Khaled Drareni, periodista argelino: “En la cárcel me convertí en militante por la libertad de expresión”
Fue una fuente de información imprescindible en el movimiento popular que exigió la salida del presidente Abdelaziz Buteflika y pasó casi un año entre rejas. Ahora aboga por otros colegas presos o amenazados
Khaled Drareni es el entrevistado, pero el encuentro empieza con una pregunta suya. “¿Qué va a pasar en las elecciones del 23 de julio? La gente en Argelia quiere saber si puede cambiar la posición de España con respecto al Sáhara Occidental dependiendo de quién gane”. No se conforma con una respuesta vaga. “Ahora no trabajo para ningún medio de comunicación, pero sigo siendo periodista”, explica, casi a modo de disculpa.
El reportero argelino acaba de aterrizar en Madrid para agradecer la solidaridad y la presión que se hizo desde países como España para que fuera liberado, tras haber sido acusado de atentar contra la unidad nacional y condenado en 2020 a dos años de cárcel. “Si yo estoy hoy aquí, es en parte gracias a la movilización internacional, que también puede ser vital para proteger a otros colegas periodistas que siguen presos”, explica, en un encuentro con este diario.
El nombre y el trabajo de Drareni, de 43 años, se dieron a conocer, dentro y fuera de su país, a partir de febrero de 2019, cuando comenzaron las multitudinarias y pacíficas manifestaciones de los viernes en Argelia pidiendo una apertura democrática y la salida del presidente Abdelaziz Buteflika. El periodista era corresponsal en Argelia del canal de televisión francés TV5 Monde, representante de Reporteros Sin Fronteras (RSF) y fundador del sitio digital de Casbah Tribune. Sus informaciones en las redes sociales pasaron a ser esenciales para saber qué estaba pasando en esas protestas semanales, llamadas Hirak, en árabe. Drareni pasó 11 meses en prisión y fue liberado en febrero de 2021 gracias a un indulto de presidente Abdelmayid Tebún.
Habíamos creído que la libertad de prensa avanzaría con las revoluciones árabes, pero sucedió lo contrarioKhaled Drareni, periodista argelino
Actualmente, es representante de RSF en Argelia, Túnez, Marruecos, Mauritania, Libia y Sudán y su obsesión es que en esos países no haya ningún periodista entre rejas. Cita de memoria a quienes están privados de libertad: Ihsane El Kadi y Mustapha Bendjama en Argelia, Omar Radi, Taoufik Bouachrine y Souleiman Raissouni, en Marruecos... Drareni es consciente de que la libertad es frágil y de que se mueve en un campo minado y algunas preguntas quedan sin respuesta.
Pregunta. ¿Cuál es su balance sobre el estado de salud de la libertad de prensa en estos seis países del norte de África?
Respuesta. Creo que hay un clima de miedo y un retroceso general en toda la región del Magreb, desde Marruecos hasta Libia. Habíamos creído que la libertad de prensa avanzaría con las revoluciones árabes, pero sucedió lo contrario: al tomar el control, los gobiernos atacaron a la prensa y a los periodistas para poder aplicar su ley. Aunque también vemos que hay muchos periodistas que resisten, algunos de ellos desde la cárcel.
P. ¿Y más concretamente en su país, Argelia?
R. La situación para los periodistas ha sido difícil. Estamos viviendo momentos duros: el diario Liberté, uno de los más creíbles del país, cerró en 2022, el periódico El Watan, también tiene serios problemas financieros. Además, ha habido periodistas encarcelados desde 2019 y otros perseguidos judicialmente. El ejercicio del periodismo es difícil y nuestros desafíos grandes, pero hay colegas que siguen batallando. Mi país en los años 90 tenía la prensa más libre del mundo árabe y el periodismo en Argelia no va a desaparecer.
P. Dentro de los países que representa, ¿dónde están las mayores urgencias?
R. Por ejemplo, la situación en Túnez es muy difícil desde la llegada al poder de Kais Said, que tiene plenos poderes, ha modificado la Constitución y ha aprobado una ley contra la desinformación que usa para encarcelar a ciudadanos. Además, hay una total impunidad en la forma de actuar de autoridades y las fuerzas del orden hacia los periodistas. Todo esto en el país que protagonizó la primera revolución árabe en 2011, lo que hace que sea, si cabe, más decepcionante, porque se está perdiendo todo lo adquirido. Pero los periodistas tunecinos son difíciles de doblegar y tienen un sindicato muy fuerte.
P. ¿Y Marruecos?
R. Es otra urgencia. Hay tres periodistas en prisión y nos preocupa mucho su situación porque sufren presiones dentro de sus celdas. Uno de ellos se ha visto privado de cuidados médicos, otro está hacinado con muchas personas, a otro le han quitado los libros...
Creo que hay un clima de miedo y un retroceso general en toda la región del Magreb.Khaled Drareni, periodista
P. ¿Ha cambiado el ejercicio diario del periodismo en Argelia con la presidencia de Abdelmayid Tebún?
R. (Silencio) Tengo que volver a Argelia y esta pregunta... Mira, yo he hecho la elección de seguir viviendo allá, podría instalarme en otro lugar, pero no imagino mi vida en otro país. Puede parecer un poco populista o demagógico, pero es la verdad. En algún momento he pensado que las autoridades de mi país querían que huyera, pero mi opción ha sido quedarme. Como representante de RSF he sido recibido recientemente por el presidente para entregarle una carta pidiendo la liberación de El Kadi y que se levanten las restricciones contra la libertad de prensa. Lo he hecho por mis colegas y vamos a seguir abogando por ellos.
P. El Hirak nació en 2019, lo paró la pandemia y luego las autoridades. Pero las reivindicaciones que lo motivaron siguen ahí.
R. Millones de personas salieron a la calle en Argelia cada viernes, durante un año, para protestar contra el nuevo mandato de Buteflika y por el respeto de las libertades. En marzo de 2020, la covid paralizó todo, pero el Hirak se retomó en febrero de 2021 hasta que en mayo las autoridades decidieron pararlo en seco. Fue una frustración porque la gente tenía esperanzas en este movimiento popular y en lo que podía generar. Ahora hay un clima de miedo, mucha gente no se quiere arriesgar a terminar en la cárcel.
P. Este es su primer viaje tras salir de prisión.
R. Sí, tenía que haber venido el 9 de mayo a recoger el premio de libertad de prensa “Anoche tuve un sueño”, pero no pude salir del país porque sobre mí seguía pesando una prohibición de viajar, que por ley no tenía razón de ser. Decidí hacer público mi caso y el Tribunal Supremo levantó esa decisión el 20 de mayo. Por eso estoy aquí ahora.
P. ¿Ser representante de RSF le protege?
R. En 2019 pensé que era demasiado conocido como para ir a la cárcel, me sentía protegido por mi trabajo de corresponsal de TV5 y me equivoqué. No sé si RSF es un escudo. En cualquier caso, no es una organización muy apreciada por las autoridades de mi país y de ahí nuestro deseo de intentar instaurar poco a poco un diálogo con el Gobierno.
P. ¿Qué cambió durante los 11 meses que pasó en prisión?
R. Entré siendo periodista y en la cárcel me convertí en militante de la libertad de expresión. Mi condena fue larga, pero moralmente estaba bien porque estaba convencido de que mi causa era noble, aunque confieso que no pensé nunca que estaría encerrado tanto tiempo. Quiero creer que mi caso ha alentado a jóvenes argelinos a ser periodistas y es un gran orgullo poder transmitir el amor por este oficio.
P. El giro dado por el presidente Pedro Sánchez en 2022, cuando se alineó con la postura marroquí en el Sáhara Occidental, ha provocado una tensión importante con Argelia.
R. Creo que no es sorprendente que Argelia reaccione así a la decisión española, lo sorprendente es que las autoridades españolas no hubieran previsto que esto ocurriera. Hay mucha gente en mi país que observa de cerca el rumbo de la política española y se plantea qué pasará en las relaciones con Marruecos si hay un cambio de Gobierno.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.