La pobreza infantil en España

Somos el segundo país europeo con el mayor porcentaje de pobreza infantil, según varios estudios. Una de cada cuatro familias españolas con niños sufre este mal endémico y que seguramente tiene mucho que ver con la falta de una necesaria reestructuración de los servicios sociales básicos. El paro influye mucho, pero incluso familias en las que trabaja al menos uno de los progenitores ven imposible llegar a fin de mes y mucho menos atender un gasto extraordinario. Ahí es donde no me importa que lleguen mis impuestos, si se hace con rigor y cierto control. Y gracias a los bancos de alimentos y a muchas ONG que ofrecen ayuda y su tiempo con miles de voluntarios, el problema no es todavía acuciante. La pobreza infantil supone un buen termómetro para ver cómo avanza un país, y el nuestro en esto va muy, muy lento.

Luis Solanas Cebolla. Zaragoza

Problemas a la izquierda

Soy una joven de 20 años que sabe lo que es la política, la democracia y el compromiso. He votado a la izquierda en estas europeas con el objetivo de que no ganara la extrema derecha pero creo que hace falta autocrítica. Me da la sensación de que la izquierda no está sabiendo afrontar retos o desafíos solo se protege en el “no votéis al fascismo” y solo con eso no se gobierna. Sigo siendo progresista pero después de lo visto no reconozco a la izquierda. Como leí en un titular ni podemos puede ni sumar suma. La izquierda unida sí que suma y puede.

Marta Pérez de las Bacas. Madrid

Deporte sano

Hace poco se han disputado las grandes finales del fútbol europeo. Dentro de poco comienza la Eurocopa y después los Juegos Olímpicos. El deporte es una actividad física que se realiza por gusto, diversión, ocio y salud, pero cuando todo esto queda apeado en pos de lograr triunfos a cualquier precio y el dinero marca el ritmo deja de ser deporte para convertirse en negocio. No solamente me refiero al deporte profesional; principalmente pienso en los niños, que juegan como finalidad sin esperar triunfar.

Isidro Carmona. Madrid

El alto precio de la información

Que el actual conflicto en la franja de Gaza pasará a la historia como un genocidio es obvio, pero figurará en las crónicas más dolientes y tristes fruto del arriesgado oficio de los reporteros de guerra que, por desgracia, en tantas ocasiones pagan con su propia vida. La denuncia sobre el terreno de la barbarie que es capaz de llevar a cabo el ser humano ve la luz gracias a los denodados esfuerzos de estos profesionales, que trabajan para que el mundo pueda tomar conciencia de los estragos que provocan los señores de la guerra con sus mentes delirantes. A nosotros nos queda, cuando menos, la facultad de reconocer y apreciar su valioso trabajo.

Félix Jiménez Fernández. Madrid