Bilbao, 1964), coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), que salió de la Franja a mediados de noviembre.

“La gente solo piensa en la supervivencia diaria porque no puede pensar en otra cosa. No hay más espacio mental”, asegura, en una entrevista con este periódico en Madrid. Buscar leña y agua, reparar la tienda de campaña, conseguir transporte, comprar zapatos para los niños o un medicamento: esa supervivencia ocupa gran parte del día y, según Zabalgogeazkoa, todo se complica debido a que Israel bloquea gran parte de la ayuda humanitaria indispensable, desde aparatos para hacer ecografías hasta piezas para arreglar un generador.

“Es sangrante ver la cantidad de camiones que hay fuera esperando la autorización”, asegura, explicando que MSF tiene en este momento más de 200 palés bloqueados por Israel “porque hay algún ítem que no cumple las condiciones”.

Pregunta. ¿Qué han significado estos más de dos meses de alto el fuego en Gaza?

Respuesta. La gente lo necesitaba a cualquier precio porque no podían más, pero el alto el fuego ha servido también para eliminar a Gaza de las prioridades y de las primeras páginas. Está clarísimo que era el objetivo de algunas personas.

P. ¿Y qué ha representado desde el punto de vista médico?

R. Ya no llegan los heridos por decenas a los hospitales, pero todo lo demás está bastante paralizado. Hay un montón de cosas que Israel no deja entrar argumentando que se les puede dar un doble uso y utilizarlas militarmente, pero que son imprescindibles. Por ejemplo, fijadores externos para traumatología, aparatos para hacer una ecografía, partes de un generador y piezas para los coches o para arreglar el ascensor del hospital Al Nasser, que tiene siete pisos. Son cosas que rodean la prestación del servicio y que están totalmente bloqueadas.

P. ¿MSF tiene en este momento material que no puede introducir en Gaza?

R. Tenemos 221 palés que Israel ha echado para atrás porque hay algún ítem que no cumple las condiciones. Sí hemos logrado hacer entrar, por ejemplo, material para saneamiento de agua que estaba paralizado desde hace varios meses. Yo creo que hay mucho caos y que todo es un poco aleatorio, no puede ser tan sofisticadamente retorcido. Paralelamente, en Gaza entran cosas superfluas, como Nutella.

P. El COGAT, el organismo israelí encargado de coordinar la ayuda humanitaria para Gaza, desmiente las informaciones de la ONU y asegura que en la Franja están entrando todos los alimentos necesarios.

R. Es sangrante ver la cantidad de camiones que hay fuera esperando la autorización. Israel dice ‘hemos dejado entrar tantas toneladas’, pero son cargamentos que se quedan bloqueados al otro lado horas o días, a la espera de una autorización o de que lleguen los camiones palestinos de reparto. También dicen que están distribuyendo agua, pero se limitan a llevarla hasta el otro lado de la valla, donde no funciona ni el bombeo ni las canalizaciones. Igual ocurre con la electricidad. Son medias verdades.

Dicen que están distribuyendo agua, pero se limitan a llevarla hasta el otro lado de la valla, donde no funciona ni el bombeo ni las canalizaciones. Igual ocurre con la electricidad. Son medias verdades

P. Su cargo es coordinador de emergencias, ¿cómo se puede coordinar una emergencia como Gaza?

R. Como equipo hemos asumido unos riesgos que en otros lugares no habríamos asumido. No sé si Gaza es peor o mejor que otros sitios, pero el hecho de que sea un lugar muy pequeño y confinado, del que la gente no puede salir, cambia la ecuación. Igual pasas más miedo en Sudán o en la República Centroafricana, pero en Gaza hay que planificar mucho las operaciones, con quien lo haces, y sobre todo cuesta que entren los recursos, que entre la ayuda. Lo positivo de estos dos años ha sido el entendimiento que ha habido entre todas las organizaciones.

P. ¿Cuál es la prioridad ahora?

R. El refugio. Intentar que entre el máximo de material de cara al invierno. Y también el agua. La ausencia de estas dos cosas puede generar muchos otros problemas sanitarios. Cuando salí de Gaza en noviembre había bloqueadas 85.000 tiendas de campaña porque Israel las había echado para atrás por unas simples piezas metálicas. En total, en Gaza hacen falta 300.000 tiendas. Creo que las imágenes de esta semana de la lluvia y la tempestad han mostrado cómo está viviendo la gente. Y aún queda mucho invierno por delante. Hay personas que están durmiendo en una alfombra, solo protegidas con cortinas y plásticos.

P. En medio de esta incertidumbre, ¿cómo se prevé la asistencia humanitaria para los próximos meses?

R. Vamos mes a mes porque no podemos mirar más lejos. Y la gente también solo piensa en la supervivencia diaria porque no puede pensar en otra cosa, no hay espacio mental. En esas tiendas de campaña hay abogados, profesores, comerciantes... gente que nunca ha cocinado en leña y que no saben asegurar bien la tienda de campaña porque no han tenido que pasar por esto antes, como la mayoría de nosotros. La supervivencia les lleva varias horas al día: ir al mercado, buscar leña, encontrar un vehículo... Las condiciones de vida son horripilantes.

P. Otro tema urgente, según la OMS, son las evacuaciones de enfermos. La ONU calcula que más de 16.000 pacientes necesitan salir de Gaza, pero entre el 13 de octubre y el 1 de diciembre han salido 235 personas y sus acompañantes.

R. Recibimos mucha gente que no podemos curar y que tienen que ser evacuados. Algunas personas llevan meses esperando. Israel dice que pueden salir, pero no es así. Hay muchas limitaciones, con los vehículos, con los documentos... Y perdemos mucha gente en el camino. Estamos hablando de casos muy complicados de oncología o de traumatología y también de enfermos crónicos que no se han tratado desde hace dos años, por ejemplo de diabetes. Muchos de ellos son personas mayores, que no forman parte de los balances de víctimas ni de las listas de evacuación.

Al tener los hospitales desbordados de heridos por los bombardeos, se van dejando de lado otras cosas, como la salud materno-infantil o la desnutrición y todo eso está saliendo ahora

P. ¿Cómo definiría el sistema sanitario en Gaza en este momento?

R. Es un sistema totalmente desmontado. Al tener los hospitales desbordados de heridos por los bombardeos, se van dejando de lado otras cosas, como la salud materno-infantil o la desnutrición y todo eso está saliendo ahora. Por ejemplo, MSF tiene dos centros de salud en el sur de la Franja, en tiendas de campaña. Atendemos a entre 800 y 900 personas al día. El sentimiento es que no hay personal suficiente, no hay lugar para todos...

P. Una mujer se pone de parto en Gaza hoy. ¿Vale la pena que vaya a un hospital? ¿La van a atender?

R. Si consigue llegar, seguro la atenderán, pero probablemente sea una mujer que no haya tenido revisiones previas y en el momento del parto pueden aparecer problemas que la hagan terminar en un quirófano. Las primeras indicaciones de desnutrición severa en Gaza no las hemos visto en los niños, sino en las madres, que no se pueden alimentar correctamente durante la gestación y esto puede dar lugar a complicaciones. La declaración de hambruna en agosto se debió en gran parte a estas mujeres.

P. ¿Se ha descuidado especialmente la salud de las gazatíes?

R. Si Gaza ha retrocedido 30 años desde 2023, las mujeres de Gaza han retrocedido 40. Y la situación de hacinamiento, de falta de ayuda y de total ausencia de higiene y de intimidad sigue siendo muy complicada y muy delicada para muchas mujeres, desde muchos puntos de vista.

Si Gaza ha retrocedido 30 años desde 2023, las mujeres de Gaza han retrocedido 40

P. ¿La salud mental forma parte también de la lista de temas descuidados que emergen ahora?

R. Es una gran incógnita. En MSF tenemos en este momento ocho o nueve psicólogos. ¿Cuántos casos pueden gestionar? 20, 30... Y ven cuadros clínicos muy preocupantes, frente a los que pueden hacer poco, porque el detonante de ese trauma sigue ahí, presente. A mí me preocupan también mucho los trabajadores sanitarios.

P. Quiere decir quién cuida al cuidador

R. Exacto. Tenemos compañeros que no han cogido un solo día libre en dos años, que no son capaces de quedarse descansando en su tienda de campaña sabiendo todo lo que hay para hacer.

P. Escuchándole, la imagen de Gaza parece la de un barco que hace aguas por todas partes.

R. Por todas, aunque haya aspectos que hasta ahora estaban más enterrados.

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Sobre la firma

Beatriz Lecumberri
Periodista especializada en información internacional. Ha sido corresponsal en Jerusalén, Caracas, Río de Janeiro y París y ha trabajado en la agencia France-Presse (AFP). Es autora del libro 'La revolución sentimental', sobre Venezuela, y codirectora del documental 'Condenadas en Gaza'. Actualmente, trabaja en la sección Planeta Futuro de EL PAÍS.
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