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Jorge Drexler reivindica la herencia musical afrodescendiente en la identidad iberoamericana

El cantautor uruguayo presentó en Madrid a una comparsa de candombe formada exclusivamente por mujeres como ejemplo de fusión de culturas y de defensa del papel femenino en la preservación de las tradiciones

Jorge Drexler
Integrantes de la comparsa transfeminista y antirracista uruguaya La Melaza bailan candombe durante el evento de conmemoración del Día Internacional de la Cultura Africana en Casa de América, Madrid.Cedida por Casa de América

“Esta es una historia de amor que comienza una noche de septiembre de 2019. Los tambores, mucho antes de verlos los escuchas en el horizonte”. Así recordó el cantautor uruguayo Jorge Drexler el martes en Madrid su primer encuentro con la comparsa de cadombe La Melaza, un grupo formado únicamente por mujeres que impregnó con su percusión el Día Internacional de la Cultura Africana organizado por la Secretaría General Iberoamericana y la Casa de América.

El evento quiso subrayar la contribución de las personas afrodescendientes en la identidad iberoamericana y destacar que la música también puede ser un impulso de la diversidad y de los derechos de las mujeres y afrodescendientes. El candombe uruguayo, declarado por la Unesco en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, tiene su origen en los esclavos africanos y forma parte de la identidad cultural del país sudamericano, aunque también está presente en Argentina y Paraguay.

“Estaba acostumbrado a ver a los muchachos tocando el tambor y de repente veo a un colectivo de mujeres y disidencias, una mezcla de amazonas, guerreras y musas”, siguió recordando Drexler al presentar a la comparsa. El músico es uno de los embajadores iberoamericanos de la Cultura nombrados por la SEGIB para promocionar los valores de solidaridad, pluralidad y respeto por la diversidad de Iberoamérica.

“Durante años han sido los hombres quienes iban a las comparsas a hacer candombe. Así que hemos tenido que ganarnos este espacio (...) Las mujeres se exponen al machismo, al racismo y a la pobreza heredada de la colonia, por eso los ritmos de la resistencia son fundamentales para visibilizar la lucha”, aseguró Fernanda Bertola, integrante de La Melaza, que se define como transfeminista y antirracista. Para estas músicas, subrayar el protagonismo femenino en la conservación de la cultura africana es una prioridad: “Las mujeres son las que transmiten esas herencias, ellas maternan, crían y cuentan la historia de sus abuelos”, dice la profesora de introducción al candombe en Uruguay, Paola Correa Ramos.

Autonegación y racismo

Según las cifras de la ONU, en el continente americano – sin incluir el Caribe anglófono- hay 200 millones de personas que se autorreconocen como afrodescendientes, aunque las cifras reales estarían muy por encima. “Esta diferencia tiene que ver con el papel del Estado y con el peso histórico del racismo y la discriminación, que ha dado lugar a la negación y, peor aún, a la autonegación”, según la institución. Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha considerado que la herencia afrodescendiente se ha “invisibilizado” en la región y eso ha hecho que se desconozca “el aporte de la cultura negra al desarrollo de las naciones y negándoles el orgullo de su herencia en las sociedades, ocultando y perpetuando las desigualdades raciales y el racismo secular”.

La cantante y musicóloga afroperuana Mariella Köhn, también presente en el encuentro, admitió que desde muy joven se ha preguntado por su identidad y sobre el origen del apellido Bailón, heredado de su madre. “Descubrí que mis raíces africanas vienen del Congo. Y que no importa si eres afroperuano, o afrocubano... o de cualquier otro país porque la historia nos ha dividido, nos han desmembrado a todos por ahí. Pero luego, a través de la música, hemos logrado mantenernos unidos”, opinó.


La comparsa uruguaya La Melaza en el Anfiteatro Gabriela Mistral de la Casa de América.
La comparsa uruguaya La Melaza en el Anfiteatro Gabriela Mistral de la Casa de América.Cedida por Casa de América

Por eso para Köhn, que explora las raíces africanas en la música de su país, encontrar la identidad, desde el origen y a través de los mestizajes, es esencial para entender lo que une a África, América y España. “Yo soy blanquinegrindia”, declaró ante las más de 250 personas reunidas en la Casa de América de Madrid. En el mismo acto, Enrique Ojeda Vila, director general de Casa de América, destacó el poder del arte y la cultura heredadas de África como herramienta de resistencia. “La música y la danza son instrumentos a favor de la identidad, de la diversidad cultural y de la reclamación de derechos”, apuntó.

Los tambores del candombe envolvieron a los presentes en este encuentro. También el cajón, la cajita y la guitarra de la música afroperuana. “Esta cajita de madera es un salero adaptado para hacer buena música. Nuestros antepasados negros no tenían los instrumentos, pero estaban llenos de ritmo y de ingenio”, explicó Köhn.

La musicóloga peruana finalizó su intervención con el poema “Me gritaron negra”, de la compositora limeña Victoria Eugenia Santa Cruz Gamarra. “Al fin comprendí. Ya no retrocedo. Y avanzo segura, avanzo y espero. Y bendigo al cielo, porque quiso Dios que negro azabache fuese mi color”

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