Las peladoras de gamba de Bombay sufren el azote de los aranceles draconianos de Trump
Miles de trabajadoras pelan a mano el marisco y ahora ven cómo las ventas a su principal destino exportador, Estados Unidos, se reducen debido al gravamen del 50% impuesto a India

El olor a pescado impregna el aire en Sassoon, uno de los puertos pesqueros indios más antiguos y concurridos de la costa del mar Arábigo, situado en Bombay, en el Estado occidental de Maharashtra. En una mañana de principios de octubre, grupos de mujeres vestidas con saris de colores se sientan juntas en el muelle a pelar gambas, mientras los hombres arrastran sus embarcaciones llenas de hielo para cargarlas una vez peladas y llevárselas a los exportadores de marisco. Muchos de ellos pertenecen a la comunidad indígena Koli, muy numerosa en el Estado de Maharashtra y que se dedica a la pesca y la agricultura.
Lakshmi Madhukarter, una mujer que trabaja en el puerto, asegura que, últimamente, el negocio sufre pérdidas. “Los exportadores nos han dicho que son por los aranceles de Estados Unidos. No entiendo exactamente qué son los aranceles, pero no estamos vendiendo tanto como antes”, asegura. “Los kolis siempre hemos tenido un fuerte vínculo con el mar y tenemos nuestros propios métodos tradicionales de pesca. Hoy estoy vendiendo gambas pequeñas que hemos pescado durante una salida al mar de 10 días. Normalmente, se las vendo a empresas que luego las exportan a países como EE UU”, agrega.
Según la Autoridad de Desarrollo de las Exportaciones de Productos Marinos del país (MPEDA por sus siglas en inglés), entre 2024 y 2025, India exportó 1,7 millones de toneladas de marisco, por un valor de 7,4 millones de dólares (6,3 millones de euros). La mayor parte de dichas exportaciones fueron de gamba pelada y EE UU fue el destino principal, seguido de China, Japón y varios países de la Unión Europea.
Sin embargo, desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, impuso en agosto aranceles del 50% a las exportaciones indias —para castigar a Nueva Delhi por importar petróleo de Rusia— y desde que en septiembre presentó la ley arancelaria sobre la gamba de India —con el objetivo de proteger el mercado interno de las importaciones del país asiático, que son más baratas—, el mercado de marisco indio está atravesando dificultades.
Las tasas aplicadas a India son las más elevadas decretadas por Washington en el continente asiático y pueden poner en la cuerda floja las ambiciones del primer ministro del país, Narendra Modi, de transformar el subcontinente en un importante centro manufacturero. En 2024, el comercio de bienes entre los dos países sumó 129.000 millones de dólares, con un déficit comercial estadounidense de 45.800 millones, según datos de la Oficina del Censo de EE UU.
Los exportadores nos han dicho que son por los aranceles de EE UU. No entiendo exactamente qué son los aranceles, pero no estamos vendiendo tanto como antesLakshmi Madhukarter, trabajadora en el puerto de Sasoon
K. N. Raghavan, secretario general de la Asociación de Exportadores de Productos Pesqueros de India (SEAI), aseguró a la revista india The Frontline, que las exportaciones a EE UU han disminuido un 80%.
Junto a Madhukarter está Shanti, de 60 años, que trabaja en Sassoon desde que era niña. “Nacimos aquí y la gamba es muy importante para nuestra comunidad koli”, explica mientras pela marisco. “Cada día, dependiendo de la captura, pesamos las gambas y empezamos a pelarlas. Luego se las entregamos a empresas que las exportan a otros países. En un solo día, podemos ganar entre 400 y 600 rupias (entre cuatro y seis euros)”, dice. Como ella, más de 10.000 personas se dedican a pelar gambas en los muelles de Sassoon.
De este puerto salen aproximadamente entre 40 y 50 toneladas diarias de gambas. Sheetal Sharadh Bhanji, que es la nuera de Madhukarter, asegura que los aranceles han tenido graves repercusiones en su negocio. “Mi marido falleció hace unos años y, desde entonces, he criado a mi hijo sola. Mi familia vive gracias a la venta de gambas y, en un día, después de pelarlas y venderlas, no ganamos más que alrededor de 500 rupias (5 euros) por kilo. Cada vez que sufrimos pérdidas, tenemos que arreglárnoslas por nuestra cuenta. Espero que el Gobierno indio encuentre una solución para ayudarnos”, dice.
El Gobierno de India espera cerrar un acuerdo comercial con EE UU para reducir los aranceles antes de que termine el año, según confirmó Rajesh Agarwal, secretario de Comercio, el pasado 26 de noviembre.
Sin embargo, la realidad parece alejar este entendimiento. Esta semana, Donald Trump amenazó con imponer nuevos aranceles a la India por “dumping” de arroz en EE UU, porque sus importaciones estarían perjudicando a los productores locales, lo que aumentó la presión sobre este socio estratégico. Este gravamen se sumaría al arancel del 50% ya en vigor y con el que Trump, tras meses de frustradas negociaciones bilaterales, decidió gravar las importaciones indias por considerar que el país asiático “estaba alimentando la maquinaria de guerra rusa”.
En estos meses, los aranceles estadounidenses no solo penalizaron a India. Un total de 200 países se vieron afectados por tasas que oscilaban entre el 10 y el 50% en sus exportaciones hacia EE UU.
Salarios atrasados
Mientras tanto, en el puerto de Sassoon, todo el mundo hace cuentas. Janaardhan Pawar supervisa a las mujeres que pelan gambas en su almacén, Lakshmi Seafoods, proveedor de marisco pelado a numerosas empresas exportadoras del área de Bombay. Asegura que, desde que EE UU impuso aranceles a la gamba india, su negocio, con más de 40 años de antigüedad, ha empezado a notar las consecuencias.
“Las mujeres que trabajan en mi almacén pertenecen a la comunidad koli. Pescan gambas y luego las pelan en nuestro almacén. Les pagamos en función de la cantidad de gambas que pelan al día. Las gambas pequeñas tienen un precio más alto, de entre 40 y 60 rupias (entre 40 y 60 céntimos de euro) por kilo. Las gambas grandes valen alrededor de 25 rupias (25 céntimos) por kilo”, explica, y añade que hay más o menos 10 almacenes de este tipo en el puerto.
Una vez peladas las gambas, la empresa de Pawar las lleva en furgonetas isotérmicas a varias empresas exportadoras. “Cada empresa nos paga un precio fijo”, dice Pawar. Pero, asegura, desde que EE UU impuso los aranceles, las empresas exportadoras no les pagan a tiempo. “El pago correspondiente a septiembre lleva más de 15 días atrasado y hemos tenido que utilizar nuestro propio capital para pagar a las mujeres que pelan gambas y a los demás empleados”, se queja Pawar.
Krishna Pawle, presidente de Shiv Bhartiya Ports Sena, que supervisa toda la actividad empresarial del puerto de Sassoon, dice que el coste de los aranceles lo van a pagar los exportadores, que luego se resarcirán pagando menos a los pescadores y los trabajadores.
“Las gambas marinas se venden aproximadamente a 300 rupias (3 euros) el kilo, dependiendo del tamaño, y, con los aranceles, los exportadores empezarán a bajar el precio a 250 rupias (2,5 euros) o incluso menos, lo que perjudicará a los pescadores, los arrastreros y todos los que trabajan en el sector”, explica. “Los pescadores, además de la gamba, intentarán capturar otro tipo de pescado. Pero los trabajadores de los muelles, como las mujeres que pelan las gambas o los que la transportan a las empresas exportadoras, se quedarán sin empleo”, añade.
Además de Maharashtra, también se han visto afectados otros Estados indios, como Andhra Pradesh, que genera aproximadamente el 80% de la producción de gamba del país. En septiembre, el Gobierno de Andhra Pradesh publicó una previsión de pérdidas de 250.000 millones de rupias (casi 25 millones de euros), y muchas personas que acuden a la región para trabajar en las piscifactorías de gambas se han quedado sin empleo.
Mientras India y EE UU negocian un acuerdo comercial, Pawle dice que el Gobierno indio y todos los Estados que viven de la pesca deberían instaurar subvenciones que ayuden a los pescadores, los trabajadores, los intermediarios y los exportadores. Raghavan, de la asociación de exportadores, declaró a The Frontline que “es urgente la diversificación, no solo en cuanto a explorar nuevos mercados, sino también ampliar la gama de productos”.
Otro problema: los alquileres
Además de las amenazas de los aranceles de Trump, la comunidad pesquera de Sassoon, también se enfrenta a amenazas de desalojo por parte de la Autoridad Portuaria de Bombay, que afirma que los comerciantes de pescado propietarios de almacenes en los muelles no han pagado los alquileres. Los pescadores y comerciantes llevan desde agosto de este año organizando protestas contra los desalojos, pero el 13 de noviembre comenzaron las expulsiones. La autoridad portuaria afirmó que el Tribunal Supremo de la India había examinado el asunto y había anunciado la orden de desalojo, según informan los medios de comunicación locales.
“Hemos alquilado almacenes y hemos pagado el alquiler al gobierno estatal. No pueden desalojarnos”, afirma Pawar. El presidente de Shiv Bhartiya Ports Sena afirma que el desalojo también afectará al suministro de marisco.
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