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Columna
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“Vamos a sonreír. Sonreíd”

El éxito de ‘Aún estoy aquí’ es un triunfo para la memoria democrática, pero nos obliga a prestar atención a los abusos que siguen existiendo hoy

Un momento de ‘Aún estoy aquí’ con Fernanda Torres en el papel de Eunice Paiva.
Un momento de ‘Aún estoy aquí’ con Fernanda Torres en el papel de Eunice Paiva.
Eliane Brum

La frase del título es de la brasileña Eunice Paiva, esposa de Rubens Paiva, diputado destituido por la dictadura militar que oprimió a Brasil de 1964 a 1985. Lo sacaron de casa, lo torturaron y lo asesinaron en las dependencias del Ejército en 1971, pero su familia solo consiguió obtener un certificado de defunción después de 25 años de mucha lucha. La historia real de Eunice y su familia se cuenta en el largometraje de Walter Salles Aún estoy aquí, que ha ganado el Oscar a la mejor película internacional. La victoria, celebrada (casi) como la final de un Mundial en Brasil en plena catarsis carnavalesca, encuentra a día de hoy a cinco hijos sin el cuerpo de su padre para sepultarlo; a un país con un presidente de centroizquierda acorralado por la extrema derecha, en gran parte defensora de esa misma dictadura; a ninguno de los cinco responsables identificados castigado, un retraso que ya ha permitido que tres de ellos hayan muerto sin responder por el crimen; la corrosión mundial de la democracia, que quedó explícita en una ceremonia de los Oscar sin ninguna crítica contundente al horror cotidiano practicado por Donald Trump y Elon Musk, como si los artistas abdicaran de su responsabilidad pública y se pusieran espontáneamente la mordaza. La cobardía parece ser una de las crueldades extras del nuevo fascismo.

Muchos esperan que el apoyo y las celebraciones de la victoria unan, al menos por un momento, a un Brasil profundamente dividido, en el que la posibilidad de diálogo está rota. Pero, como recordó en las entrevistas Eliana Paiva, una de las hijas, la película trata de un asesinato brutal. Y de un cuerpo insepulto. Que apunta a muchos otros cuerpos insepultos.

A diferencia de países como Argentina, Brasil no juzgó los crímenes de la dictadura militar. La falta de responsabilización, que hasta hoy permite que los torturados se encuentren a los torturadores en la panadería de la esquina, está en el ADN de la extrema derecha que representa el expresidente Jair Bolsonaro y en el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023. La película premiada, que hace memoria en un país que ha optado por borrarla, es otro pequeño acto de resistencia. “Vivimos en una época en que se está borrando la memoria como proyecto de poder, por lo que crear memoria es sumamente importante”, declaró el director a la prensa tras la ceremonia.

La campaña de los Oscar —y antes otros premios, como el Goya a la mejor película iberoamericana y el Globo de Oro a la mejor actriz para Fernanda Torres, que interpreta a la protagonista Eunice Paiva— ha reventado burbujas y ya ha llevado a más de cinco millones de brasileños a las salas de cine. Por desgracia, esto no se traduce en más horror contra los torturadores y asesinos, que siguen actuando contra los negros pobres en las favelas y periferias de Brasil, en las comisarías y en las cárceles.

La película de Walter Salles se merece todos los premios, pero su éxito de público evidencia que a las élites brasileñas (y mundiales) les sigue siendo más fácil identificarse con una familia blanca de clase media, con una madre de cinco hijos dedicada a su hogar y a su familia. Las investigaciones de la Comisión Nacional de la Verdad revelaron 434 personas muertas y desaparecidas, la mayoría blancas. La dictadura exterminó al menos a 8.000 personas indígenas.

Para ser efectiva, la memoria no puede ser selectiva. Eunice Paiva comprendió que las desigualdades también están presentes en la izquierda progresista. Tras la violencia contra su familia, se licenció en Derecho y trabajó durante muchos años para proteger a los pueblos indígenas y sus territorios en la Amazonia.

“Vamos a sonreír. Sonreíd” es un mantra de resistencia. Eunice Paiva eligió la vida, y esa es la elección más revolucionaria, la que todos debemos hacer en este momento en que la democracia y el futuro humano en la casa-planeta están siendo atacados.

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Sobre la firma

Eliane Brum
Autora de 'La Amazonia, viaje al centro del mundo' (Salamandra). Una de las periodistas brasileñas más galardonadas, en 2021 recibió el Premio Maria Moors Cabot por su carrera. La revista británica Prospect la eligió la pensadora más influyente del mundo de 2025. Es fundadora y directora de la plataforma trilingüe Sumaúma, con sede en la Amazonia.
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