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Las incesantes vueltas de tuerca que asfixian la libertad de prensa en el Magreb

Argelia ultima una ley para restringir el secreto profesional de los periodistas mientras Marruecos quiere poner fin a la autorregulación de los medios y Túnez encarcela al director de la principal emisora de radio

libertad prensa magreb
Tres hombres leían en Argel distintos periódicos pocos días después de la dimisión del presidente argelino Abdelaziz Bouteflika, en abril de 2019.MOHAMED MESSARA (EFE)
Juan Carlos Sanz

Secreto profesional comprometido. Autorregulación de los medios en suspenso. Decenas de periodistas entre rejas por hacer su trabajo. La libertad de prensa vive sus horas más bajas en el Magreb, donde recientes vueltas de tuerca desde el poder amenazan con asfixiarla. La vecindad más cercana a la Europa mediterránea sufre una inquietante regresión, de acuerdo con el último análisis regional de Reporteros sin Fronteras (RSF). En una escala de 180 países, encabezada por Noruega y que cierra Corea del Norte, Argelia ocupa el puesto 134º; Marruecos el 135º, y Túnez el 143º. “La situación nunca había sido tan preocupante”, alerta la organización de defensa de los reporteros perseguidos.

Argelia ha redoblado la presión sobre los medios. El Consejo de la Nación (equivalente al Senado), acaba de dar luz verde a una legislación ya aprobada por la Cámara baja que refuerza aún más las restricciones a los informadores, a pesar de las quejas de las organizaciones profesionales y de editores. Si en el Magreb los corresponsales extranjeros tienen dificultades, en general, para obtener la credencial profesional, en Argelia la costumbre se ha convertido en norma. Los periodistas extranjeros que quieran cubrir acontecimientos en el país tendrán que acelerar el paso para lograr la imprescindible acreditación previa en menos de 30 días, plazo considerado difícilmente practicable en la espesa burocracia magrebí.

“Este proyecto contribuiría a promover una prensa arraigada en las realidades nacionales”, proclamó el Ministerio de Comunicaciones, citado por la agencia Efe. “Esta ley da carácter legal a una voluntad política de acallar a la prensa”, le ha replicado RSF. Y a partir de ahora, los periodistas argelinos no podrán invocar la cláusula de secreto profesional, una de sus últimas garantías de ejercicio libre con la que contaban, si un juez les exige que revelen la identidad de sus fuentes.

La nueva legislación prohíbe tajantemente la financiación de los medios con aportaciones de capital extranjero. El diario privado Liberté tuvo que echar el cierre hace un año, cuando dejó de recibir publicidad institucional y sufrió un boicot de sus principales anunciantes, presuntamente presionados desde el poder. Las reformas constitucionales introducidas por el presidente, Abdelmayid Tebún, tras la ola de protestas populares que puso fin en 2019 a las dos décadas en el poder de Abdelaziz Buteflika, han quedado en papel mojado para la libertad de prensa.

Control de los medios en Marruecos

También Marruecos impulsó una nueva Constitución en 2011, después del amplio movimiento popular que reclamó reformas al rey Mohamed VI en la estela de la Primavera Árabe. Entre otras medidas liberalizadoras, se puso fin al sistema de control directo de los medios de comunicación por la Administración para sustituirlo por un modelo de autorregulación. Hasta ahora. El Club (Asociación) de la Prensa de Marruecos ha denunciado la amenaza de “injerencia constitucional” del Gobierno en la gestión de los medios y de las empresas editoras del Consejo Nacional de la Prensa (CNP, órgano de autorregulación). Reporteros Sin Fronteras cuestiona además que el Ejecutivo alegue que “la situación particular del Consejo no permite la elección de nuevos miembros”, para justificar su intromisión.

“El proyecto de ley por el que se crea una comisión provisional (nombrado directamente por el Ejecutivo) para sustituir al CNP (cuyo mandato se ha extinguido tras haber sido prorrogado) no es conforme al ordenamiento jurídico nacional”, alertó el pasado viernes el Club de Prensa en un comunicado que invocaba el artículo 28º de la Constitución marroquí, que ordena a los poderes públicos que promuevan la autorregulación. “Se va a hacia un modelo de nombramientos de personas complacientes (con el poder) y de exclusión a quienes hayan tenido posiciones críticas”, concluía la organización de la prensa marroquí, “y esta (nueva) legislación nos está enviando a todos una señal negativa que socava uno de los pilares de la democracia, a saber: una prensa libre y honesta”.

Amnistía Internacional (AI) también ha hecho sonar las alarmas este mes sobre la situación de la libertad de prensa en Marruecos, “un país que se muestra cada vez más intolerante frente a las críticas al sistema político”. La ONG de defensa de los derechos humanos ha hecho el suyo el caso de la periodista Hanán Bakur, que está siendo juzgada desde el pasado día 10 bajo la acusación de “distribución de hechos mentirosos para atentar contra la vida privada de las personas”, por la que puede ser condenada a tres años de cárcel.

La periodista marroquí Hanán Bakur, en una imagen de sus redes sociales.
La periodista marroquí Hanán Bakur, en una imagen de sus redes sociales.


Juzgada por criticar al partido en el poder

La que fue redactora jefa del digital independiente alyaoum24.com cuestionó en Facebook la forma en la que se habían celebrado unos comicios locales en el sur del país. Las elecciones dieron la victoria a la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI), el partido del primer ministro, Aziz Ajanuch, en medio de un oscuro incidente con un ataque a tiros a otro candidato. “Es escandaloso, excesivo y absurdo que una periodista se enfrente a cargos penales por una publicación en Facebook en la que criticaba al principal partido del Gobierno”, ha advertido Heba Morayef, directora regional de AI para Oriente Próximo y Norte de África.

“Hubo un momento en el que pareció que todo era posible (en el Magreb), también el desarrollo de una prensa libre, crítica y de calidad, liberada de toda mordaza”, recuerda el periodista Ricard González, colaborador de EL PAÍS, en un análisis publicado en la última edición de Política Exterior. Ya es historia. En su informe contabiliza y da cuenta con detalle de las detenciones de reporteros, cierres de medios y legislaciones restrictivas para los medios.

ONG internacionales como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y, en particular, RSF constatan la “gravísima regresión para la independencia de la prensa” en el Magreb ante la amenaza de injerencia desde el poder Ejecutivo “que compromete los logros democráticos alcanzados” tras los movimientos reivindicativos de 2011. Precisamente en Túnez, donde rompió la primera ola de la Primavera Árabe y se alcanzaron las más altas cotas de libertad de expresión, se sitúa hoy a la cola en el baremo regional de RSF.

Haythem el Makki fue bloguero en las barricadas de enero de 2011 en la avenida Burguiba de Túnez. Hoy es conductor del programa político estrella de la emisora Radio Mosaïque, la de mayor audiencia del país. Hace dos meses, alertaba la amenaza que pesa sobre la libertad de expresión en Túnez tras la detención del director general (editor gerente) de su emisora, Nuredin Butaren. “Fue interrogado sobre la línea editorial de la emisora y sobre supuestas instrucciones informativas que había recibido”, reveló El Makki.

Redadas de opositores en Túnez

Su arresto se produjo en el curso de una redada contra una decena de dirigentes de la oposición tunecina. Dirigentes políticos de distintas corrientes, un exministro, un ex fiscal general o un influyente empresario figuraban en la lista de detenidos después de que nueve de cada diez electores dieran la espalda a las urnas en las legislativas convocadas en diciembre y enero por el presidente de Túnez, que suspendió la actividad del Parlamento en 2021 en una decisión calificada de “autogolpe” por la oposición.

Aunque no el único, el movimiento islamista Ennahda, preponderante en la escena política tunecina, ha sido el principal objetivo de la represión. El Gobierno ha ordenado este martes la clausura de todas las sedes del partido y la prohibición de sus actos, tras la detención el lunes del líder histórico de Ennahda, Rashid Ganuchi, y otros tres dirigentes islamistas, coincidiendo con la celebración de la Noche del Destino, momento central de las celebraciones del mes sagrado musulmán del Ramadán.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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