A los hombres heterosexuales de internet no les gustan las mujeres
El ‘body shaming’ de estos días contra Sydney Sweeney y Lalachus ha sido muy sonado, pero cada día se vierten miles de comentarios sobre los cuerpos de ellas
“¿Está interpretando a la señorita Peggy?”, “Una posible candidata a Ozempic”, “Tiene el cuerpo de una madre de mediana edad con cuatro hijos”, “A dos años de la obesidad”, “Cara de mantequilla”, “Sus brazos y vientre están flácidos, su vello púbico muestra barba incipiente, sus piernas necesitan un arreglo, su culito no es firme...”, “¿No está un poco desaliñada?”, “Tiene un cuerpo horrible”. Estos son solo algunos de los comentarios que compartió la actriz Sydney Sweeney en su cuenta de Instagram a raíz de la publicación de unas fotos en bikini que le hizo un paparazzi en su casa de Florida. La estadounidense, de 27 años, famosa por su papel en la serie Euphoria y que acaba de terminar de rodar una película sobre la boxeadora Christy Martin, quiso responder a ese body shaming sin palabras: expuso los mensajes en su perfil y añadió clips de vídeos en los que hacía deporte.
Un caso similar ocurrió cuando se supo que Lalachus daría la bienvenida al año nuevo con David Broncano en TVE. Los comentarios sobre su cuerpo llenaron el patio de Elon Musk: “Carne de infarto”, “La han puesto ahí a dedo por ser mujer, de izquierdas y gorda”, “En vez de 12 uvas van a ser 12 brazos de gitano”... Uno de los que más se movió fue el del agitador Bertrand Ndongo, del círculo de Vox, que decía que por fin comería fruta y las 12 uvas serían para ella “el comienzo de una vida saludable”. Como Sweeney, Lalachus se defendió, fue en La revuelta con un discurso muy aplaudido: “Tengo el papo muy gordo, por donde me he pasado todas las críticas”, dijo. Y añadió: “No hay ni habrá nadie en el santo mundo y en el universo que pueda quitarme un mínimo de ilusión de presentar las campanadas en TVE”.
Por aquí se pasa @lalachus2 las críticas de estos días por presentar las Campanadas. #LaRevuelta
— La Revuelta (@LaRevuelta_TVE) December 11, 2024
No puedo ser más Team Lala. pic.twitter.com/Gn4wh8HhfH
Los casos de la actriz Sydney Sweeney y la humorista Lalachus son los últimos sonados, pero cada día hay miles de hombres comentando en sus perfiles de redes sociales (en público) y en aplicaciones de mensajería (en privado) los cuerpos de las mujeres sin ningún tipo de pudor: porque son gordas, porque son flacas, porque tienen tetas grandes, porque tienen tetas pequeñas, porque tienen arrugas, porque se han hecho un tratamiento para quitárselas... “Es agotador”, respondió la también humorista y presentadora Eva Soriano en su programa de Europa FM: “Ha habido personas que han decidido escribir mensajes sobre el físico de las presentadoras de televisión que van a dar las uvas. Más que las campanadas, parecen el pesaje de la UFC. Ya no es el punto de que no te gusta un perfil de tía en concreto, es que al final, lo que pasa es que no te gustan las tías. Ya está bien”, apuntó.
“Estos discursos muestran lo engañados que están muchos hombres con respecto al cuerpo de la mujer. Han pasado tanto tiempo consumiendo porno e imágenes hipereditadas de mujeres que han olvidado cómo es una mujer de carne y hueso”, escribió la periodista Taylor Lorenz en User Mag, su boletín sobre cultura online y tecnología.
Por suerte, la mayoría de las veces, las publicaciones misóginas son contestadas y denunciadas —también en las propias redes sociales—: “Las tasas de natalidad bajan porque hay hombres con cuentas anónimas que se horrorizan al ver el aspecto de Sydney Sweeney, o de cualquier mujer, cuando no están posando con iluminación, peluquería y maquillaje profesionales”, escribió @Stsantek en X. En la misma línea, @BarlowAdams tuiteó: “La discusión sobre las fotos de Sydney Sweeney refuerza que una gran parte de esos incels enfadados son incapaces de conectar sexualmente con las mujeres porque ignoran que los cuerpos de ellas son cuerpos humanos y están sujetos a las leyes de la física y la biología”.
No está de más recordar en las fiestas que vienen que mucha gente sufre por este tipo de comentarios. Las críticas sobre los cuerpos siempre sobran: influyen en la autopercepción y acaban creando complejos.
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