_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Matar a Europa para salvar a Europa?

El plan Meloni no es una solución, sino una extraordinaria operación de marketing para normalizar el rechazo al diferente y traicionar nuestros valores. Que no nos engañen

El campo de refugiados de Shëngjin, Albania, al que Italia está trasladando inmigrantes.
El campo de refugiados de Shëngjin, Albania, al que Italia está trasladando inmigrantes.Alketa Misja (dpa/picture alliance via Getty)
Berna González Harbour

Atención, cuidado: los líderes europeos se han olvidado de lo que representan y debemos recordárselo. Por favor, líderes, lean esto: artículo 19 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea: “Se prohíben las expulsiones colectivas”. Artículo 18: “Se garantiza el derecho de asilo”. Etcétera.

Pero esto es más grave. Su problema de memoria acucia y no solo alcanza a esta Carta que deberían tener ya injertada como un chip en sus volubles cerebros, sino que alcanza a los orígenes mismos de la Unión que nos protege, nos alberga, nos hace más fuertes y nos proyecta como ejemplo de una experiencia de paz envidiada en todo el mundo. Esta comunidad nació precisamente para paliar la debilidad del continente tras la II Guerra Mundial, para evitar otra, para garantizar la paz y el bienestar y forjar un territorio seguro. Decir Europa era como decir “casa” en esos juegos en que uno podía desbocarse entre peligros que acechaban hasta subir al peldaño adecuado que te libraba de ellos. Eso incluyó acoger a quienes huían del Este, población desafortunada que cayó bajo el manto frío del comunismo, y también a los españoles que necesitaron un horizonte decente que no les daba el franquismo. Más tarde, a quienes lograron cruzar el Mediterráneo en su huida de la guerra de Siria. Etcétera.

Hoy, numerosos líderes de todas las ideologías (promueve la Italia posfascista, pero aplaude la socialdemocracia danesa o la derecha española) traicionan los valores europeos para salvar, supuestamente, a Europa. La creen amenazada por musulmanes, africanos o asiáticos a cuyos antepasados —en general— antes saquearon los nuestros hasta dejar sus países temblando, sin recursos. Y son capaces de ignorar el drama demográfico que se avecina si todos envejecemos sin relevo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El plan de Meloni para expulsar migrantes a Albania no solo no es solución, como no lo era el plan británico de echarles a Ruanda, y su única eficacia es la ideológica, porque es solo una exhibición de fascismo, una extraordinaria y carísima operación de marketing para normalizar el rechazo al diferente. Alzar la bandera de la ultraderecha y establecer al otro como un paria al que no debemos tolerar es el objetivo de una política desalmada que en última instancia busca destruir y traicionar precisamente la Europa que conocemos, y no salvarla. Que no nos engañen.

Tras el fin de la Guerra Fría, los ingenuos confiamos en que el espíritu de libertades iba a contagiar a las dictaduras que pervivían. Por el contrario, es el modo tiránico el que ha permeado nuestras democracias. Lo argumenta con mucha razón Anne Applebaum en su próximo libro, Autocracias S.A. Nos queda rogarlo: no traicionen a Europa, no nos hagan tan parecidos a Trump. Una decisión judicial basada en una sentencia previa del TJUE truncó ayer el estreno del plan Meloni. Gracias a Europa. Aún.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_