El comercio de diamantes de Botsuana: un negocio cada vez más lucrativo en uno de los países más desiguales
Tras años de negociaciones, el Gobierno ha llegado a un nuevo acuerdo con el gigante de las gemas De Beers que le otorgará al país africano una mayor cuota de ingresos
El órdago del Gobierno de Botsuana para lograr una mayor cuota de ingresos de los diamantes extraídos en su tierra que comercializa el gigante De Beers ha dado sus frutos. Tras años de negociaciones, el país africano firmó este verano un renovado acuerdo minero con la empresa sudafricana, una de las mayores compañías de diamantes del mundo, que le permitirá exportar una mayor proporción de estas piedras preciosas. Solo el año pasado, el negocio proporcionó a Botsuana unos ingresos de 2.800 millones de dólares (2.625 millones de euros), según los datos oficiales, una cifra que se espera que aumente con el nuevo pacto comercial. Sin embargo, ese lucrativo negocio, que ha permitido que el país haya dejado de ser uno de los más pobres del mundo, no ha resuelto el grave problema de desigualdad que sigue afectando a este Estado del sur de África.
Las negociaciones sobre el comercio y la extracción de diamantes han sido tensas, puesto que había mucho en juego para ambas partes. Desde el descubrimiento de los diamantes en las minas de Botsuana en la década de los sesenta, poco después de la independencia de Reino Unido (1966), este país africano ha trabajado estrechamente con De Beers para extraer las gemas en bruto a través de la empresa conjunta Debswana, una colaboración que ha resultado muy beneficiosa para ambas partes. Por un lado, el gigante minero sudafricano depende de los diamantes en bruto del país vecino para el 70% de su comercio. Por el otro, la economía de Botsuana prospera gracias a la venta de estas piedras preciosas: los diamantes representan el 90% de sus exportaciones, según datos del Fondo Monetario Internacional.
En una reunión comunitaria celebrada el pasado mayo en una aldea rural, el presidente de Botsuana, Mokgweetsi Masisi, señalaba que su pueblo “debe negarse a ser esclavizado”, y añadía que consideraba que el acuerdo entonces vigente con De Beers, firmado en 2011, era muy restrictivo. “Lo redactamos en un momento en el que no sabíamos mucho”, explicaba Masisi en la reunión, “pero ahora se nos han abierto los ojos”.
Los diamantes representan el 90% de las exportaciones de BotsuanaFondo Monetario Internacional
Conforme al anterior contrato, el Gobierno de Botsuana solo pudo vender durante años una pequeña parte de las piedras extraídas; el resto era gestionado por De Beers. Ese porcentaje seguía siendo del 10% en 2010, pero según el nuevo acuerdo, aumentará progresivamente hasta el 50% en la próxima década. La empresa minera también invertirá 75 millones de dólares (unos 70 millones de euros) en la diversificación de la economía de Botsuana, con el fin de hacerla menos dependiente de las ventas de diamantes. Este último punto era esencial para el Gobierno de Masisi, ya que Botsuana, que es el primer productor mundial de diamantes por valor, genera el 70% de sus ingresos con las gemas, lo que significa que la economía del país está muy expuesta a las subidas y bajadas del precio mundial de esta piedra preciosa.
Las consecuencias de la guerra en Ucrania
Más allá de la férrea postura del Gobierno de Masisi, los expertos sostienen que los términos del pacto son también resultado del efecto dominó de la guerra en Ucrania. Como consecuencia de las sanciones contra Rusia, los compradores occidentales evitan los diamantes procedentes de este país, que es el mayor exportador mundial de diamantes naturales. Es decir, el veto que antes afectaba a los denominados “diamantes de sangre”, originarios de zonas en conflicto, ahora afecta también a los diamantes de Rusia, señala el comerciante de estas gemas, Benno Leeser, de la empresa holandesa Gassan, lo que ha obligado a buscar a otros proveedores. “Nuestros clientes, proveedores de relojes, por ejemplo, nos piden ahora que indiquemos en la factura que los diamantes no proceden de Rusia”, afirma. Este boicot occidental a las gemas rusas ha convertido a Botsuana en “la fuente más importante de diamantes del mundo”, señala el experto en estas piedras preciosas, Paul Zimnisky.
El aumento de la demanda de diamantes no procedentes de Rusia, en combinación con el elevado precio de las gemas, ha beneficiado a De Beers y al Gobierno de Botsuana. En 2022, la facturación de la empresa conjunta Debswana fue de 4.200 millones de euros, frente a los 3.200 millones facturados el año anterior. Gracias a estos ingresos, Botsuana registró un superávit presupuestario del 0,6%, por primera vez desde 2016.
Sin embargo, aunque el negocio de los diamantes ha permitido a Botsuana, según el Banco Mundial, convertirse en un país de renta media alta —en los sesenta, tras la independencia, casi no tenía carreteras asfaltadas y únicamente había tres institutos— la riqueza no ha llegado a toda la población. La misma institución lo sitúa entre los países más desiguales del planeta —solo otros ocho países son más desiguales—. Un informe de 2021 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que la diferencia entre los distintos niveles de vida es “muy pronunciada”, y que “las áreas urbanas consumen un 76% más que las áreas rurales”. Es decir, las personas que viven en la capital, Gaborone, y sus alrededores disponen de mucho más dinero para gastar.
La exigencia del Gobierno de Botsuana de ganar más con las materias primas que le pertenecen forma parte de una tendencia más amplia que se extiende por todo el continente. Por ejemplo, el año pasado el Gobierno de Zimbabue introdujo nuevas medidas para impedir la exportación de litio, con el fin de mantener el proceso de transformación dentro de las fronteras del país. En la República Democrática del Congo, el Ejecutivo también ha adoptado una postura más dura en las negociaciones sobre la exportación de cobalto. Namibia, que también coopera con De Beers, aunque en menor medida, está planteándose la posibilidad de “seguir los pasos de Botsuana” y exigir una mayor cuota de ingresos del comercio de diamantes en las renegociaciones de los acuerdos.
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