La paz con la naturaleza empieza con una Amazonia sin combustibles fósiles
Es necesario apoyar la propuesta de Brasil de elaborar una hoja de ruta para llevar a cabo la transición integral a las energías renovables

La naturaleza está enojada. Basta con mirar al Caribe, donde miles de personas están intentando rehacer sus vidas tras uno de los huracanes más feroces jamás registrados. Desastres como este, que ya no son excepciones, llevan la huella del cambio climático impulsado por la extracción y uso de combustibles fósiles.
Cuando asumí la presidencia de Colombia, los líderes indígenas me hicieron una advertencia crucial: la paz no era solo con la guerrilla, sino también con la naturaleza. Tenían razón, y el derecho internacional también lo confirma.
En una sentencia histórica emitida en julio de este año, la Corte Internacional de Justicia declaró que los gobiernos están legalmente obligados a actuar contra el cambio climático y que seguir financiando combustibles fósiles —con permisos, licencias o subsidios— puede constituir un “acto ilícito”. La decisión ya está teniendo efectos: en agosto, invocando ese fallo, un tribunal brasileño ordenó la suspensión de una mina de carbón y una central térmica.
Mientras tanto, la energía limpia es cada vez más competitiva. En agosto, la eólica y la solar llegaron a cubrir un tercio de la electricidad de Brasil, reforzando la resiliencia del sistema junto con la hidroeléctrica y aliviando la dependencia del gas. Santiago de Chile tendrá dos tercios de su flota de autobuses eléctricos antes de terminar el año. Y el mundo va en la misma dirección: Europa acordó esta semana acelerar la transición verde, en tanto que China ha puesto todo su peso económico detrás de las tecnologías renovables.
La otra cara de la moneda es que los productores de carbón, petróleo y gas enfrentan un futuro cada vez más incierto. A medida que la energía renovable sustituya a los fósiles, también van a desaparecer los empleos e ingresos fiscales asociados a ese sector. Las regiones que dependen de la extracción de combustibles fósiles necesitarán con urgencia planes para diversificar su economía, formar a sus trabajadores y apoyar a las comunidades afectadas.
En Colombia, cuidar la naturaleza es mucho más que una decisión ambiental: es una estrategia económica y de paz. Donde esto se ha implementado de forma efectiva, antiguos combatientes y comunidades trabajan juntos para proteger los bosques, recuperar los ríos y promover el ecoturismo.
Nada de esto será sostenible sin apoyo internacional. Es por eso que respaldo la iniciativa de Brasil, país anfitrión de la COP30, para acordar una hoja de ruta que permita superar la dependencia de los combustibles fósiles. La respaldan Europa y los países más expuestos a la crisis climática, y debería interesar tanto a productores como a consumidores.
Si actuamos juntos, la transición será más rápida, justa y estable. Pero no podemos esperar a que todos estén de acuerdo: la selva tropical más grande del planeta exige atención inmediata.
La extracción descontrolada de recursos —legal e ilegal— sumada al cambio climático, está llevando a la Amazonia hacia un punto de no retorno. Si lo cruzamos, no solo perderemos bosques de forma acelerada, sino que todo el ecosistema podría colapsar.
Los combustibles fósiles son parte del problema. En los últimos 15 años, la extracción de petróleo y gas en cuatro países amazónicos ha estado ligada a 5.000 incidentes ambientales. Ríos envenenados, suelos contaminados, fauna destruida, miles de personas afectadas… Y la amenaza crece por cuenta de nuevos proyectos petroleros y la minería ilegal.
Los pueblos indígenas han alzado la voz para frenar la perforación. Tras una investigación de un año, los miembros de la red global Parlamentarios por un Futuro Libre de Combustibles Fósiles presentaron un plan de acción para proteger la Amazonia. Este propone no autorizar nuevos pozos de petróleo y gas, fortalecer la gobernanza indígena y crear instrumentos financieros para que los combustibles fósiles permanezcan en el subsuelo.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ya ha apoyado públicamente una Amazonia libre de combustibles fósiles.
Cuando los líderes se reúnan este mes en Belém, a las puertas de este incomparable pulmón de la humanidad, los instamos a sumarse a este esfuerzo. ¿Qué mejor ofrenda de paz hacia nuestro mundo natural?
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