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Druidesas y súper alimentos

Algas como piedras, cereales antiguos y árboles milagrosos. Del Sahel nos suelen llegar historias de hambre, pero en sus tierras áridas crecen alimentos nutritivos. Las mujeres son sus guardianas. Esta es la tercera historia de la serie ‘Nutridas’, del PMA, recién galardonado con el Premio Nobel de la Paz

Désirée Nguékadjita es la fundadora de una cooperativa de transformación y venta de productos locales de mujeres en Yamena, la capital de Chad.Vídeo: María Gallar / Vídeo Mamadou Diop (WFP)

En el mercado de Bol, los tenderos venden pescados de piel gruesa, grandes espinas y gesto torcido, verduras esmirriadas de tonos amarillos y huevos pálidos con restos de tierra y paja. Aunque la ciudad se encuentra a orillas del Lago Chad, uno de los más grandes del mundo, hay poca variedad de alimentos y estos languidecen al sol.

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Entre el bullicio del mercado, me llama la atención una mujer recostada sobre un plástico que exhibe sus productos en bandejas de mimbre. Atraída por un destello turquesa, me acerco a preguntar. “Es alga espirulina”, me explica señalando las piedras azul verdoso que me han hipnotizado hasta allí. “Es buena para la digestión”. Dobladas por la mitad, al borde del lago, las mujeres recogen esta alga, que contiene un 60% de proteínas. La filtran usando un tamiz y la ponen a secar al sol. Después la resquebrajan hasta obtener un polvo o grandes placas, como las de la mujer del mercado, a las que llaman “dihé”.

Désirée Nguékadjita es la fundadora de una cooperativa de mujeres en Yamena, la capital chadiana. Ella y sus compañeras transforman y venden alimentos locales. “En este taller, producimos harina infantil a base de cereales cultivados localmente. Utilizamos sorgo, fonio, maíz, arroz y soja. El fonio tiene hierro, calcio y magnesio. Para reforzar la harina en vitamina C, añadimos tamarindo. La espirulina y la moringa contienen mucho hierro y son buenas para los niños”, explica. Detrás de ella, cinco o seis mujeres hacen girar unas canastas llenas de cereal y se deshacen de los restos de tierra y otras impurezas que encuentran.

El fonio, ahora tan de moda en España, es un cereal que pertenece a la familia de los “granos antiguos”, que no han sido modificados a través de la historia. Aunque su tamaño es pequeño, su sabor es delicioso y, pese a ser un cereal, es apto para personas celíacas porque no tiene gluten. En Chad se cultiva en el sur y el centro del país y se utiliza, sobre todo, en gachas y papillas.

Alga espirulina.
Alga espirulina.María Gallar (WFP)

Aquí crecen y se producen muchos alimentos nutritivos, pero no todo el mundo los conoce. Nosotras organizamos sesiones informativas para que la gente comprenda que en Chad también hay productos buenos que pueden consumir”, me cuenta Desirée. “Muchas personas sufren malnutrición en este país, pero si madres y bebés comiesen bien, no tendríamos este problema. Cuando comenzamos a fabricar harina para papillas, lo hicimos para atacar el problema de la malnutrición”. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP) apoya la cooperativa de Desirée, para que produzca y distribuya harina enriquecida en los barrios más afectados de Yamena.

Cerca del 13% de los niños en Chad padece malnutrición aguda y necesita tratamiento a base de complementos nutricionales para recuperarse. Una alimentación adecuada durante los primeros 1.000 días de vida ―desde la gestación y hasta que el bebé cumple dos años― previene la malnutrición infantil, cuyas secuelas acompañan toda la vida.

De vuelta al Lago Chad, en la primera línea del cambio climático, las mujeres de Méléa están plantando un bosque para frenar el avance de las dunas hacia sus cultivos. En la tierra árida y cuarteada, los árboles que mejor crecen son unas acacias de imponentes espinas y las moringas. “Las moringas crecen rápido y utilizamos las hojas para cocinar. Como hemos plantado muchas, vendemos parte de la producción en el mercado”, explica Zara mientras desmenuza una hoja entre sus dedos. La tala de árboles para cocinar es una práctica común en Chad, pero la moringa no se corta porque trae beneficios de muchos tipos. Por eso le llaman “árbol milagro”.

Las druidesas del Sahel arrojan ingredientes extraordinarios a sus pucheros. Ingredientes de colores imposibles, con propiedades casi mágicas y, sobre todo, capaces de contribuir a acabar con la malnutrición en uno de los países más afectados en el mundo.

María Gallar Sánchez es responsable de comunicación del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas en Chad. A través de la campaña NUTRIDAS, el PMA, con el apoyo de la ayuda humanitaria de la Unión Europea, nos acerca las historias de cuatro mujeres que luchan contra la malnutrición en Chad.

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