La incertidumbre robada: reflexiones de una joven de 18 años
Los lectores escriben sobre la desinformación, los incendios en California, la muerte de Jean-Marie Le Pen, y el alzhéimer
Empiezo 2025 con 18 años y mucha incertidumbre, no solo sobre mi vida, sino acerca del mundo. Se supone que la incertidumbre es algo bonito, especialmente en esta etapa de la vida, y es símbolo de todas las posibilidades que hay ante una. Pero poco a poco esta se convierte en una certeza de que algo está yendo mal. Cada día es más difícil distinguir lo real de lo falso, desde los vídeos creados por la IA, hasta el fin de la verificación de datos en Meta. La sociedad está dando un giro conservador, algo que me sorprende especialmente en mi generación, que se caracterizaba por tener una mentalidad más abierta que las anteriores. Se están normalizando discursos que en otros tiempos hubieran sido condenados por la sociedad. Dejando el catastrofismo a un lado, creo importante manifestar nuestro inconformismo para que esas voces no parezcan la mayoría ni se conviertan en lo normal. Quiero vivir la incertidumbre de mis 18 años con ilusión y no con miedo por lo que el futuro pueda traer.
Sara Dekker Ríos. Albacete
Devastación
Cada vez se hace más problemático convivir con la naturaleza y sus fuerzas implacables. Un ejemplo de ello es el fuego que está devastando California en EE UU. Esto debiera conducirnos a un debate acerca de qué modelo queremos imponer en aras a que las catástrofes naturales provocadas por la crisis climática no nos engullan —no solo metafóricamente— y hagan imposible el despliegue de nuestras vidas en comunidad. No somos nosotros los que debemos imponernos a la naturaleza, sino que debemos relacionarnos con ella sinérgicamente y bajo un modelo donde las vidas devienen sostenibles. El respeto que deberíamos tener hacia ella es insoslayable: hagamos de este un propósito cumplido para 2025.
Glòria Barrachina Ferrús. Sant Cugat del Vallès (Barcelona)
Un peligroso legado
Con la ultraderecha europea en boga habrá quien lloré la defunción del fundador del Frente Nacional Jean-Marie Le Pen. No es mi caso, solo le recordaré con desprecio. El mundo está mejor sin personas de su calibre que se han dedicado a sembrar el odio. Me habría gustado su irrelevancia. Sin embargo, su legado es una amenaza creciente contra la convivencia pacífica, libre y democrática. Le Pen ha sido, por desgracia, la expresión maligna de ese mundo ambivalente y confuso en el que nos toca vivir.
Enrique López de Turíso. Vitoria
Abandonados
Solo las familias que convivimos con un familiar que padece una demencia como el alzhéimer sabemos lo que significa. No se trata solo del dolor de ver a un ser querido apagarse lentamente, sino también del abandono por parte del sistema hacia estas familias. El número de casos aumenta casi exponencialmente, mientras que las ayudas y los recursos para asistirlas son cada vez más escasos o de muy difícil acceso. Las administraciones deben tomar medidas y apoyar todos estos casos para, al menos, hacer más llevadero el dolor.
Aritz Duran Trigos. Madrid
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