Un templo romano convertido en establo para animales: los tesoros arqueológicos del norte de Siria también son víctimas de la guerra
La región de Idlib ha estado en primera línea del frente en estos 13 años de enfrentamientos. Su valioso patrimonio histórico ha sido saqueado, bombardeado, ha sufrido un terremoto y ha sido ocupado por familias de desplazados
Tareq al Hammud acude cada mañana a los sitios arqueológicos de la ciudad de Sarmada, en el norte de Idlib, para excavar y buscar algún resto o pieza valiosa para venderla y poder alimentar así a su familia. Este sirio de 38 años usa un detector de metales especial, además de hachas y palas. “He trabajado en excavaciones desde 2015 con una herramienta especial para buscar monedas, estatuas y otros objetos que estén a hasta un metro de profundidad. Pero mis ingresos han disminuido mucho porque cada vez hay más personas que trabajan en las excavaciones y casi no se encuentra nada”, explica.
Al Hammud ya ha encontrado monedas de oro, plata y cobre, y asegura que conoce a gente que se ha hecho rica tras encontrar piezas de oro y estatuas. Este padre de familia explica que vende lo que encuentra a compradores locales y a corredores que tienen relación con otros comerciantes más importantes en países vecinos, que los sacan de contrabando hacia Líbano y Turquía.
La región de Idlib, en el noroeste de Siria, es una de las zonas con mayor riqueza arqueológica del país. En los últimos 13 años de guerra, estos lugares han sufrido importantes daños o pérdidas debido al conflicto, los saqueos, las excavaciones irregulares y también por el terremoto de 2023. Por ser una de las pocas zonas de Siria que no está controlada por el Gobierno de Bachar el Asad, ha sido uno de los lugares más castigados por los enfrentamientos desde 2011.
Ayman Al Nabo, director del Centro de Antigüedades de Idlib, creado en 2012 por un grupo de académicos voluntarios, estima que en la provincia hay más de 1.000 sitios arqueológicos, que conservan vestigios que van desde la Prehistoria hasta la era bizantina, y recuerda que en ella se encuentran además los museos arqueológicos de Maarat al Numan (donde está la mayor colección de mosaicos de Oriente Próximo) y de Idlib, que sufrió serios daños en los bombardeos y fue saqueado.
Muchos sitios arqueológicos se han convertido en refugios para desplazadosAyman Al Nabo, director del Centro de Antigüedades de Idlib
“Muchos sitios arqueológicos se han convertido en refugios para desplazados”, lamenta Al Nabo, que detalla que “miles de objetos” han sido robados, bien porque se han encontrado en excavaciones clandestinas, bien porque se extrajeron de los grandes museos. Entre esos objetos hay monedas, estatuas, cerámica y las preciadas tablillas cuneiformes sumerias.
Según la Unesco, en toda Siria, varios tesoros arqueológicos, centros históricos y numerosos monumentos han sido devastados desde que empezó el conflicto en 2011, entre ellos, los seis sitios incluidos dentro del patrimonio mundial, especialmente Palmira, la Ciudad Vieja de Alepo y el Crac de los Caballeros. Estos lugares históricos han sufrido bombardeos, se han usado con fines militares y han sido saqueados. En 2013, la Unesco incluyó los seis sitios que protege en Siria en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro para alertar sobre los riesgos a los que están expuestos debido al conflicto en el país.
Al Nabo confirma que, en el caso de Idlib, los bombardeos, sumados a las excavaciones ilegales y la ocupación humana, han provocado daños irreparables desde 2011. Por si fuera poco, el terremoto que sacudió Turquía y Siria en febrero de 2023 también causó derrumbes y grietas en varios sitios históricos, incluidas la fortaleza de Samaan, al oeste de Alepo, o el castillo de Harem.
Tiendas de campaña en las ruinas romanas
Uno de los tesoros más preciados de la región de Idlib, incluido desde 2011 en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, son las llamadas ciudades antiguas, que agrupan los restos de unas 40 aldeas que se remontan a la era romana. La guerra también ha hecho que familias se instalen en estas ruinas, debido al gran número de desplazados, que abarrotan los campos previstos para ellos, y al inabordable precio de las viviendas en las ciudades.
Omar Al Kamal, de 41 años, tuvo que dejar en 2020 su casa en la localidad de Maarat al Numan, unos 30 kilómetros al sur de la ciudad de Idlib, capital de la región del mismo nombre, y se instaló en una tienda de campaña con su familia en las ruinas de Babsqa, uno de los lugares protegidos por la Unesco. El hombre, padre de cinco hijos, teme que las agrietadas paredes del antiguo templo romano que les protegen en invierno del viento y la lluvia se desplomen sobre su precaria vivienda. “Los enfrentamientos entre el régimen sirio y las fuerzas opositoras me obligaron a dejar mi casa. Vivo aquí con otras decenas de familias a las que la guerra nos obligó a huir hacia el norte”, explica.
Primero, Al Kamal intentó encontrar un lugar en los campos de desplazados situados cerca de la frontera con Turquía, pero fue imposible y acabó en una tienda de campaña entre estas ruinas históricas. Algunas de las personas desplazadas en el sitio arqueológico de Babsqa han usado las piedras para construir precarios baños o espacios para cocinar y también han aprovechado las paredes más sólidas para improvisar corrales para el ganado o espacios en los que almacenar sus escasas propiedades.
El Centro de Antigüedades de Idlib intenta, en la medida de sus modestas posibilidades, restaurar algunos de los yacimientos arqueológicos. Sin embargo, no puede hacer frente a la reconstrucción de lugares que han sido bombardeados porque se requieren muchos medios y pericia para devolverlos al estado en que estaban en 2011. Además, la organización insta sin descanso a las diferentes autoridades a respetar el patrimonio y a promulgar leyes disuasorias que protejan del saqueo y la violencia los lugares históricos que siguen intactos. Al Nabo lamenta el tímido papel de las organizaciones internacionales en la protección de las antigüedades de Idlib, un asunto considerado secundario frente a las grandes necesidades en educación, sanidad y nutrición.
El experto explica que el Centro de Antigüedades de Idlib ha mantenido varios contactos con la Unesco y se han enviado numerosos informes periódicos y documentaciones sobre la situación real de los tesoros arqueológicos de la provincia, pero que por ahora no han obtenido respuesta.
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