Los frutos de tres décadas de innovación
Desde 1993, el laboratorio de innovación del BID apuesta por el poder creativo de los latinoamericanos para mejorar la vida, ingrediente esencial, ahora, para recuperar la región tras la pandemia. Sus logros se han presentado en la Asamblea Anual de Gobernadores del organismo
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América Latina y el Caribe es una región innovadora. Cada vez son más los latinoamericanos que ofrecen soluciones ingeniosas a problemas que muchas veces parecían imposibles de superar. En sus casi tres décadas, el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab) ha apoyado a estos emprendedores en 26 países de la región ya sea con financiamiento, conocimiento o conexiones. Pero siempre con el mismo objetivo: mejorar vidas.
“En uno de los momentos más desafiantes en la historia de América Latina y el Caribe, la innovación es un ingrediente irremplazable para que resurjamos con la resiliencia que nos caracteriza”, destacó Mauricio Claver-Carone este jueves durante la Reunión Anual de Gobernadores del BID que preside. “Debemos ser capaces de acelerar la transformación digital en todos los sectores de nuestras industrias y nuestros servicios públicos, porque solo así vamos a aumentar la productividad y la competitividad, generar empleo y mejorar la calidad de vida de nuestra gente”.
Desde su creación en 1993, el laboratorio de innovación del BID —antes llamado FOMIN— ha financiado más de 2.300 proyectos en la región por más de 2.000 millones de dólares. Lo ha hecho junto a más de 1.500 socios de toda la región y el mundo. “BID Lab puede y debe ayudar a América Latina y el Caribe a través de la innovación, porque es la mejor manera de acelerar la inclusión”, aseguró Irene Arias, quien lo dirige. “Si utilizamos las soluciones de siempre vamos a tener un crecimiento lineal, pero hay oportunidades que nos pueden permitir cerrar las brechas”.
En la sesión virtual Innovación para la inclusión, el laboratorio expuso las historias de algunos de los emprendedores a los que ha apoyado en la región. Por ejemplo, en Guatemala, Katia Cerwin ha creado el Programa Valentina, una empresa tecnológica que recibe su nombre en honor a Valentina Tereshkova, la primera mujer cosmonauta en viajar al espacio en 1963.
Hoy sabemos que el inglés es el lenguaje de la globalización, pero también que la programación es el lenguaje de la innovaciónVicky Ricaurte, directora de Arukay
“Valentina representa a las jóvenes que buscan llegar a un espacio de oportunidades laborales y nuestro programa es el cohete que las llevará”, expresó su fundadora en el encuentro. Utilizando datos y análisis, este programa liderado por mujeres capacita a poblaciones en riesgo en habilidades blandas y tecnológicas para colocarlas en trabajos formales. Julia Valle es una de las 2.000 participantes en la iniciativa que, luego de dos semanas de formación, consiguió su primer trabajo en un banco. “Es una oportunidad que te enseña cosas que lamentablemente no aprendemos en los colegios, como ir al mundo real y ofrecer a las empresas lo que somos y lo que tenemos”, cuenta la joven guatemalteca.
Pero la innovación también puede preparar a los latinoamericanos, desde los años escolares, para los trabajos del futuro. “Hoy sabemos que el inglés es el lenguaje de la globalización, pero también que la programación es el lenguaje de la innovación”, dijo Vicky Ricaurte, quien dirige Arukay, un sistema de aprendizaje curricular para colegios y preparatorias que enseña a los estudiantes pensamiento computacional y programación. “Todas las empresas están siendo revolucionadas con las disrupciones tecnológicas. Tenemos que asegurar que nuestros estudiantes aprendan a hablar ese lenguaje, porque si no la desigualdad va a aumentar”. Cada semana, este emprendimiento gestado en Colombia, alcanza a más de 65.000 estudiantes en ocho países en toda la región. Lorena Sofía Acuña es una de las que, en los últimos dos años, ha aprendido a programar en Python y JavaScript. “Sé que este curso me ayudará a resolver problemas de la vida diaria y desenvolverme a futuro como desarrolladora de nuevas aplicaciones”, afirmó.
Innovaciones como Arukay y Valentina son aplicables más allá de su lugar de origen. Para Arias esto es fundamental porque “no hay un laboratorio de innovación que pueda tener éxito si no tiene un modelo donde las pruebas luego escalen”. Cada año, el nivel de expansión de los proyectos de BID Lab aumenta. Actualmente, este nivel está en 29%, 13 puntos más que en 2017. “Seguimos trabajando juntos con una visión integral para escalar mucho más”.
En esa visión, Japón se reconoce como uno de sus principales accionistas. “BID Lab ha funcionado como un laboratorio de innovación indispensable que promueve el desarrollo de la región con tecnologías innovadoras provenientes del sector privado”, refirió Taro Aso, viceprimer ministro y ministro de Finanzas de Japón en la cita. “Estamos decididos a seguir apoyándolos y esperamos que sigan desempeñando esta función innovadora única”, añadió.
Por su parte, España valoró el esfuerzo del laboratorio al cual ha aportado 137 millones de dólares (115 millones de euros) desde su creación, así como el de los socios españoles entre empresas, universidades, emprendedores y entidades de la sociedad civil que “han trabajado más allá de las fronteras para generar acciones concretas que promueven la inclusión y el crecimiento sostenible”, señaló Nadia Calviño, vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Gobierno de España. Además, expresó la confianza en que pronto se producirá la recuperación económica de los países latinoamericanos, “aprovechando el talento emprendedor que será una pieza clave para construir un futuro mejor para todos los habitantes de la región”.
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