Ir al contenido
_
_
_
_

Gonzalo Abaha, escritor ecuatoguineano: “Escribir, en mi caso, ha sido darle voz a mi dolor y al del entorno”

La segunda novela del autor, ‘Lo rarito que eres’, es una obra cuyo contenido, cargado de tabúes, plantea los conflictos que las nuevas masculinidades afrontan a diario en Guinea Ecuatorial y ha sido ampliamente rechazada en el país

Gonzalo Abaha

No es fácil leer la obra literaria del escritor Gonzalo Abaha sin perder la decencia. Su estilo, desmarcado de lo previsible, se sirve de los cuerpos deshumanizados y de la subalternidad para narrar historias. Nacido en Guinea Ecuatorial en 1996, pertenece a una generación de artistas que mediante la literatura visibiliza otras formas de ser, de vivir y de afrontar las opresiones. En 2021 publicó su primera novela, Las ratas también se enamoran. Su segunda obra, Lo rarito que eres (Lenoy Ediciones, 2024), está ampliamente rechazada en el país por su “alto contenido obsceno”.

El libro, narrado en primera persona, cuenta la historia de Antonio, un adolescente gay que pierde el derecho a la personalidad jurídica cuando su sexualidad es descubierta. La familia teme su muerte inminente. Las personas como él, recoge la tradición, están embrujadas. Una primera medida consiste en enjaularlo y aislarlo de los niños varones. Se teme que les pueda contagiar.

El cuerpo de Antonio es violentado de manera sistemática por los varones que deciden abusar de él. El protagonista, que no se calla, se va de casa, desautorizando a la familia. La comunidad LGTBIQA+ en seguida le acoge, pero su sustento depende del mercado de la trata de personas.

Pregunta. Su obra literaria, ambientada en el nacionalcatolicismo y bantuismo de Guinea Ecuatorial, establece una separación concisa entre la persona y la otredad (el otro, la otra). ¿Qué postulados tradicionales posicionan a las mujeres y a las personas LGTBIQA+ como los otros?

Respuesta. En mi etnia, soy fang de Guinea Ecuatorial, el concepto persona, que se dice mbot, hace referencia al varón de manera exclusiva. Los hombres, en la infancia, trascienden a la condición de persona a partir de la circuncisión. Son educados por las mujeres de la familia pero, a partir de la pubertad, el niño fang abandona el espacio femenino y se incorpora al masculino. Accede a la Casa de la Palabra, que es la institución representativa de la etnia, y entra de lleno en la educación de los valores de la masculinidad. Esta educación es violenta, y tiene como fin eliminar las emociones y las sensibilidades porque solo así se adquiere el estatus de persona. En este proceso se lleva a cabo un segundo filtro. No todos los niños se integran en la Casa de la Palabra y se convierten en personas. Los varones afeminados (bekeke-befam), las mujeres transgénero (obuan a fam) y los hombres gais (fam e mina) son excluidos, al igual que las mujeres, que son “los otros”.

P. Hasta que la periodista Lucía Mbomío y la académica Adelaida Caballero aceptaron prologar su segunda novela Lo rarito que eres, un nutrido grupo de artistas rechazó apoyarle alegando un motivo: su alto contenido pornográfico. ¿Qué tabúes aborda la obra que promueven su rechazo?

R. Lucía Mbomío y Adelaida Caballero supieron ver el lado reivindicativo de la obra, la crítica al status quo de la masculinidad fang. Se trata de un modelo de masculinidad que promueve y tolera el abuso, la explotación, la exclusión social, etcétera. El libro no ha sido bien recibido por un nutrido grupo de hombres, los tradicionalistas. Estos consideran que la cultura es estática. El lenguaje que utilizo en la obra es directo. Hablo abiertamente de la sexualidad porque constituye un espacio de dominación. Para mí los tabúes deben romperse. Y en la etnia fang no existe tal voluntad.

En la etnia fang las relaciones sexuales tienen nombres como golpear la pared (ákut nfim) o comer a una mujer (a chií minga). La referencia a los cuerpos de las mujeres en las relaciones íntimas no difiere del lenguaje utilizado en el campo de batalla. Por eso, en Lo rarito que eres abordo el tabú de las relaciones sexuales entre hombres. Me propuse hacerlo para romper el esquema de la masculinidad machista y heteronormativa tóxica, porque en mi comunidad la homosexualidad y las relaciones sexuales entre los varones constituyen un pecado (nsem) y están prohibidas (éhki) oficialmente.

El arte mezclado con el activismo es resiliencia, empoderamiento y humanización
Gonzalo Abaha, escritor y activista

P. El protagonista de Lo rarito que eres es un muchacho gay excluido del espacio público por ser gay. El reproche familiar y social que respalda la exclusión se orienta en un solo sentido: carece de autenticidad masculina. ¿Qué es un varón auténtico en la cultura del protagonista?

R. Un hombre fang auténtico se llama nfang-fam y su masculinidad, además de la violencia, se manifiesta a través del pene, que utiliza para reproducirse. El protagonista de mi novela no solo no mantiene intimidad con mujeres, sino que se deja penetrar por el ano. Esta práctica lo degrada a la condición de mujer. Y una mujer no es una persona, no es mbot.

P. ¿Hasta qué punto las nuevas masculinidades impactan en la juventud guineoecuatoriana moderna? En Lo rarito que eres la narrativa se focaliza en un nuevo hombre, que rechaza la masculinidad tradicional.

R. Es necesario cuestionar la cultura y afortunadamente lo hacen muchos jóvenes, no solo las personas gais. Lo hacen los chicos bisexuales, heterosexuales, y los hombres transgénero. La juventud heterosexual y comunidad LGTBIQA+ cuestionan la masculinidad heterosexual.

P. ¿Cuáles son las terapias de conversión más utilizadas en Guinea Ecuatorial? En la novela, la familia lleva al protagonista a diferentes espacios de curación de la homosexualidad donde le violan.

R. La violencia sexual y la trata de menores LGTBIQA+ son las prácticas de conversión de uso frecuente. Se practican en la Iglesia católica, en las iglesias evangélicas, en las iglesias protestantes, y en las de origen étnico de existencia precolonial. Estas prácticas son de difícil desarraigo. En el país las iglesias tienen mucho poder, especialmente la católica. Por cierto, el buti es una de las prácticas de conversión más utilizadas.

P. ¿En qué consiste el rito tradicional buti?

R. El buti es una religión y entre sus competencias consta la curación de la homosexualidad, diagnosticada como posesión de espíritus. Las personas LGTBIQA+ que son llevadas al buti son víctimas de violencias de todo tipo. Les producen cortes en la piel con hojas de afeitar. Se sacrifica animales domésticos para su tratamiento, cuya sangre tienen que beber. Sus cuerpos son lesionados con cortezas de árboles, y a veces pasan las noches solas, sumergidas en palanganas de hierbas. La droga iboga, de uso habitual por las personas que profesan esta religión, crea dependencia y hace daño.

Las personas de la comunidad LGTBIQA+ llegan al buti de la mano de las familias, para ser curadas, y con el tiempo se fidelizan. La prueba final de curación es única. El sanador se acuesta contigo, y si es una mujer, delega la labor en un miembro masculino de su equipo. Si lo rechazas, entonces estás curado, y si no, te mantienen en la casa de curación. Es un espacio de abusos sexuales garantizados.

P. ¿Qué relación existe entre su creación artística y el activismo?

R. El arte es una de las herramientas de incidencia social más potentes que existen, sobre todo en lugares donde las libertades están limitadas. Es una vía para visibilizar las distintas realidades de los grupos excluidos o en riesgo de exclusión social. En mi caso, escribir ha sido darle voz a mi dolor y al del entorno, hacerme escuchar y expresar mi descontento con cuestiones que durante décadas han sido intocables. He conseguido abordar temas conflictivos y llamar con nombres propios las cuestiones que me preocupan, ya está bien de tabúes. El arte mezclado con el activismo es resiliencia, empoderamiento y humanización.

P. ¿Qué libros lee?

R. Leo a Chimamanda Ngozi. Todos deberíamos ser feministas y Cómo educar en el feminismo me ayudaron a descubrir los beneficios del feminismo y su necesidad en un entorno cambiante. La segunda obra que me cambió la vida es Política sexual, de Kate Millet. Es una obra maravillosa, aconsejo leerla. Me encanta Quiérete mucho, maricón, este libro me ayudó a aceptarme y a darme cuenta de que no soy yo el problema, sino las personas homófobas y el entorno, con su fanatismo. Con El pensamiento heterosexual, de Monique Wittig, entendí que la heterosexualidad es un sistema político.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_