Perú y Colombia lideran los esfuerzos para la inclusión financiera de su población en este año de pandemia
Cinco países de la región de América Latina y el Caribe encabezan la lista de 55 países emergentes en cuanto a la expansión del uso de los servicios financieros, especialmente los digitales. Estos han servido, además, para facilitar la provisión de ayuda a los más vulnerables durante la crisis de la covid-19
El virus empezó a causar enfermedad y muerte en China. Después en Europa. En marzo, en América Latina y el Caribe sabían la crisis sanitaria que se les avecinaba y cómo la estaban enfrentando en los territorios ya afectados. Pudieron, en cierto modo, anticiparse. Numerosos países de la región decidieron confinar a sus poblaciones antes de que la covid-19 matase a sus ciudadanos en los niveles que lo estaba haciendo al otro lado del Atlántico. Con el encierro y las restricciones de movimiento, el empleo se resintió y muchos lo perdieron, temporal o definitivamente. Y con ello, se quedaron sin fuente ingresos. Los Estados respondieron ante la emergencia con ayudas para la supervivencia de los más vulnerables, así como para las pequeñas empresas.
Pero ¿cómo transferir tales subsidios a los que no tienen ni una cuenta bancaria o un servicio similar? Dotándoles de uno. Los esfuerzos de la región para la inclusión financiera, en el pasado y durante la pandemia, han facilitado la provisión de transferencias monetarias a quienes necesitaban apoyo. Así se desprende del informe Microscopio Global 2020, un índice elaborado anualmente por The Economist Intelligence Unit con el apoyo de BID Lab, BID Invest, el Centro para la Inclusión Financiera (CFI) y la Fundación Bill y Melinda Gates. Según este estudio, que analiza cómo 55 países emergentes abordan la inclusión financiera a través de variables como la regulación, las infraestructuras, la protección al consumidor o la estabilidad e integridad financieras, Perú y Colombia son los países que mejores datos han registrado en esta materia en 2020. Les siguen otros tres de América Latina: Uruguay, Argentina y México. Lo que confirma, según el Banco Interamericano de Desarrollo, el liderazgo de la región en tal inclusión. Hay que saltar a la sexta posición para encontrar uno de otro continente: India (Asia).
“Las personas que no tienen acceso a servicios financieros son más vulnerables en las crisis, como hemos visto en esta pandemia. Pero algunos ejemplos en estos tiempos tan duros para la región, nos permiten ser optimistas pues hemos visto los beneficios de la inclusión y la incorporación de la gente a la economía formal”, ha explicado Irene Arias, directora ejecutiva de BID Lab, en la presentación virtual del informe este lunes. Uno de esos exponentes de buenas prácticas en este sentido es el de Daviplata en Colombia, un monedero digital que permite la transferencia de dinero entre teléfonos móviles y que durante la pandemia ha servido para que millones de familias reciban ayudas de distintos programas, como el Ingreso Solidario del Gobierno. “En Dominica hemos visto crecer un monedero electrónico en zonas rurales que ha facilitado el pago en comercios de proximidad”, ha continuado la experta.
De los 55 países analizados por el Microscopio 2020, 44 realizaron transferencias de dinero para los más necesitados por la crisis económica desencadenada por la pandemia y las medidas para frenarla. De ellos, 28 aprovecharon infraestructuras digitales para distribuir los pagos a través de cuentas financieras o dinero móvil, como el caso de Colombia. “En los países donde el sector había invertido en infraestructura financiera digital, los funcionarios tenían canales de distribución digitales que podían utilizar para transferir fondos a los beneficiarios necesitados”, escriben los autores del índice.
Las ayudas han llegado de forma más rápida y eficiente gracias a los esfuerzos en inclusión financiera que venían realizando en esta materia, sobre todo en América Latina y el Caribe. “En Brasil, las ayudas del Estado para los trabajadores informales, las microempresas, autónomas y desempleado han beneficiado a 67 millones de personas desde abril de 2020. Para conseguirlo, la banca pública abrió 25 millones de nuevas cuentas corrientes digitales a gente que no tenía ninguna”, ha subrayado Mónica Ballesteros, consultora de política pública de la Economist Intelligence Unit (EIU), en su presentación del contenido del informe.
Colombia ha cumplido este 2020 los objetivos que se había marcado en términos de inclusión financiera para 2022
En este sentido, la pandemia no solo ha resaltado la necesidad de seguir avanzando en inclusión financiera, sino que ha impulsado una aceleración en este proceso. De nuevo, sirve el ejemplo de Daviplata, que ha pasado de tener cuatro millones de usuarios a 11 millones, según Arias. De hecho, Colombia ha cumplido este 2020 los objetivos que se había marcado en términos de inclusión financiera para 2022, ha confirmado Laura Clavijo, directora de innovación de la Superintendencia Financiera del país.
Ha facilitado, además, los avances que 11 países de los estudiados en el Microscopio han flexibilizado durante la crisis de la covid-19 los sistemas de verificación de identidad digitales para acceder a servicios financieros. “Un análisis atribuye la apertura de 60 millones de nuevas cuentas a nivel mundial a países con un entorno propicio preexistente o a aquellos que adaptaron rápidamente sus normas”, anotan los autores. “Sin embargo, no es suficiente para incorporar a todos y, especialmente, puede dejar fuera a millones de mujeres, que de por sí se encuentran entre la población más vulnerable y que tienen niveles más bajos de acceso a telefonía móvil y de identificación”, advierte el BID.
Para Eric Parrado, economista en jefe del BID, si lo que se busca en la región es crecimiento sostenible, “la inclusión financiera es una obligación". Una que hay que conseguir rápido. Por eso, lanza un reto: “Que para el 2021 o 2022 todos tengamos una tarjeta de débito o una tarjeta prepago, asociadas a una cuenta, corriente o de ahorro”.
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